miércoles, 2 de septiembre de 2009

INMIGRANTES, DESPOBLACIÓN, CRISIS, ANCIANOS.

El anterior enunciado tiene más tela que había en el “Comercio Grande” de mi pueblo antes del “pret a porter”. Llevo tiempo metido a sastre de esos géneros. He conseguido colgar del maniquí del empleo, con papeles, siete trajes.
Hace unos días, mis primos, que vinieron a la fiesta, me hicieron otro encarguito: Su madre, una de las últimas tías que me quedan, vive sola, se vale. Va todos los días a Misa, visita a una hermana, en el otro extremo del pueblo, se hace comida, compra, casa, pero tiene 90 años, y, de cara al invierno, han decidido contratar a alguien que la acompañe, ayude, cuide: -¿no conocerás por ahí alguna señora de confianza…?. -¡Cómo no!. La que está “en ca” A. O. R. Termina el 3l de agosto.
Los pongo en contacto: visita, charla, medio acuerdo,… . Pasan unos días. Caigo por casa de mi tía, quedaban algunos flecos y….¡LOS PAPELES!. El hijo más próximo, en Valladolid, se había llevado copia del pasaporte para empezar el trámite. -¡Que no mujer, que hay que hacerlo en Zamora!. -¿Y por qué no los arreglas tú que ya tienes experiencia….?. -¡Bueno!: lo intentaremos.
¡La oración sobre el difunto!. Lo primero, llamada a extranjería para ver si es posible solicitar permiso de residencia y oferta de empleo. Por el hecho de no ser comunitaria no me lo ponen fácil, pero se puede. Llamada al primo encargador para concretar las condiciones, hablar con la señora para transmitírselas. Tira y afloja, ¡qué hartura de mediación!. Al final contento. La hispana, señora culta de muy buena pinta, va a tener techo, comida, sueldo y papeles. Mi tía, protección y compañía.
Este cuidado a ancianos y a impedidos, está creando puestos de trabajo, ayudando a fijar población en esta provincia despoblada, paliando el drama humano de aparcar a los viejos en residencias,…, pero no “todo el monte es orégano”: gente muy mayor, con patrimonio, buenos ahorros, empeñados en seguir engordando cada mes la cartilla. -¡Para el día de mañana, me dijo uno que va a cumplir los 94!. Hijos que, aunque tengan, no quieren soltar un duro. Trabajadoras que, a veces no pueden con la carga del anciano dependiente, las 24 horas del día, o las que, así tienen papeles, si les sale mejor trabajo dejan plantado a quien se los hizo,……
Con unos cuantos altruistas como servidor en cada zona, asunto arreglado. Pero soy una “rara avis” que ya no puede con la carga. Hace unos días, después de conversación telefónica desde mi móvil, ante mi interés por solucionar su problema, a otra anciana de 92 años, en su casa, delante de la hermana cuidadora, por emergencia, de 82,, a quien se le cayó la cara de vergüenza, me dijo: -¿Pero es que cobras comisión….?.
Es necesario los CEAS de cada Comarca tomen cartas en este asunto, recibiendo ofertas de trabajo, y demanda de empleo, arreglando papeles; porque esa es otra.
Después del “papeles para todos”, de los vuelos diarios cargados de miles de Bolivianos “turistas”, de la manga ancha, ante la crisis se ha pasado al extremo opuesto, y en extranjería, para los no comunitarios, es casi imposible conseguir papeles, aunque exista la oferta, la demanda legal; lo cual es una aberración contra la lógica y el sentido común.
Todo lo comunitarios que ustedes quieran (y tengo una estupenda relación con la colonia local de Bulgaros), pero, ¿no tenemos muchas más afinidades con los hispanos que con los del “Este”, con un Argentino que con un albano-kosovar?.
Para cuidar por la noche a la anciana de “la comisión” contrataron a una Búlgara, recién llegada. ¿Cómo la iba a ayudar si no la entendía ni papa?.
Mi tía y la argentina, ¡qué bien se entienden, en cuanto al idioma!. Esperemos funcione “la química”. Pero, por no ser comunitaria, Rumana, por ej., los papeles nos están costando “un huevo” de viajes (tres a Benavente para conseguir un certificado del INEM, de momento), y teléfonos. De risa, si no fuera de pena.

1 comentario:

Agapito dijo...

¡Bueno!: Pues ya tengo otra inmigrante en mi particular "lista de empleo".

De ésta tengo una extraordinaria referencia. Ha sido la que ha cuidado a Antonio Ortega en sus últimos meses de vida. Se llama Sadía. Es hispana. Andará por los 30 años.

Con Antonio se portó de maravilla: ella solita lo atendió, y muy bien, con cariño, limpieza, sin que le faltara de nada las 24 horas del día, siendo los últimos de no descansar ni de día ni de noche. Yo iba por allí y lo veía, "Jose", el albañil, también es testigo de ello. Una vez muerto Antonio la tuvo un día, descansando, en su casa.

Esta tiene papeles. Si alguien necesita, ya sabe: ONG "AMA".