viernes, 27 de enero de 2017

DESPOBLACIÓN Y LA RESIDENCIA DE ANCIANOS.


         
      A propósito de la noticia. Opinión de hoy, sobre arreglo de tres viviendas, antiguas casas de maestros. Leo y participo en comentarios en Facebook.

     Aparte de lo allí apuntado, (absurda especulación inmobiliaria desde años ha, a la que se pudo poner coto, absentismo de funcionarios, empleados y trabajadores, muchos en total) ya no me puedo callar en lo de la Residencia de Mayores.

    Como concejal formé parte,  Secretario, de la Junta Directiva del primer patronato. Redacté el Acta Fundacional. Creo necesario escribir algún día toda la historia. Ahora seré conciso.

    Cuando, por fin se terminó la obra, superados parones por falta de dinero. Empezó a funcionar la residencia sin un duro y a débito todo el equipamiento y amueblado. En poco tiempo, de los beneficios de la actividad, se fue pagando todo.

     Con no muchos años, se fueron realizando importantes mejoras, como la lavandería en la calle de detrás; se compró la casa de Claudio Carricajo "Santines", en cuyo solar se realizó una importante ampliación. Esto todavía, en los tiempos de Carmen. De entonces para acá, ¿no ha seguido generando beneficios?

    La Fundación que la rige, según el artículo primero de sus Estatutos, ES UNA ENTIDAD SIN ÁNIMO DE LUCRO, como corresponde a cualquier actividad de las "Hermanitas de los Pobres, o de la Caridad". Entonces, ¿cómo se explica que sea la más cara de la comarca?

     Sí, sé las hay privadas, de superlujo, más caras. Si bien ésta anda por el escalón de arriba. Los tres mil euros mes que puede llegar a pagar algún matrimonio, la hacen prohibitiva para los de menos recursos o propiedades.

    Esa es la causa de que haya residentes locales, que la han ido abandonando, y de que otros, de los pueblos comarcanos, límitrofes, que preferirían Villalpando, se vayan a Benavente, Villanueva, Cañizo e incluso Villaralbo o Valdemoro.

    Debería ser labor de la oposición municipal, que tiene representación en el Patronato de la Fundación, tomar cartas en el asunto para conocer la situación económica: revisión exhaustiva de la contabilidad, (yo poseo la B del año 1998) ingresos, gastos, entre ellos la aportación que recibe la Congregación de las Hermanitas de los Pobres (vayan a Modesto de la Fuente o Pozuelo de Alarcón y verán).

    Y si dichos ediles/edilas carecen de tiempo para esa labor, pueden comisionar a persona capaz que esté dispuesta. Pienso que en esa casa existe mucho que arreglar. Por ej.: no sé si ahora recibirá ayudas públicas, o de ONGs, como Cruz Roja, en un pasado sí. Ello unido de ser institución de carácter benéfico asistencial impide que actúe con criterios economicistas, empresariales.

     En el campo de la atención geriátrica estamos en mantillas. El atender a los mayores en sus domicilios, a la par que en residencias, es un filón de puestos de trabajo. Eso se podría coordinar por estas mismas instituciones, la Fundación la Inmaculada, por ej., o mejor, por los ayuntamientos de las cabeceras de comarca en colaboración con los CEAS y las Diputaciones.

     ¡Qué gran labor! en este campo podría realizar esta Corporación si tuviera capacidad y dedicación. Ya sé que es pedirle peras al olmo, que lo fácil es salir en el periódico y en el Facebook con motivo de arreglillo o de visita, pero al menos que conste.
   

domingo, 22 de enero de 2017

¡VAYA MAÑANA!


   Voy a la Residencia intentando llegar a la misa de don Primitivo y visitar a los muchos conocidos. No sabía la hora. Acababan de salir.

   Intento, como vengo haciendo desde años ha, pasar al salón a darles el "aeo", decirles hola, un gesto, una caricia, unas palabricas, que sé que les viene bien, que lo agradecen.

   La señora de la portería me dice que no se puede pasar, que si deseo visitar a alguno lo llaman para que salga a la sala de visitas, que a quién deseo visitar. Lo mismo me corrobora la "Sor". Le digo que en principio a mis primnos, Primi, a Carmen, a Visi Martín;  Visi Hidalgo, toda la vida vecina por Los Corralones,  a África, al "Mellao", a Concha Tocinera, a Dora, a Pablo Barrios, a la pastora de  de santa Eufemia, a Palmira "Tachuelera", a Consuelo Méndez, María la del "Monte"a Agustín "Melón, a Neme, a la Urueña de Tapioles, a la Badallo de Cerecinos, a la Díez de Villamayor... ¿Me los sacan a todos juntos, o uno a uno?

    ¡¡Por favor!!: de lo que se trata es de hacer el recorrido y lo dicho: unas palabricas, un gesto. ¡Pues nada!: que les vaya bien.

     Voy al Toreo. Allí al Maestro dormita mientras se le cae el moco. -¡Pues hoy está mejor!: si le ves hace unos días. Ha tenido un gripazo de miedo. Miro las fotos que cuelgan de las paredes. Me pregunto: ¿es el mismo de las tardes de gloria? ¿Dónde están todos los que se le arrimaban, todos los que se aprovecharon de él, incluso para lo más vil?

     En el bar de su sobrina, al menos calor no le falta, comida y un tazón de leche por la noche. Pero, ¿cómo estará  su alquilado piso cuando vaya por la noche a la cama? ¿Quién le lleva al médico? ¿Quién le compra las medicinas? ¿Quién..?

     Me consuela saber que una buena persona se ocupa de él, en lo que puede, pues trabaja. Es el amigo más fiel en los últimos años, su mozo de espadas y de ibuprofenos.

      Después de mucho rato de charlas, me entero en el "Toreo" del "oberbunkin" en el tanatorio. Allí están "Angelito Barril" y un hombre de Villamayor. Cuando saquen al primero, traerán a Ismael el de la "Granja". Y me entra mucha tristeza.

     Ángel Boyano Alonso, el cuarto de los mocetones "Barriles", era mi primo. Estuve en adolescente en su boda. Estuvo en la reunión de todos los Alonsos, Henar tiene la foto. Nos teníamos cariño.

     Ismael González Temprano, un hombre siempre elegante por el que parecía que no pasaba el tiempo. Conmigo siempre atento y cariñoso. En aquel su pequeño bar "La Granja", en la carretera de Madrid, fue en el que primero empezaron a entrar las chicas y mujeres. ¡Cuántos recuerdos de bailar en el verano en aquella terraza, al comienzo del Camino de la Casa! ¡Cómo lo fue ampliando hasta convertirlo en un buen restaurante! En él fue nuestra comida de boda. Allí paraba Auto-Res. ¡Cuán amigos toda la vida..!

     Aunque hace tiempo que no escribo necrológicas, no sufran por el negocio del "Santa María" En las últimas semanas los "clientes" han sido de Cerecinos, Villamayor, Castroverde, También de la Villa, aunque no fueran residentes, Luis Redondo, marido de Pepita Gallego Lobato, la mayor de la "señá" Ciriaca; Manolo López Blázquez, el de la exdehesa,  (qué error aquella deforestación, enterrado ayer en Tapioles, el pueblo de su esposa Avelina Urueña.

     Ya hace mucho tiempo que de la residencia me llegan quejas, sobre todo en cuanto a admisiones, horarios, cuotas... Harto de ser el que siempre  dé la cara, ya ven que ni mú. Y así voy a seguir. No obstante quien tenga alguna queja que dar, aquí está el micrófono.

     Pienso, no obstante, que quizá podría ser llegado el momento de replantearse el funcionamiento de esta institución. De las concejalas del "Feisbuk" nada espero. Si acaso podría tomar cartas en el asunto, de forma discreta, sin salir en el periódico, la Asociación por la Defensa de la Sanidad.

     En nuestro tardío horario de almuerzo, todavía me da tiempo a dar un paseo por el río con Pablo y María. Ya en casa "Fores" me recibe con gran alborozo, los conejos se ponen de manos, canta el "quico", Sara tiene rica comida y Edu ayer quedó primero en la carrera de Toro.

    Paz, justicia  y bien a todos.

   

   





 

sábado, 21 de enero de 2017

LA PRESENTACIÓN.


                       

      ¡Bien!: Lo primero, como ya hice allí, agradecer de corazón la presencia de las señoras y señores del club de lectura, más de quienes fueron de exprofeso a la presentación; agradecimiento muy sincero a Diego, el Bibliotecario promotor y organizador del acto. La presencia institucional de “Chema” y Laura, no la olvidaré. Ya antes, en su labor de gobierno, había tenido pruebas de su rectitud y ruptura con negativas actitudes pasadas.

      De mi familia valoro el cariño de todos, (los ausentes lo fueron por la distancia y el trabajo) pero de quien más de Inés, Edu y Hugo. Allí los pobres niños aguantando los rollos del abuelo.

      La ausencia de Ángel Infestas fue suplida, en parte, por su presentación escrita, leída por Diego.

      ¡Bueno!: la verdad es que por parte de todos parece como si hubiera existido un acuerdo tácito de no meternos en las profundidades de las que tan lleno está el libro, y menos en escabrosidades. Comentamos la foto de la portada. Narré, lo más sucinto que pude el episodio de la noche del 19 de julio, en que hubo el primer muerto, un muchacho de 19 años; a instancia de Diego comentamos la foto del ciclista. Previamente repartimos libros para que la vieran los asistentes. Ocupa una página entera. Un muchacho de 17 años con su bici de carrera en Zamora. Pudo ser en el mes de junio de 1936. Era el mensajero de la Gestora Municipal. Llevaba papeles a los pueblos y a la capital por aquella carretera de piso de piedras y tierra.

      En torno a esa foto quise recordar los horrores de aquella guerra. Que a ese adolescente, después de casi cinco meses, de julio a diciembre, en aquella inmunda y hacinada cárcel, lo fusilaran, me chirria; y más cuando ya habían matado al otro hermano dos años mayor.

      Y es que todas aquellas barbaridades sucedieron ayer por la mañana, que todavía vive alguna hermana de fusilado, y de muerto en el frente; que este muchacho era de la edad de mi tía Lola; que conocimos a padres, hermanos, hijos…  

      No quise allí explicar, además es obvio, la intencionalidad del libro. Lo dice el título “La otra historia…”, libro, según Ángel Infestas, “necesario y acertado para intentar comprender lo que pasó en nuestro pueblo, para  que acabemos de superar las actitudes y conductas que lo provocaron”. Insisto en su afán moralizante y pedagógico, aunque sea nadar contra corriente.

      Cuando aquí llega un forastero y se interesa por nuestra historia, como le ocurriera a Jesús Torbado en su viaje por “Tierra de Campos”, una “Tierra mal bautizada”, enseguida le van a soltar que fuimos los primeros del mundo bla, bla, blá…

      Llevo años intentando que nos apeemos de los falsos oropeles. En ello está de acuerdo el Profesor don Manuel Muriel Rivas cuando afirma “que es absurdo y nocivo para la formación del espíritu humano cualquier tipo de nacionalismo y chauvinismo, sobre todo si este no viene acompañado de los valores de la tolerancia y respeto al que es diferente”.

      El quid del asunto es: nuestra pretendida religiosidad (lo del voto, diez parroquias, tres conventos, no sé cuántas ermitas y cofradías..), a lo largo de la historia, ¿nos ha hecho distintos,  mejores? ¿Se ha notado en la convivencia, en la solución de los conflictos de intereses? Lean “La otra historia…” y obtendrán la respuesta. Para animarles a deglutir el libro, aunque sea de difícil digestión, ahí les va un aperitivo.

      Estamos en la primavera verano del año 1904, la clase obrera víctima de la miseria, la injusticia, ya no puede más. Estalla por toda la región la revuelta campesina. Los jornaleros se asocian,  reúnen, acuerdan unos salarios y condiciones de trabajo que los patronos (también unidos en asociaciones) no aceptan; van a la huelga, se amotinan, de las capitales salen a los pueblos más importantes, como en el caso de éste, numerosas fuerzas de la guardia civil  para hacer “respetar” el derecho al trabajo de los no huelguistas…

      Les transcribo algunas de las reacciones de los Patronos y de las Autoridades:
     

      1º.- El Alcalde disolvió dos veces las reuniones que, con arreglo al reglamento, celebraba aquella, a pretexto de que no se le había avisado con la anticipación debida, llegando por tal motivo a instruir un sumario, que se ignora si fue o no sobreseído.

      2º.- Ordenó la detención de algunos socios por cantar himnos socialistas.

      3º.- Al Secretario de la Asociación obrera, vendedor ambulante, a quien antes de pertenecer a la sociedad no se le ponían trabas en el ejercicio de su pequeño comercio, se le sitia hoy materialmente por hambre.

       4º.- Se prohibió al guarda municipal del ganado vacuno cuidar una vaca propia de un pariente próximo de dicho Secretario, obrero también asociado.

        5º.- La proscripción de los asociados a los cargos de agentes de la Autoridad municipal, que muchos de ellos solicitaron.

     6º.- La expulsión de los obreros pertenecientes a la Asociación de los trabajos que realizaban para los patronos, colocando en su lugar a los que se separaban de ella.

         7º.- El desahucio de que fue objeto un asociado, tan solo por serlo, de la huerta que llevaba en arriendo, a pesar de pagar puntualmente la renta.

          8º.-El haber dejado los patronos de cocer el pan, como de antiguo venían haciéndolo, en los hornos de los asociados.

      Ahora les copio un fragmento de la proclama que los obreros de la Asociación de Jornaleros de Villalpando manda a los compañeros de los pueblos próximos:

   ¡Trabajadores del campo! Los que no estáis asociados, no traicionéis la causa de los oprimidos, que somos todos los que dependemos de esta gente tan poco cristiana, que ha venido alimentándonos con pan y cebolla, como recompensa al excesivo trabajo que hacemos en la siega y en la era.

“Esta gente tan poco Cristiana” (en otro pasaje afirman los jornaleros que la clase burguesa de  Villalpando es la peor de la comarca; la familia más rica poseía en su casa un oratorio particular, donde les decía misa a diario en cura retirado, particular y viejico, por cuatro perras) patronos, autoridades civiles y religiosas eran las mismas que ese año “refrendaron”, por cuarta vez, el voto concepcionista.

Contra aquellos numerosos curas,  aquellas cofradías, aquellas parafernalias (nada que ver con los pocos actuales y las benéficas  Cáritas y Manos Unidas, por ej.), ¿cómo no volverse anticlericales las masas jornaleras?


  Les animo a que lo lean con atención, con el fosforescente en la mano, para remarcar lo más llamativo. Esos hechos tan dolorosos son nuestra historia de verdad. Ese cainismo es lo que hemos de superar.

jueves, 19 de enero de 2017

TEXTO DE ÁNGEL INFESTAS GIL


   Pues resulta que en un "traspiés", Ángel se ha fastidiado un tobillo, que le impide desplazarse esta tarde noche a la presentación. Él, en persona, no estará, pero si su pensamiento, su palabra.

    Para los ausentes de dentro y de fuera, copio ahora el texto que leeremos esta noche en la Biblioteca. Les ruego lo lean con atención, aunque los elogios  sean excesivos, está a la altura de su gran talla moral e intelectual. ¡MUCHAS GRACIAS ÁNGEL!

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                        LA OTRA HISTORIA DE LA VILLA. AÑOS 1904 AL 1939

    A estas alturas resulta ociosa la presentación del autor de este libro. Su preocupación por el pueblo y su interés por su historia han quedado plasmadas en varias publicaciones que nos permiten guardar el recuerdo de personas, costumbres,, hechos y dichos de nuestro pueblo.

    Para Agapito y para mí también resulta obvia mi presencia en este acto. Nuestra amistad es tan larga como nuestros años, y se ha mantenido a través del tiempo y de la distancia, pues se basa en un aprecio mutuo y en muchos recuerdos compartidos. Por eso, cuando me invitó a presentar este libro, no sólo no quise negarme, sino que acepté gustoso su invitación.

    Yendo al libro, su mismo titulo La otra historia de la villa, deja claro desde la portada que no se trata de una simple reedición del publicado hace más de diez años, que trataba exclusivamente de las trágicas consecuencia de la guerra (in)civil. En cierta medida, en esta edición, amplia la perspectiva.

   Por una parte, rastrea hacia atrás en busca de los factores (mísera, ignorancia, injusticia, fanatismo, intolerancia...) que provocaron aquellos acontecimientos y que tuvieron una manifestación admonitoria en el enfrentamiento entre jornaleros y labradores (todos ellos campesinos) en el verano de 1904.

    Por otra, desde un punto de vista historiográfico proporciona al libro un enfoque que pretende ir más allá de los hechos que describe. Con demasiada frecuencia, se reduce la historia local a contar los grandes acontecimientos ocurridos en un pueblo o en una ciudad, y a los hechos que protagonizaron los que suelen escribir la historia: los poderosos y los vencedores. Aquí Agapito nos propone "otra historia", la que protagonizaron las gentes de Villalpando en las tres primeras décadas del siglo pasado, con sus luces y sus sombras.

    Sombras y luces que conocemos bien todos aquellos que "no hicimos la guerra",. pero que sí padecimos sus consecuencia inmediatas, cargadas de recuerdos doloridos, de resentimientos mudos, de hambre y necesidad; también de juegos y travesuras desde nuestra inconsciencia de niños. Espero y animo a Agapito a que un día, no muy lejano, proporciones una segunda parte a La otra historia de la villa, contándonos cómo fueron aquellos años de hambre, la difícil e incompleta reconciliación, la emigración...

    La otra historia de la villa es un libro necesario y acertado. Es necesario para intentar comprender lo que pasó en nuestro pueblos en sus años peores para que acabemos de superar las actitudes y conductas que lo provocaron. Se ha escrito que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Esperemos que este vaticinio falle en nuestro caso, gracias a obras como la que presentamos.

    Es necesario para hacer justicia a quienes perdieron su vida sólo por luchar para hacer un mundo más justo y solidario, donde existiera la explotación del hombre por el hombre; y también en memoria agradecida a aquellos hombres buenos que, en medio de la contienda fratricida, pusieron sus sentimientos primarios de solidaridad (parentesco, amistad, vecindad...) por encima de fidelidades ideológicas que les empujaban al odio.

    Y es acertado por unir el rigor del dato histórico, buscado en archivos, con el relato de quienes vivieron aquellos acontecimientos, unas veces como protagonistas y otras como testigos. No podemos perder su testimonio, aunque sea parcial y de parte.

   Permitidme una alusión personal. Desde bien pequeño viví aquellos tristes acontecimientos como algo cercano, casi familiar, pues en las tardes de invierno nuestra panadería era el lugar de reunión de nuestros mayores: mi abuelo Eleuterio y su hermano Tino; mi abuelo Alejo, su hermano Faustino ("Manojo) y su cuñado Gabino (padre de Abrahám López)... Y también, mucho más tarde, con Melecio Mansilla, el padre de mi amigo Mele. Por supuesto, no haría falta decir que siempre fueron mis padres, Chencho y Balbina, mis principales informantes sobre los años de la República y la guerra.

    Desde este recuerdo comprendo y suscribo las palabras de Agapito cuando justifica su postura metodológica: "Ya he aludido a que este trabajo de historia local no es esclavo de la asepsia a que le podría obligar el rigor histórico". Inevitablemente el autor quiere, no sé si embellecerlo o emborronarlo, con las pinceladas de sus vivencias, de su cariño a las personas citadas. (pag. 199).


    Otra cualidad del libro, que me gustaría destacar, es su capacidad de sugerencia: un juego en el que combina lo que dice con lo que oculta, y con lo que deja entrever. Quienes vivimos en Villalpando en los años cuarenta y cincuenta podemos entrar en ese juego y enriquecer nuestra visión de aquella época con el relato incompleto de muchos hechos.


    Para terminar sólo voy a referirme a dos pasajes que, en mi opinión, reflejan el talante que subyace en todo el libro. El primero  es la valiente intervención del jornalero Antonio García Sacristán en un pleno del ayuntamiento denunciando la corrupción y el caciquismo en defensa de los pobres. El segundo es el relato "El Jornalero", bello por su estilo y emocionante por su contenido.


    La otra historia de la villa es un libro imprescindible para conocer el pasado reciente de nuestro pueblo.

    



lunes, 16 de enero de 2017

RESPUESTA A MI CARTA ABIERTA DIRIGIDA AL PROFESOR MANUEL MURIEL RIVAS, PUBLICADA EN ESTE BLOG CON FECHA 1º DE DICIEMBRE PASADO.


Muriel

9:58 (hace 16 minutos)




para 
Muriel ha dejado un nuevo comentario en su entrada "CARTA": 


     Estimado amigo Agapito: Permítame usted a mí también hablarle desde la cercanía y familiaridad, pero con todo el respeto que se me impone al hablar a una persona de más edad, pues en mi tierra acostumbramos a usar, y a veces también abusar, del "usted".

   He descubierto su carta abierta hacia mi persona un poco tarde, pero como bien dice el refranero "más vale tarde que nunca" y, créame si le digo que su lectura ha causado en mí´una profunda alegría y, tamién, por qué negarlo, una gran emoción.

   No sé si sabrá que desde mediados del mes pasado no resido en Villalpando, ya que volví a Sevilla, ante la irrechazable oferta de una vacante a tiempo completo en mi tierra. Así fue cómo, con mucha tristeza y en medio de las celebraciones de la Purísima" me vi obligado a despedirme de los muchos amigos que en tan poco tiempo conocí en la villa y de mis colegas y alumnos del IES TIERRA DE CAMPOS. En cierta forma, mi artículo era un acto de agradecimiento al pueblo y sus habitantes por la acogida tan amable que me dispensaron.

   No me cabe ninguna duda de que usted es otra "rara avis", pues en su blog muestra gran sensibilidad y pasión por la historia de su pueblo y nos advierte constantemente de la utilidad de su estudio para aprender de nuestros errores, sobre todo de los más cercanos.

   Por otra parte, suscribo totalmente su reflexión sobre lo absurdo y nocivo que resulta para la formación del espíritu humano cualquier tipo de nacionalismo y chauvinismo, sobre todo si este no viene acompañado de los valores de tolerancia y respeto hacia el que es diferente.

   En relación al lema GLORIA EX TOLLERANTIA "Gloria a partir de la tolerancia" he de decirle que el concepto de "Tolerancia" actual no se corresponde con la TOLERANTIA latina y la evolución del vocablo en el medievo. Este correspondería más bien a "soportar", "aguantar", con lo cual, siendo rigurosos en la traducción el lema quedaría: "Gloria a partir de la resistencia". El concepto actual de tolerancia como "respeto al diferente" es una traslación de su significado original que vendría a ser en este sentido "soportar al que es diferente".

   En definitiva, como puede observar, me tomé esa pequeña licencia en mi artículo en cuanto a la traducción literal de la TOLERANTIA del lema de la casa de los Manso-Zúñiga, no digo de la villa, porque parece ser, como ya me apuntaba Fernando Cartón, que en realidad este nunca formó parte del escudo de la villa. 

   No obstante, ya puestos, si la historia es un proceso en marcha y está por construir por los propios pueblos, ¿por qué no usar un lema que en la actualidad representaría un concepto tan positivo como el de la "tolerancia"? "Repintemos los blasones", sí, pero con el objetivo de mejorar y aprender, al margen de los errores cometidos en el pasado en ese sentido, que por otra parte no son exclusivos de Villalpando evidentemente. Al menos, ese es mi pensamiento y mi idea de progreso.

   Por otra parte, me encantaría leer su libro "La otra historia de la villa" y desde aquí le animo a que no desfallezca, ya sea desde su blog o en cualquier otro espacio, en su ánimo de contar la historia desde otro prisma, el prisma de la minoría, o de los que simplemente se mantienen al margen del poder, esa historia que desgraciadamente pocas veces pasa a ser Historia. 

   Me despido de usted agradeciéndole con todo el afecto posible esta carta que ha tenido a bien escribirme, y esperando continuar el valioso legado de colegas de profesión que como usted dedicaron toda una vida a la enseñanza de los valores de ese "humanismo Cristiano" tan necesarios ahora y siempre.
Un afectuoso abrazo.

MANUEL MURIEL RIVAS.

jueves, 12 de enero de 2017

PRESENTACIÓN.





                                                            EL LIBRO.

                Los quinientos ejemplares de “VÍCTIMAS DE LA GUERRA CIVIL EN VILLALPANDO”, se agotaron dentro del mismo año de su publicación, el 2.006.

                Con el paso del tiempo, dado que aquello es historia, no ha perdido interés para las nuevas generaciones. Debe ser por ello que, tanto a mí como a  Patricia, nos preguntan por ese libro, para adquirirlo. Ese es el motivo por el que decidimos reeditarlo.

                Ya metidos en harina, era necesario corregir algunos errores y aportar nuevos datos en  cuanto al editado. Y, ya de puestos, me pareció oportuno añadirle un nuevo capítulo, en el que cuento y comento el estallido social que se produjo en Villalpando, y en toda la “Tierra de Campos” en el año  1.904, importantes sucesos que no vienen en los libros de historia, ni de los que apenas existen noticias. Por ello nos ha parecido oportuno cambiarle el título, “LA OTDRA HISTORIA DE LA VILLA”;  y la portada: una foto de los abuelos y tres niñas vestidas de luto riguroso, que ya de por sí, describe aquella situación, aunque fuera ya en los años de la posguerra.

                Copia un fragmento de la introducción:


                                                    LA OTRA HISTORIA DE LA VILLA.
                                                              
                                                                INTRODUCCIÓN.


                No pretendo ni emular ni corregir lo escrito por  don Luis Calvo Lozano en su “Historia de la villa de Villalpando”, ni lo transcrito de él en el libro “Parroquias, Archivos y Cofradías”. La obra de don Luis es admirable. Denota su enorme capacidad intelectual y de trabajo en unos tiempos, hace cien años, en que ni existían medios de comunicación, en que ni siquiera sé si habría forma de desplazarse a León (pasó muchas horas en el archivo de la catedral) en diligencia (no se había construido el ferrocarril Rioseco-Palanquinos). Sé que a Simancas se trasladaba en una caballería. Estaba lejos de inventarse esta maravillosa herramienta de la informática…

                La obra de don Luis, sobre todo su relación de libros y legajos  de las ocho parroquias, es un filón de oro sin explotar para cualquier historiador, para cualquier estudiante universitario que desee investigar a fondo la vida en la villa, en cuántos eran y cómo vivían, la intrahistoria, en lo social, económico, demográfico…, a partir de los datos extraíbles de los “Libros de Tamías”, por ej.

                Ahora bien: en la obra del doctor Calvo Lozano existe un encumbramiento de lo religioso, sobre todo en sus aspectos formales, sin profundizar en si esa cierta teocracia se traducía en una sociedad más justa, menos calamitosa.

                Esa exaltación, continuada hasta nuestros días, de las “glorias” locales, ha contribuido a crear  errores, confusiones sobre nuestra historia, que han dado lugar a un “chauvinismo” aldeano. Imposible convencer a los forofos del “villalpandinismo” que ni fuimos “Intercatia”, ni tuvimos no sé cuántos miles de habitantes, ni siquiera un Ponce de León, un Diego de Ordax, un tratado de Villafáfila (¿para qué citar el de Tordesillas?) que llevarnos a la boca. ¡Bueno!: nos conformamos, que no es poco, con Diego de Torres Bollo. Pero, vamos: que no somos el ombligo del mundo, sino una de tantas  pequeñas villas desconocidas en España así que se pasa de Valladolid.

                De los libros sacramentales, de inscripciones de bautismo y defunción; de las relaciones (Libros de Tazmías) de los obligados a pagar el diezmo en cada parroquia, a falta de otros censos, se puede saber…
               
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                Este prólogo es un aviso de mi propósito: el afán pedagógico de dar a conocer lo desconocido, de luchar por la verdad, de atender a lo sustancial. Dado que evolucionado del patrioterismo local (quizá la exacerbación de los nacionalismos catalán y vasco, tan anacrónicos, me vacunaran de ello), no soy de los que se creen que lo nuestro es lo mejor, ni lo peor.
                Es útil, necesario el conocimiento histórico, sobre todo del más reciente, para superar los errores del pasado. Lo que cuento de Villalpando es común, está incardinado en la historia de España: “quien ve su villa, ve Sevilla”.

                Todos los males de la humanidad son consecuencia del triunfo de la maldad de los seres humanos, sobre la bondad, Y viceversa los logros, los bienes, el progreso.

                Aunque las cualidades, las aptitudes humanas vienen determinadas, en gran parte, por la herencia genética, la educación juega también un papel muy importante. De ahí que en este pequeño rincón del mundo, en esta pequeñísima área de influencia, este pequeño cronista, intente aportar su granito de trigo: “un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero”

                Mañana, s. D. q., creo por la tarde, llegarán  los libros y unos pocos carteles que pegaremos por ahí.


                Aunque solo sea por escuchar a alguien tan sencillo, docto y humano como Ángel Infestas, bien merece asistir a la presentación en la Biblioteca, el jueves próximo, día 19, de, “hoy en una semana”, como decimos en este pueblo.

martes, 10 de enero de 2017

CUIDADO EN LA PLAZA.


  Los días de helada es  peligroso caminar por la plaza. Ayer por la mañana, en la zona sombría entre el banco y el "Comercio Grande" estaban las losas del piso muy resbaladizas. Otro defecto más de las anti históricas  y atípicas losas.

  Aunque, como baste que a mí se me ocurra para que el consistorio acuerde lo contrario, expongo mi ocurrencia: aplicar un antideslizante por toda la plaza, como han hecho en Pamplona, en la curva donde siempre se caían los toros. Valdría para el invierno y para San Roque.

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    Parece que el "mandatario" local, en sus cenas y comidas, cuando el vinillo le alegra, y hace que confunda a la destinataria en sus Wasap,  lee el fragmento de una carta, no dirigida a él, en la que insinúo su dimisión. Ello dio pie para que una "obrera" de las que "trabaja", es un decir, para el ayuntamiento y cobra del PARO,  expusiera en Facebook la inocentada de que el alcalde iba a dimitir porque se lo pedía el "Serrano Súñer". El de la Llanzol, no, el otro.

      Ya de puesto, podría haber leído la carta entera y sus razones. De momento me he propuesto una tregua. Ya ven, por lo ocurrido, cuando lo he sabido, he borrado la entrada anterior. Pero por la limpieza democrática, por justicia, para que sirva de lección y escarmiento, es necesario dar a conocer resumiendo y recordando todas las tropelías.

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    El jueves de la próxima semana, día 19, Ángel Infestas Gil presentará, a las diecisiete horas, en la Biblioteca Pública, "La otra historia de la villa".  Ya informaré con más detalle. El libro está encuadernándose. Mañana pegaremos algún cartel. Sí les informo que en el acto de presentación no habrá libros puestos a la venta, para que asistan todas las personas que lo deseen sin que se vean en el compromiso de tener que comprar el libro.

     Posiblemente el próximo fin de semana ya estará a la venta en la  Librería "PATRICIA", Servidor está dispuesto a firmar los que le presenten en cualquier momento.

    Si Dios quiere, seguiremos informando.

lunes, 2 de enero de 2017

domingo, 1 de enero de 2017

HASTA NAVIDAD, NI HAMBRE, NI FRÍO.




    Ya les digo que no es que antes hiciera más frío, sino que se pasaba mucho frío.

     Imagínense días como hoy en aquellas humildes casicas de los jornaleros en que no había más que la lumbre. En muchas ni una simple camilla con faldas donde poner el brasero y meter las piernas.

    Y la lumbre... No se imaginen estas chimeneas de ahora en las que arden leños, que hacen brasas, que, si son hogares cerrados, con el cristal, extracción del calor, las conocidas "Hergom" empotradas, por ej., caldean grandes estancias. Ese fue el calor de nuestro salón durante la infancia, y después, de nuestros hijos. Papá se encargaba de apañar madera cuando ya la había por todas las partes. Aunque había que cortarla, transportarla, poner la chimenea todos los días. Belén se dormía en el sofá arrullada por el crepitar de las llamas y el confortable calorcito, cuando volvía a casa, desde Salamanca, por Navidad. ¡Qué intenso y doloroso es su recuerdo por estas fechas..! Me paro un poco a llorar.

    En aquellas lumbres se ponía paja y granzones, envueltos con estiercol y cuatro palicos de manojo de vid o de las puntas de las ramas de encina. Lo explico con más detalles en "Aquellos Pueblos". El problema de los más pobres es que ni siquiera tenían un cacho pajar donde guardar la paja. ni tenían estiercol ( en el libro "La otra historia del pueblo", que está en imprenta transcribo el alegato de un obrero en el que alude a que los pobres se ven obligados a robar una talega de estiercol para cocer unas simples sopas).

    Un manojo de vides de majuelo, valía 2'50 pts., cuando un jornal andaba por las seis pts. Con el valor de los manojos se pagaban todos los jornales de la viña: alumbrar, podar, apañar las vides, hacer los manojos, tapar.  Por un haz de leña, que traían las mujericas a la cabeza desde la dehesa, les cobraban 2 pts. Ellas, en el pueblo, lo vendían por 3 Pts.. Y un carro de leña valía treinta duros. En la hoguera de la Purísima se quemaban tres carros. Al final se apañaban todas las brasas.

    Pienso que aquellas casicas de tapial y sus dos ventanucos, eran tan pequeñas para aprovechar más el calor humano de sus moradores. El borrajo de aquellas lumbres podía, si acaso, matar el frío de los pies.

    La mayoría de las familias de los jornaleros no podían ni comprar cisco. No era poco que tuvieran unos palicos para poder sacar alguna brasa al brasero.

    ¡El brasero de cisco!: Evitaba los sabañones y producía "las cabras". Aquel, dentro de la camilla de confortables faldas, era el gran remedio. Tener al menos calientes piernas y pies, aunque todavía las orejas, dentro de casa, se quedaran heladas.

    ¡Entonces!: ¿dónde matar el frío?: en las abrigadas, cuando había sol. Recuerdo a hombricos que se ponían "a la obrigada" tapados con la manta. Los muchachos corriendo en los juegos y, sobre todo, en la cama, aunque para meterse hiciera falta valor.

    Las casas medianas, o grandes, eran más frías: por los balcones de madera con un cristal sencillo, aunque tuvieran cuarterones se colocaba todo el frío del mundo. Amanecían escarchados del vaho de la respiración... Por el techo de tarima sin aislante de tipo alguno..., más frío. Así que meterse, sin pijama, en aquellas camas de sábanas blancas de grueso lienzo, era como tirarse a una piscina.

    Mi abuela, lo cual era un lujo, calentaba la cama, con brasero o calentador, antes de acostarse. Otro remedio muy socorrrido era calentar en el último borrajo de la lumbre un morrillo circular y meterlo en la cama envuelto en un paño para calentar los pies, o la botella, si había agua caliente en  el pote.

     Imposible hubiera sido en aquellos tiempos dormir en estas camas duras de ahora. Entonces todas tenían somier metálico, elástico. jergón, con pajas de maíz, y el colchón de lana. Aquello, donde el cuerpo se hundía era mucho más envolvente. Luego las tres mantas, o dos dobladas, el calor de la pareja o de hasta los cuatro hermanos ( en ese caso la cama, todas eran de catre, tenían dos cabeceras, así más piernas juntas a calentarse) que podían dormir juntos, las hacían, una vez calientes, tan apetecibles.

     Y, luego, el calor humano. En los pueblos, donde ya con tan poca gente, no existe aglomeraciones en local alguno, nos hemos olvidado del mismo.

      En la época gloriosa del baile de "Los Mantecas", cuando venía la orquesta de "Los Gelasios", antes de la masiva emigración de aquella juventud,  más o menos actual salón de plenos del ayuntamiento, llena toda la pista de baile, el alrededor, todo el anfiteatro que lo rodeaba menos por la parte del escenario, puede allí entre arriba y abajo, nos metiéramos quinientas personas, aquello cogía una deliciosa temperatura, y más deliciosa porque las mozas habían de desvestirse del abrigo, y dejarlo en el guardarropa, aun con cierto rubor en aquellas muchachas tan pudorosas. Como el muro interior, ahora al descubierto los históricos sillares de arenisca, estaba entonces enfoscado de yeso y pintura, del calor y vapor de agua que desprendía tanto cuerpo joven, algo se reblandecía, y dejaba traslucir las piedras de la cantera de las "Hurnías".

     He querido endulzar el recuerdo de aquellos fríos, de aquellas penurias, con agradables recuerdos.