jueves, 24 de julio de 2008

A TEQUE RETEQUE.

Disculpen los visitantes de esta particular revista electrónica (no me da la gana decir blog. Estoy harto de tanto anglicismo)mi temporal absentismo. La culpa es del melonar. Me empeño en dos cosas difíciles: conseguir sandías y melones con estas primaveras tan frías, y lo frioleras que son las curcubitáceas. (¡vaya pegote de cultura botánica!), la segunda: que sean ecológicos. ¡la madre que los parió a los abrojos y agenijos!. Gracias a las ayudas he podido con ellos. Y no del todo. Trabajo me ha costado. Llegaba a casa "desgabanao", sin ganas de escribir.
Cuando en el programa de fiestas lean mi remembranza, "Aquellos San Roques", encontrarán un montón de localismos. Siempre los he utilizado en mis relatos costumbristas, pero ahora padezco un nuevo sarampión de las palabras y dichos locales: estoy releyendo el libro sobre el vocabulario villalpandino de Luciano López Gutiérrez, el hijo de "Luci, el Tobo", trabajo filológico de categoría. Se lo recomiendo, aunque sólo sea para leer las definiciones, para que no les dé verguenza decir, ¡arrea!, renacero, llágano, meguero, lambrucio, esguarniao, etc. etc. Les aseguro que es dificil encontar sustantivos, interjecciones, adjetivos, verbos,... tan definitorios.
¿De qué otra forma voy a decir que Álvaro está en la nave "arremangando" la cebada con la pala?, ¿o que un pollo está "mantudo" y "entortumido"?, ¿o que la rastra "aparva" por culpa de las "garamatas"?. ¡Doscientas treinta palabras!. ¡Tela!. Debemos utilizarlas y no dejarlas morir.
Me estoy yendo por las ramas sin ir "al consonante" del título. ¿Qué a teque reteque?. Las instalaciones de la Cooperativa cerealista Agrinza.
¡Qué añazo!. No habíamos conocidos una cosa igual. El tiempo ha venido tan a derecho, lluvias a principio de otoño suficientes para una loca sementera, luego otro poco a mediados de noviembre para que se naciera todo, invierno escaso de precipitaciones (en contra de la garrulería, ¡cómo debe de ser!. Recuerden que sobre esto he escrito), ¡y la primavera!: marzo frío ventoso, endemoniao, como es su obligación, ¡pero abril y mayo.........., "que son las llaves del año", y junio sin calores para rematar,..... . A esto se unen las nuevas técnicas y variedades de cebada, sobre todo, y trigo. El resultado: que nunca he disfrutado tanto yendo en la cosechadora, no viendo el suelo, viendo como tragaba mieses "a gorgollón", como se llenaba la tolva cada poco. ¡qué gozada!.
A principio de campaña, en el foro Villalpandinos, apareció una difamación contra la Cooperativa, intentando hacer daño. Pues, ¡menos mal!: el año pasado recibieron 18 millones de kilos. Ahora ya van por los 30. Tienen todo lleno a "teque reteque", hasta la nave del abono. Como en las naves y botes no cabe más, están echando montones de cebada, trigo, avena, centeno en el exterior, en la playa, sobre al alfalto, incluso sobre tierra. De ahí están cargando camiones para el "primo de Zumosol", Cobadú, la Cooperativa hermana, o mejor, tía rica.
Es de justicia elogiar el funcionamiento de Agrinza: ¡qué capacidad de recepción!. Entran camiones y remolques como idem, desde las cosechadoras, y apenas ha habido colas. ¡y qué eficiencia la de los tres trabajadores...! con jornadas de 8 de la mañana a 9 de la tarde. Tomás, Pasca y Nacho son "figuras".
Para otro año con la subida del abono y el gasóleo, ¡Dios dirá!. Ahora disfrutemos todos de que nuestra comarca cerealista ha dicho este año, -"allá voy". ¡Con lo necesarios que son los granos en el mundo....!