miércoles, 19 de diciembre de 2018

YA NO MÁS.



,                                         ¡BASTA Y REQUETEBASTA YA!

¡Basta de crímenes, basta de violencia, basta de impunidad con los malvados! Al tiempo de la indignación y tristeza que nos producen estas muertes atroces, ese tronchar vidas en flor, clamemos por la justicia. Peleemos para que esos repelentes individuos (el Montoya este es un prototipo del macarra abyecto) sean apartados de por vida de la circulación.

Ese buenismo del “progre”  pensamiento único de la reinserción  de las bajas condenas, de tanta impunidad contra el delito, choca con  una evidencia, de la que ya hasta existen pruebas científicas, según nos demuestra en ·Neurología de la maldad. Mentes depredadoras y perversas”, el Catedrático de Siquiatría,  Adolfo Tobeña. Esa evidencia es la existencia en la especie humana de un porcentaje, no pequeño, de malvados, (se les puede ya detectar en la infancia) insensibles, dañinos, carentes de empatía, de compasión, de remordimientos de conciencia, fríos, con propensión a la criminalidad en la que existe una alta carga genética.

Esos individuos no obedecen a estímulos positivos. Al malo ya le puedes sermonear. Esos individuos sólo se inhiben ante el temor al castigo. Y no se reinsertan. Casi siempre vuelven a las andadas. “La cabra siempre tira al monte”. Pero si hasta se ha descubierto el gen de la maldad.

Todos los días conocemos casos de reincidentes, de los que la vuelven a preparar al poco de salir de la cárcel, como en el caso del criminal éste.    

Oigo esta mañana en la radio la repetida tontuna de que no se debe legislar en caliente. Pero si cada poco tenemos una calentura. Ahora es la encantadora Laura Luelmo, pero la semana pasada fue la sentencia, cinco años, al asesino de Leticia Rosino. ¿Se les ha olvidado ya Gabriel Cruz, Diana Quer, Marta del Castillo,… las niñas de Alcaser, y otros muchos crímenes, si no tan mediáticos, si igual de reprobables.

¡Basta ya!: es necesario combatir a la VIOLENCIA, a toda, de género o no género. Cierto que las mujeres jóvenes son las víctimas propiciatorias de estos desalmados. Cierto que otras mujeres sufren violencia hasta el asesinato, a manos de sus parejas, o ex; pero también cierto que entre las víctimas también hay niños, personas mayores o de cualquier edad indefensos ante agresivos violentos, que si no matan de buena gana lo harían. Conozco casos próximos. Es necesario repudiar todas las violencias.

Es necesario endurecer las leyes, son necesarios jueces más justos, que no archiven denuncias sin investigar. Unas cuantas de las mujeres asesinadas ya habían presentado denuncias que se habían archivado.

Los esfuerzos de nuestras magníficas fuerzas de seguridad, Guardia Civil y Policia Nacional, sobre todo, chocan con la cierta laxitud de la justicia y con el dañino buenismo de los políticos “progres”. ¿A cuántos delincuentes no han apresado que entran por una puerta del Juzgado y salen por la otra?

¡Horrible, horrible, horrible!: ya que  a Laura, a Leticia, a Diana, a Marta…, no les podamos devolver la vida, evitemos siga engrosándose la lista.
                                                                                                     

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