jueves, 24 de diciembre de 2020

MIS ABUELOS PATERNOS.


 



     Como de su biografía, sobre todo en el aspecto político, he escrito casi todo, tanto aquí como en mis libros, ahora me limito a comentar la foto y su circunstancia de emigrante.

      Gregorio Modroño Maestre había nacido en Castronuño, (Provincia de Valladolid) en 1880, hijo de Agapito Modroño González y de Agapita Maestre Fernández, quienes con los tres o cuatro primeros hijos (aquí ya nacerían otros tres o cuatro) llegaron a Villalpando, sobre el 1.888 para establecerse como aguardienteros en vieja casa, en la carretera de Madrid, esquina al camino de La Fuente. Dicha casa fue comprada sobre 1918 por mi otro abuelo, el materno,  Eustaquio Alonso Redondo, quien la derribo y construyó, para posada, otra casa grande de adobe, con cuadras, pajares, panera, pozo, corral también grande. En la actualidad en dicho lugar hay un moderno chalet propiedad de Felipe Vega y Angelines Casado.

    La foto, como ven, está hecha en Mendoza (Argentina), pienso que al llegar, sobre 1.908, en cuya provincia, municipio de San Rafael, lugar de Cañadaseca, distrito de Ramacaída, como a trescientos kilómetros de la capital de provincia, se estableció. El gobierno de la Argentina había emprendido un programa de repoblación del inmenso territorio. Daba terrenos a quienes quisieran en ellos establecerse.

   En la foto de abajo está mi abuela María Chimeno Luna. Los dos niños son Petra, pelo rizado, como de tres añicos, y sobre la silla, Mateo, mi padre, como de un añico. Por lo tanto la foto está hecha en 1909; en La Bañeza. Como pueden observar  todos visten sus ropas de gala, que nos indican que su situación económica no era miserable. El hecho de emigrar en tan largo viaje, suponía disponer de dinero para ello.

    ¿Por qué en La Bañeza? Pues seguro que en el viaje en tren desde Benavente a Vigo, donde embarcarían rumbo a la Argentina, harían escala en ese pueblo. Primero marchó mi abuelo. Como al año siguiente su mujer con los dos niños. 

    Estuvieron allá como seis años. A mi abuela María le pudo la añoranza: el recuerdo de sus padres, de sus hermanas. Allá quedaron, y para siempre el otro matrimonio de hermanos cruzados: Primitivo Chimeno y María Modroño. Sé exacta la fecha de entrada, de regreso al pueblo, desde Benavente, donde habían hecho noche, en el carro del "Carruchero": 7 de diciembre de 1915,  al mediodía, cuando tañían a vísperas de La Purísima, las campanas de las cinco iglesia supervivientes del pueblo en aquel momento. Para llegar sobre lasa doce de entonces, al pueblo, hubieron de salir de noche de Benavente. Traían otros tres niños: Gil-Agapito de cuatro años, Antonio de dos, y David "niño de pecho" (no digo bebé) de cinco meses. Petra de nueve añicos, todos entre mantas, sentados en costales de paja, que había llenado el abuelo, junto a su madre, acochaba a sus hermanicos. 

     Traían una máquina de coser, marca White,  y un lazo de cuero que conservamos en casa. Creo que unas perricas con las que compraron casa en la calle Limpia, vendida años después a "La Patatera" y ésta a "Chanchullo". En ella, además de cobijarse, montaron una zapatillería. Sí: confeccionaban zapatillas de esparto y lienzo fuerte. Y, así que pudieron compraron carro, mula, unas pipas, todo para acarrear hasta casa las "madres" de las cubas, tizos de la dehesa;  y la alquitara . Reeemprendieron el viejo oficio de aguardienteros, el cual, con muy distintas circunstancias, llegó hasta 1970, en que fui el último aguardientero.

     En el corral de esta casa, sobre 1945. Tendrían sobre 65 y 64 años, respectivamente.

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