viernes, 17 de junio de 2022

SE HA MUERTO ANDRÉS.

     La noticia, no por esperada, deja de ser triste. Está corriendo por el pueblo como "bruja" entre las eras, levantando remolinos de sentimientos, de recuerdos. Unos son torbas  de pusla y pajilla. Otros, la mayoría, son el grano limpio que el viento no se lleva.

    Podría liarme con evocaciones de tanta vivencia en común, de tanto recuerdo; pero poco podría añadir a lo ya escrito. Además, Paco Cañamero lo va a hacer mucho mejor que yo. Sí que les recomiendo el prólogo que Luciano López Gutiérrez escribió al libro "Andrés Vázquez", "Memorias de un torero".

    Hay dos fotos publicadas en ese libro, y en el blog que nos dicen quién era "El Nono": la de Semana Santa llevando a Jesús nazareno, y en la que entrega a las monjas de los pobres lo recaudado en un festival. 

   Me queda el consuelo de haberle arrancado una sonrisa en el hospital. Mañana, en su funeral, preguntaría a algunos: ¿Tú que hiciste por Andrés? En vida es cuando son necesarias las ayudas. No le han faltado, tanto las materiales, de su subsistencia, como las espirituales del gesto, de la simpatía, del saludo cordial de la mayoría del pueblo; de viejos aficionados que venían a visitarlo...

   Ha lidiado su última corrida con un temple extraordinario, Están llorando por Andrés los muñones de muros de junto al "cubo el palacio". Al lado de la "Puerta Villa" queda un hueco sin llenar.


     La foto  está hecha en la plaza de toros de Zamora, cuando, con 80 años, lidió y mato el toro que ven.

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                                         MÁS SOBRE CERECINOS DE CAMPOS.
       
      En el artículo anterior me quedaron en la tecla, por no recordar los nombres de todos, rostros, cualidades humanas, de unos cuantos mayores con quienes mantuve entrañables tertulias, no ha tantos años.
      Eran muy frecuentes mis visitas a la señora argentina quien, por mediación mía, cuidaba a Julines. Eso me hizo relacionarme con familia tan ejemplar: Josefina, Jesús, Pedro... ¡Cómo se portaron con la argentina en cuestión..! Su padre vivió y murió muy atendido en su casa. No lo desgajaron para meterlo en residencia.

       Allí, en la plaza, fueron las deliciosas tertulias en las que yo no hacía más que preguntar y escuchar: Alfonso, "el Bibis"; el Sr. Mariano, Cirilo, padre de Jacinta; Hipólito Fernández. (¡Cómo disfrutaría viendo ahora a su hijo de Presidente del Consorcio de Promoción del Ovino! Ya lo hizo cuando sus ovejas ganaban los premios en Ovicampos).  Hoy, hace un rato, coincidía con Paco Movilla, hijo de Pedro y Angelines, en que todas esas, y sus padres, sus tíos; Agapito Díez, Tomás Cepedello,, Cristino de Anta, el señor  Jesús Miranda..., eran personas sabias. Si era una delicia escucharlos.

     Como esos valores humanos de las sociedades rurales tradicionales están, junto con los pueblos, a punto de desaparecer, al menos que quede constancia.
                                          

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