sábado, 11 de septiembre de 2021

LO DE LA LUZ NOS PASA POR...

 

                              LO DE LA LUZ NOS PASA POR GILIPOLLAS.

Perdonen ustedes la expresión. El último recibo de luz que he pagado es de 162,29 euros. Si estuviera en Francia, donde, en este momento, la electricidad es un 40% más barata que en España, hubiera pagado 97’37 euros. Eso en consumos domésticos. Piensen ustedes en los millones de kilowatios en la industria, los regadíos, el transporte…

Un poco de historia: en los años “sesenta” del pasado siglo, en los que España pasó de la alpargata al “600”, del botijo a la nevera, de las mulas al tractor…, los años del mayor desarrollo jamás conocido, con la luz que producían los embalses, única existente, no teníamos suficiente. Fue en ese tardo franquismo cuando, tras la visita de Eisenjagüer (lo escribo como suena en castellano) se decidió un ambicioso programa de instalación de centrales eléctricas nucleares. Esa labor fue continuada, en lo posible, ya en la Transición, por el Gobierno de Adolfo Suárez.

Pronto surgió una corriente de opinión contraria a las centrales nucleares. Las dos objeciones más importantes: la peligrosidad de una explosión, y los residuos radiactivos. ¡Claro!: en el recuerdo de todos estaban Hirosima y Nagasaki.

Cuando llegó al gobierno Felipe González, se encontró con dos o tres en funcionamiento, (¡y mal que venían!)  y otras seis, o así, en distintas fases de construcción. Del lema “nuclear no, ¡gracias”, hizo campaña toda la progresía. ¡Anda que no tuve discusiones en el Colegio de Villanueva con uno de estos progres de la chapita. No obstante, por lo menos cuatro de las actualmente en funcionamiento, se inauguraron en 1986, con F.G. como Presidente, pero se pararon Valdecaballeros y Lemoniz (esta con sangre incluida), invertidas en ellas una verdadera millonada. ¡Se acabó construir más nucleares!

La necesidad de contar con algo de energía propia, tan dependientes como estábamos, y estamos, del petróleo y sus derivados, aumentó de forma exponencial tras la crisis del Yon Kipur en octubre de 1973. Los Países Árabes productores triplicaron el precio del crudo.

¿Cuál fue la solución del gobierno socialista? Las centrales térmicas de carbón. Pero tampoco teníamos tanto, además de mala calidad, y lo que contaminan. Entonces se recurrió a utilizar petróleo y gas como combustibles. Con el avance tecnológico que supone la “cogeneración” y el “ciclo combinado”, son más eficientes, pero también, aunque menos, contaminan, también lanzan a la atmósfera millones de toneladas de CO2, por el que se ha de pagar una tasa.

Comienzos del siglo XXI. Se empieza a utilizar la energía del sol y del viento. Lo malo es que esos antiguos paneles solares, por la escasez del mineral que transforma la luz del sol en electricidad, y además por el mecanismo para mirar de frente siempre al sol, eran carísimos. Para cumplir con las exigencias del protocolo de Kioto, el Gobierno de Zapatero, en  época de vacas gordas, hace que esos KW “solares”, valgan tres veces más que el precio de mercado. Como esa conseguía a base de subvenciones estatales, cuando llega la crisis, de un plumazo en el BOE, ¡se acabó el chollo!

Pero hete aquí que, seguramente los chinos, descubren que cristalizando el silicio, mineral abundante, también transforma al luz solar en electricidad. Por lo tanto los paneles, además fijos, sin seguimiento, por lo tanto sin hormigón ni mecánica, resultan diez veces más baratos. También avanza la tecnología para conseguir turbinas eficientes que giran impulsadas por las enormes hélices, o palas. Por todo el país se empiezan a levantar generadores eólicos, alias “molinos”. Empieza la fiebre de los “huertos solares”.

Situación actual: existen funcionando cinco centrales nucleares, siete reactores que producen el 22% del total de la electricidad consumida en España.

La eólica supone el 21 % del consumo. Cifra importante. Suponemos rentabilidad, aun vendiendo más barato el KW del precio actual. Ahí ya no llego, aunque podría buscar por internet su producción. Cada “molinillo” vale sobre unos 900.000 euros. ¿No podrían ser más baratos?

La hidráulica supone, en años de lluvias normales, el 14%.

La solar, a pesar de tanto panel como se ve por ahí, es del 3%.

La producción de un central nuclear es de 7.398 megawatios. Para producir esa electricidad con paneles son necesarias 14.797 Has.

En números redondos: el 50% de la electricidad producida en España lo es con petróleo y gas natural, importados, como se sabe.

Sube el gas, sube el petróleo, sube el KW. Cierto que el porcentaje mayor de la factura se lo llevan los impuestos. No sé si por ahí se podría atacar para frenar la subida. Aunque el freno más importante debe ser, cuanto antes, el producir kilowatios más baratos.

Descartada la opción de las nucleares  (aunque ya veremos como consigan domar la fusión) y, puesto que las esperanzas están puestas en las renovables, solar y eólica; puesto que algunos ya llevamos casi tres años intentando instalación de paneles, LO URGENTE ES QUE LAS ADMINISTRACIONES AGILICEN EL PROCESO.

 Menos o más rápida burocracia. Medidas deben tomarse cuanto antes porque la situación puede empezar a ser insostenible. Un ejemplo: en la nave avícola de mis hijos, el coste de la electricidad sería, si no hubieran instalado paneles en el tejado, a día de hoy, del doble que hace un año, pero no en todos los sitios se pueden instalar paneles. En los bloques de pisos, por ej., imposible, aun cubriendo toda la cubierta, que esos paneles dieran electricidad a diez o catorce pisos, con cuatro viviendas en cada uno.

Lo que es muy cierto es que si en lugar de siete reactores nucleares tuviéramos cincuenta, como en Francia, otro gallo nos cantara. ¿Comprenden el adjetivo del título?

Ahora veremos si el Ministerio para la Transición ecológica llenando media España de paneles y “molinos”, consigue abaratar la energía eléctrica. Pero si ha de ser así, ¡cuánto antes!

 



      Esos doce paneles que ven instalados en nuestro corral, calientan agua. Son una ayuda, pequeña, cuando hay sol, para la calefacción en invierno. Su ventaja es que nos proporcionan agua caliente sanitaria todo el año.

1 comentario:

Administrador dijo...


Una de las mentiras que he oído en estos días sobre la tarifa eléctrica es que el 75 % de la factura es de impuestos. ¡Mentira! Los impuestos suponen el 13'5 del importe total, ya que han rebajado el IVA al 10 %. El coste mayor es, como es lógido, el de los kilowatios, el 55 %. El resto, además de los impuestos es: el 17 % de la potencia contratada, el peaje de transporte el 12 % y otros piquillos por ahí.
Luego lo fundamental es rebajar el precio del kilowatio.
En el recibo de nuestra casa que acabo de ver dice que toda la electricidad consumida es de origen verde. No me extraña dados los paneles y molinos que tenemos en la zona. Pues ya podrían poner ésta, la verde, más barata.