EL ARCHIVO, UNA BODA, LOS GIRASOLES Y UN RÉCORD.
Cuenta
la Opinión de ayer que la obra para el archivo municipal estará terminada en un
mes. El Ayuntamiento, genera muchos
papeles, aunque no sé si todos dignos de archivo. Tienen verdadero valor los
antiguos.
Desgraciadamente,
cuando el fuego de “Los Periquitos”, el incendio que afectó a un local contiguo,
se llevó mucha documentación antigua.
Por
tanto no es el archivo municipal el más importante de la villa, sino El PARROQUIAL.
Éste además está ordenado, catalogado; obra que inició D. Luis Calvo Lozano y
que han completado su sobrino nieto Pablo Román y D. Tomás Osorio.
El documento más antiguo que se conserva es de 9
de mayo de 1278, correspondiente al cabildo de Sancti Spiritus. Se trata del
pleito por unas casas en el pozo de Amaldos. De este cabildo de clérigos que
mantenían un hospital existen 233 documentos de los siglos XIII, XIV y XV.
En
el siglo XVI comienzan a anotarse en los libros sacramentales todas las
partidas de bautismo, confirmados, casados y fallecidos en cada una de las ocho
parroquias. La inscripción más antigua corresponde a la Parroquia de San
Lorenzo . Es de 1526.
Además
de los anteriores existen libros de cuentas, de fábrica, de tamías, diezmos, de
cofradías; legajos con multitud de documentos.
Todo
ello es un fondo documental impresionante, que se encuentra en el Archivo
Diocesano.
Ahora
es la ocasión de que todo eso vuelva a su lugar de origen. Vuelva a
Villalpando. Bien a ese Archivo Municipal o bien al Archivo Parroquial. Ahí
tiene corte la Asociación de Amigos del Patrimonio.
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El
pasado sábado veo desde mi ventana andar por ahí a Angelita “la Cabrita”, al
poco llega Amor, Angelita “la Pachica”, “Deco” la de Segundo... Oigo algún
cohete. Abrirse y cerrarse el portón de las monjas. Caigo en la cuenta: ¡Si hoy
se casa Ana, la de Merce e Ignacio, con Álvaro Gallego!. Tan amigos los padres
de uno y otro. Salgo al papeo. Aquello se fue animando. Llegó toda la vecindad,
niños y jóvenes, que también hay, los de Pilar Toranzo, a ver salir a la novia.
Llegó
la calesa tirada por dos percherones negros, enjaezados, con cascabeles.
¡Bueno, bueno, qué bonito!, qué guapa la novia, la madre, el padre... ¡Si la
seña Victoriana levantara la cabeza...!
Como
son una pareja que tiene su vida en el pueblo, la alegría es mayor. Les
recuerdo la necesidad que el censo tiene de nuevos empadronados. ¿No han visto
el cartel del ayuntamiento? A ver si pronto el censo cuenta con un nuevo/a “Galleguito
Argüello”
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Ya
se están cosechando los girasoles, con casi un mes de adelanto sobre el horario
previsto y bajos rendimientos.
Los
excepcionales calores de julio lo han adelantado todo. También, y muy bien, mi melonar. Las curcubitáceas son muy
frioleras. Requieren mucho calor. Por eso los de Madrid para abajo consiguen
esos melonazos que a mí me parecía imposible conseguir.
Pero,
¡ay amigo!: en ese arenal donde el suelo quema, los metía agua por los surcos,
y, a aquello, se le veía crecer. Contaba
hasta seis melones juntos, tocando unos con otros, que parecían puestos allí traídos
de otro sitio, gordos, hermosos. Acabo de vender uno de seis kilos. Regalé una
sandía que dio en báscula 14’50 kilos. Los melones de sabor
exquisito. Bien fresquito, Imposible exista fruta más rica, para mi
gusto, claro.
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Un
grupo de agricultores ha presentado un escrito en el Ayuntamiento protestando
contra las condiciones en que sacan a subasta el arrendamiento, por seis años,
de las parcelas de masas comunes. Consideramos no se puede hacer de forma más
torpe y favoritista.
Sigo
esperando tener acceso a los libros de actas municipales de 1903-1904, para
continuar mi trabajo sobre “La Otra Historia de Villalpando”.
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