sábado, 20 de noviembre de 2021

PAZ, PIEDAD, PERDÓN.

                                  REVANCHISMOS TRASNOCHADOS, NO, ¡GRACIAS!

¡Qué bonito fue aquello!: junio de 1977, primeras elecciones democráticas. Los pueblos, todavía no despoblados, las ciudades eran una fiesta de pasquines, de coches con altavoces en los que se escuchaba desde “La Internacional” al “Cara al Sol” y, sobre todo a “Jarcha”, “Libertad, libertad, sin ira libertad…”; de mítines, de convivencia. Asistí a todos. El que más me impresionó, en el cine Unión lleno hasta arriba, con hoces y martillos, fue el del PCE.

            Vino un comunista, residente en París, de mucho renombre, Manuel Ballesteros, me parece. Al recordar aquellas escenas, aquellos abrazos, tanto llanto, ya, también a mí, se me están saltando las lágrimas: Amable García, fallecido no ha mucho, hijo de un fusilado; Emilia Blanco, esposa de un fusilado, comunista en la clandestinidad en este pueblo tan de derechas, por lo que estuvo en la cárcel; su hermana Frater, sus hijas, Garibalde, Melecio, otros muchos supervivientes protagonistas de la guerra civil, después de cuarenta años de mordaza, podían ya expresarse libremente, levantar el puño, cantar “La Internacional”.

            Sí, sí: también fui, un domingo por la mañana al mitin de AP en el cine. Vino Santiago Santos Borbujo un veterinario, fundador de GAZA, honesto de los pies a la cabeza, Presidente de la AP provincial sin cobrar un duro; vino, ¡cómo no!, Carlos Pinilla Turiño, combatiente en la División Azul, Gobernador Civil de la provincia, siendo muy joven; Presidente de CAMPSA, un franquista, creo limpio, con mucho poder. Creador de la Universidad Laboral de Zamora, “Los Salesianos”, donde se formaron millares de muchachos y desde las que salían colocados; de la Granja Florencia, importante centro formativo para jóvenes campesinos; del “Clínico”, de “Los Bloques”…; uno de los franquistas que optó por la transición a la democracia, que participó, como senador, siempre salía elegido, en esa nueva democracia…

            Pues aquello tan bonito como fue la reconciliación de las “dos Españas”, la transición de una dictadura a una democracia, nos lo quieren joder ahora con una ley “para juzgar los crímenes del franquismo”, para suprimir la Ley de Amnistía de 1977, por la que se cancelaban todo tipo de responsabilidades por los crímenes en el uno y en el otro bando.

            Me fastidia la visión de aquella tragedia con falta de objetividad. En la entrada anterior, como botón de muestra, copio el dolorido discurso de Manual Azaña, en el que reconoce que la  sublevación militar se produjo para evitar la revolución marxista. Son millones los testimonios (archivos, hemerotecas, filmotecas, libros…) en los que se habla, como hace Azaña, del enfrentamiento ideológico, de las dos Españas, cuando ante aquella situación de pobreza e injusticia no pudieron los centristas moderados aplicar reformas dentro de una democracia “burguesa”. Eran mucho más visibles las masas de izquierdas que clamaban por la revolución. Insisto en que estaban cargados de razones.

            “Levántate obrero, pronto y con valor, que de estrella a la aurora, la revolución”. Eso cantaban en este pueblo los primeros de mayo. La gresca, los enfrentamientros entre, Unamuno dixit, “los hunos y los hotros”, venía de muy lejos. El ambiente estaba crispado en pueblos y ciudades.

            Siguiendo con lo de “Quien ve su villa, ve Sevilla”, les voy a seguir copiando acuerdos de la Junta Gestora de Izquierdas, impuesta por el gobierno del Frente Popular, si bien les insisto eran hombre honrados, en este pueblo:

            Unos brochazos para bosquejar el cuadro: “Proyecto de obras municipales en unas cuantas calles, “para atenuar el paro obrero, a fin de que el horrible espectro del hambre no se enseñoree del humilde hogar del obrero, y que no llegue el día en que éste no tenga un pedazo de pan que dar a sus pequeñuelos”

            “Que se inste a los patronos a que concurran a esta Casa Consistorial a fin de que manifiesten el número de obreros a quienes pueden ir dando colocación, para solucionar el problema del paro, e iniciar una suscripción voluntaria entre el vecindario”.

            La preocupación social de los gestores era innegable. Junto con ella existía autoritarismo: se inflan a poner multas: a padres porque sus niños cortan flores en el paseo, o por hacer aguas mayores; al amo de una yegüa por pastar en un regato, o al pequeño hatajero de ovejas por el mismo motivo. La expulsión de Las Hermanas y supresión de su colegio…

            Su orientación ideológica se ve en el cambio del nomenclátor callejero. Miren, además de las hace meses citadas:

            Calle Real por calle de la República; Calle Amargura por Anvd. del Primero de Mayo; calle San Isidro por calle de Galán y García (los que intentaron un golpe de estado de izquierdas, y fueron ejecutados); Plazuela de San Andrés por España Moderna, San Pedro por Ángel Galarza; Santa María por Largo Caballero; Santo Domingo por plazuela de La Pasionaria, las Angustias por José Díaz (comunista),…, San Miguel, Marcelino Domingo y Olleros, Manuel Azaña; barrio de San Francisco, será llamado en adelante, Barrio Rojo; calle Mayor será, Pablo Iglesias; Ronda de Santiago, calle de la Libertad…

            Miren como, “cuando no hay farina, to son riñas”. El ambiente social y político en aquella España rural, estaba muy crispado en pueblos y ciudades. Para más detalles les remito al libro "La otra historia de la villa". Le queda el último a Patricia.

            Ya he escrito bastante sobre las crueldades de la guerra incivil. Demos un salto. Final segunda guerra mundial, guerra fría, vuelven los embajadores, Plan Marshal,  recuperación europea; bases, ayuda americana a España; pasadas las hambrunas, años sesenta: el mayor desarrollo jamás conocido; de la alpargata al “600”, del botijo a la nevera; de la mula al tractor; las turistas suecas, el Real Madrid, Lola Flores, Manolo Escobar y “El Cordobés”…

            La España de los “setenta” en nada se parecía a la de “los treinta”. Habían desaparecido “las famélicas legiones”; aunque existieran algunas huelgas, revueltas, la mayoría de los españoles y españolas, con la barriga llena, no queríamos rupturas, ni guerras, ni revoluciones.

            Los reformadores del régimen se entienden con los líderes de izquierdas: el nuevo, Felipe González, tan distante de Largo Caballero, tan próximo a Julián Besteiro, un social demócrata burgués, listo; de rojería sólo tenía la camisa a cuadros y la chaqueta de pana; y los viejos, Alberti, Carrillo, Pasionaria…, quienes ya habían renunciado a la dictadura del proletariado. Y de ese entendimiento, aún con resistencias entre algunos militares y algunos franquistas, surge la TRANSICIÓN ordenada de la dictadura a la democracia. Surge una CONSTITTUCIÓN consensuada, elaborada por los SIETE, Fraga a la derecha, Solé Tura a la izquierda, que votamos la inmensa mayoría de españoles y que tiene toda la legitimidad del mundo. Y surge la Ley de Amnistia, la del borrón y cuenta nueva.

            ¿A quiénes se va a juzgar 85 años después por los crímenes del franquismo? ¿A quién juzgar también por los crímenes de los frente populistas?

            Pena que éstos, los bien criados, los hijos o nietos, de los socialistas y comunistas que se entendieron con los liberales de derechas, intenten romper aquel consenso, aquella paz. No tienen motivos para ese revanchismo achacable a los izquierdistas más rabiosos (los conozco, alguna queda por ahí suelta, y los detesto al igual que a los derechistas, chulos, prepotentes, violentos, de lo que tengo muestras; nuevos o viejos ricos insolidarios)

            El caso es que no me cae mal Pedro Sánchez, (ya pasó mi época de las filias y las fobias), ni las de Podemos, pero en esto de intentar resucitar los viejos odios a los que aludía Azaña, se equivocan. Traicionan la moderación de todos los socialistas de la transición, y, lo que es peor, la bonhomía de los izquierdistas que, aun en medio de la vorágine de los horrores de una guerra, clamaban por la piedad. Vuelvo a citar a don Manuel Azaña; a Indalecio Prieto, quien decía a los milicianos: “no asesinéis, no hagáis como ellos”; al santo laico Julián Besteiro; a Machado, Miguel Hernández…

            Si quieren la justicia histórica, ahí tienen, calentitos aún, los crímenes de ETA. Trescientos o así, sin juzgar. Ahí tienen un partido político de ideología afín a la de los terroristas, a quienes agasajan y aplauden. Podrían, al menos, no apoyarse en ellos, Bildu, para gobernar.

¿Se imaginan un gobierno que tuviera el apoyo de un partido de extrema derecha justificador de los crímenes franquistas?

Vamos a preocuparnos por la Palma, por la contaminación, por el cambio climático (¡y no llueve!), por una sociedad más justa…, y dejémonos de intentar reabrir heridas ya de sobra cicatrizadas.

Por supuesto que no niego se recuerde a las víctimas, de ambos bandos sin rencor, que se exhumen huesos y que condenemos moralmente aquellos horrores.

           

           

 

2 comentarios:

Ángel Hernansanz Herguedas dijo...

Amigo Agapito.
Creo que la comparación que haces entre el apoyo de Bildu, (ETA), a un gobierno del PSOE, con el que pueda tener otro gobierno con un partido de extrema derecha, no tiene justificación.
Otegui es un delincuente condenado por secuestro, y otros delitos más de los que es sospechoso. Representa a ETA, que tiene 377 asesinatos sin conocer a los autores y sin esclarecerse.
En la extrema derecha no hay ningún condenado por delitos de sangre o terrorismo, ni siquiera nadie que haya conocido a Franco después de haber cumplido los diez años.
La extrema derecha lo que tiene en sus filas son hombres y mujeres que han vivido bajo el terror de ETA y que han sufrido sus secuestros y el asesinato de sus familiares.
Es una vergüenza para muchos españoles que Pedro Sánchez, El mentiroso, pacte con Bildu.
Un abrazo.

Administrador dijo...


Amigo Ángel: Es que ahora mismo en España no existe partido alguno de extrema derecha (dictador, nazi, racista...) y menos que esté manchado de sangre.

Yo estoy completamente identificado con quienes vivieron directamente el terror de ETA. No sabes hasta qué grado llegaba mi indignación con cada crimen, con cada secuestro. Mi hermano era un "maketo" inmigrante en "Euskalerría", quien tenía que oír: "No te vi ayer en la manifa..."
Se nos olvida a los españoles que el intento de "golpe de Estado", de Tejero, Armada, Milans del Bosch, etc., fue provocado, en gran parte, como reacción a la impunidad con que ETA mataba, sobre todo a militares, guardias civiles y afiliados a AP.
Dado el matiz peyorativo de la expresión "extrema derecha", no hemos de caer en la trampa del lenguaje de la izquierda, de quienes se consideran moralmente superiores. No hemos de catalogar de "extrema derecha" a las asociaciones de víctimas del terrorismo, ni a sus simpatizantes. No hemos de catalogar de esa forma despectiva a quienes somos amantes de la justicia y de la paz.
Un abrazo.