TITO, PADRINO DE BODA.
De
aquel primer viaje y estancia en esta casa, en la que yo vivía con mi abuela y
mis tíos Petra y David, además del
trágico accidente, recuerdo mucho de lo que Tito contaba de sus
andanzas por la villa.
Buscó
a un tal Cándido Riaño, “Contreras”, por encargo de su padre, por haber sido su
mejor amigo. Gran alegría la del Sr. Cándido. Le habló muy bien de su padre,
Primitivo, hijo del “Carruchero”, de lo inteligente, (de analfabeto como he leído en un reportaje
de periódico argentino, nada) trabajador y buen labrador que era. Habló con más “viejos”
(entonces se era viejo antes), el señor. Serviliano Pérez, Pablo Allende,
Vicente Méndez, Aurelio Núñez… En todos los mismos elogios y la misma
coincidencia de trabajador, inteligente, buena persona.
Cuando
regresó a San Rafael le llevó a su padre esa embajada y fotos, que le hicieron
feliz.
Después
de aquel primer viaje, septiembre 1952, volvió la familia el año 1961. Había
aumentado. En 1953, nueve meses después de la estancia en la villa, había
nacido Eduardo. Manuela, la niña del
cincuenta y dos, en el sesenta y uno andaba por los 18 esplendorosos años. Era
por San Roque. Causó revuelo en el pueblo. Recuerda Sara que, novios recientes
y esporádicos entonces, le di plantón por acompañar a la prima de la argentina.
Yo hubiera ido muy a gusto con las dos, “una
morena y una rubia”, pero entonces aquello no se estilaba. Además las
chicas habían de salir de casa acompañadas.
La
fiesta, todavía por entonces, era correr como tontos delante o detrás de las
vacas, hasta el oscurecido y, a continuación los bailes, con entrada, y el cine
(había otra sesión después de cenar) hasta antes de las doce. Luego cena y
cama. A descansar para correr al día siguiente.
Los
mozos íbamos al baile con buenas sudadas.
Yo recuerdo que, como vivía cerca de la plaza, entraba por los
corralones y me pegaba su chapuzón en el pilón del corral. Recién se había
metido el agua corriente, o sacaba un caldero del pozo.
Manolita, a pesar de tantos como le pedían
baile, (yo la dejé y fui a buscar a Sara, que me hizo pasear un rato por San
Pedro en castigo por el retraso) lo que la aturdía un poco, a media sesión se
marchó para casa (en aquel segundo viaje ya se alojaron en casa de tío Paco,
con Carmen y Nana), porque no soportaba el olor a sudor de los bailadores.
Aquel
viaje fue rápido, habían venido en avión. Estuvieron aquí pocos días.
A
finales de junio de 1967 supimos que la familia Chimeno Codó andaba por España.
Entre otros lugares irían a Tremp, en Lérida, de donde era originaría la
familia de Rosita. Como Sara y servidor, habíamos decidido casarnos, ¡qué mejor
padrino de boda!
Tito
lo aceptó gustosísimo.
Fuimos
a pie desde San Pedro a San Nicolás, como era tradicional, pero, a la salida, después de toda la sesión de fotos ( ya tenían
cámara, mi hermano, nuestro cuñados Manolo Alonso, Ángel Riaño…; Tito traía una
filmadora, que manejaba Eduardo, de 14 años. Tenemos filmada, con sonido,
incluido el sermón de D. Primi, toda la ceremonia), ya nos esperaba un cochazo:
el “Valiant” rojo que Tito había traído de la Argentina. Rosi y
Carmela lo habían decorado con unas cintas blancas sobre el capó y un ramico de
alhelíes y rosas del jardín de “las Bachicas”.
En
esa boda ya no se corrió el bollo, Después de la ceremonia hubo un refresco en
lo de arriba del bar Burgos. A los novios nos llevó el padrino a Zamora para
hacernos las fotos de estudio. Tardó 28 minutos en la ida. La comida fue en el
entonces restaurante “La Granja”. Sarita, suele recordar, cuando estamos en familia,
a propósito de mi buen apetito, que cuando nos casamos, en el banquete, empecé
a comer la merluza, cocida sin más, sin añadirle las especias.
. Publico dos fotos: una por
ser en la que mejor se ve al padrino, aunque, medio oculta por la puerta no se
pueda apreciar la belleza y el estilazo de la novia, que parece lo es de hace
poco; y la otra de los novios. Entre ellos la también bella hermana Rosi.
Pues
gracias a Tito, creo fuimos la primera boda que tuvo coche en la iglesia.
No
crean: mala cosa. Marchar el día después de luna de miel a Burgos, a casa de
prima Gracia Alonso Núñez, en la Vespa,
fue más duro. Aunque era verano, se levantó el “burgalés” de cara, no llevábamos más que
un jersey. Llegamos heladicos, aunque paráramos en la solana de algunos
pueblos.
El
próximo capítulo, s. D. q., lo dedicaremos a contarles el currículum vitae
De Waldino, y de alguno de sus
sobrinos.
Pueden creer que colgar estas fotos me haya llevado dos horas, en sesión vermut y después de comer.
No tengo escaner. Pido las escaneen, las tengo en papel, y me las mandan por correo electrónico. Consigo colgar la del coche, mandada de distinta manera. Pero con esta de los novios no había forma. Recurrido a dos informáticos familiares, nada. Al fin, conectado en paralelo con mi nieto Fernando, éste que es un artista, a base de reenviársela y mandarla desde otra cosa que no PDF, lo conseguimos.
Por lo tanto: o me compro un escaner y aprendo a escanear y colgar, o me temo que pocas fotos más van a aparecer. Además en las de papel estamos más guapos. Tengo la opción de mi hermano Pablo y su cámara, para hacer fotos actuales, que esas sí que desde el correo las sé colgar.
El de las gafas que aparece al fondo es Tomás Alejos de Prada, conocido como "Tarzán". Se la dedico a su viuda e hijos.
Cuando veo estas fotos y me miro al espejo comprendo por qué Eugenio Astudillo, pasados 35 años sin vernos, me reconoció por la voz.
¡Menos mal que tenemos unos nietos, rubios y no tanto, que son un consuelo! Perdonen la "mieja" de vanidad.
1 comentario:
muy chulo todo. Las fotos estupendas
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