sábado, 22 de febrero de 2020

ÚLTIMA DECLARACIÓN DE LOS DETENIDOS EL 29 DE JULIO DE 1936.

    En mi trabajo de información y arrendamientos de terrenos para la instalación de paneles fotovaltaicos, que va viento en popa,  me tomo un respiro para concluir con la última de las declaraciones en aquel penoso "proceso", el cual considero, no obstante, es conveniente conocer.

Seguidamente fue interrogado el sujeto que a continuación se expresa, Casildo Blanco Gallego, que manifiesta llamarse como queda dicho, de 33 años, casado, natural y residente en Villalpando, preguntado manifiesta aue la noche del 19 del actual, sobre las 22 horas le dijo su mujer, María Moreno, que fuera a buscar a sus hijos, que el declarante creía que estaban en la carretera de Rioseco, accedió a ella, encontrándose en la bifurcación de dicha carretera con la de Villanueva del Campo, a sus convecinos Abrahám López, Toribio Álvarez Aínse, Santos de Caso Argüello, Ciriaco Argüello Raposo, Juan Redondo Tomás, hermanos Gregorio y Silvestre, (a) Garibaldes, Aurelio Lobato, Laureano Fernández, Anastasio de la Puente, todos los cuales se pusieron delante de un automóvil de un tal Dámaso Boyano, vecino de esta villa, el cual se dirigía a Villamayor, no vio que tuvieran escopetas ni otra clase de armas, y un rato después el que declara se retiró a su domicilio quedando sus convecinos, aun en el sitio de referencia, no teniendo más que decir, no firmando sus manifestaciones por manifestar no saber a cuyo fin lo hace el guardia que me acompaña y el oficial que certifica.

         Firmados_ Antonio Piorno Herrero.- Julio García Palacio.

ACLARACIONES: Ni la Guardia Civil ni los detenidos dicen el verdadero motivo de la salida, con escopetas la mayoría, a las dos entradas en el pueblo. No era para impedir la entrada en el  mismo de Fuerzas del Orden, ni fascistas, ni elementos de la Falange, sino ESPERAR LA LLEGADA DE UN DESTACAMENTO DE LOS MINEROS QUE HABÍAN LLEGADO A BENAVENTE.


     Ya, por la tarde, un camión de sublevados había tomado el pueblo, sin encontrar resistencia, salvo la de dos muchachos que levantaron el puño, corrieron tras ellos, y pegaron tiros al aire. ("La otra historia de la Villa"). El pueblo, como toda la provincia, había quedado en manos de los Militares y de la Guardia Civil.

    Es cierto que los "Civiles" de la villa no impidieron, ni se enfrentaron con estos grupos semi armados. Seguro sabrían de la llegada de los mineros a Benavente, e incluso, vía telegrama, de la salida de sus compañeros hacía Villalpando.

    Hemos descubierto en esta investigación que se formaron dos grupos. Sólo teníamos noticia de uno, el de la "Casilla" (en la carretera de Madrid, esquina a la de Rioseco), pero no así el de San Lorenzo, bifurcación entre la carretera de Rioseco y la de Villanueva a la que se alude en todas las declaraciones.

    ¿Quiénes formaron parte de cada uno? Por lo que cuentan  Casildo, Toribio, Santos y Ciriaco, los más explícitos, más lo que cuentan a medias, los demás, salvo Laureano y Anastasio, quienes niegan todo, en el grupo de San Lorenzo estuvieron: los dos hermanos Garibaldes, Gregorio y Silvestre, ("se asomaron al oír voces"); Abrahám y Casildo, éste salió a buscar a los niños; Juan, "quien también oyó voces pero no conoció a nadie; Laureano y Anastasio, ( "que estuvieron en la plaza") a quienes cita Casildo.

      También sitúa Santos  en San Lorenzo a los cazadores Juan y Andrés Redondo, Bonifacio "Caminero", Luis "Ministro" y Benjamín, padre de Chapirú, todos estos con escopetas. De ellos sólo fue detenido el primero.

     Puede que algunos declarantes sitúen en San Lorenzo a más de quienes estuvieran, por el hecho de que en dicho lugar nada grave ocurrió. Todos aluden a la detención de un automóvil que resultó ser el de Dámaso Boyano, incluso añaden detalles de ocupantes y del regreso. Actuación inícua.

     En la "Casilla", apostados, según Ciriaco, el declarante, junto con Santos quienes más se ajustan a la verdad (candorosa la declaración de Ciriaco; en aquellos primeros momentos todavía pensaban que los "suyos" vendrían a liberarlos), estuvieron él, con un cuchillo, Pedro, sin arma alguna y su hermano Santiago, Román Mansilla, (estos dos fueron los heridos, fallecido el primero)  Gabriel y Aurelio Lobato y Teodoro Boyano, el mayor de los Garibaldes, con escopetas. Posiblemente hubiera habido más, incluso por la transmisión oral alguna mujer, Santos habla de "turba".

     Acusa el Alferez, Jefe del Puesto de Villalpando, a  los de la "Casilla" de "atacar" a la Guardia Civil de Benavente. Lo cual es incierto, pues no aluden a daño alguno ni en el o los dos coches, ni a los guardias ocupantes de los mismos. Pienso que los detenidos, cuando quisieron darse cuenta, en la oscuridad de la noche, de que no eran mineros, sino civiles, no les daría tiempo, o no se atreverían a disparar, y sí lo hizo "la benemérita", hiriendo a dos, uno mortal. Los demás, de inmediato, se darían a la fuga, menos Pedro quien quedó, y marchó a Zamora, con el hermano herido. Al amanecer los cuatro líderes, cogieron carretera, la de Villanueva, y manta. (La otra historia de la villa).

     ¿Qué hubiera ocurrido de llegar mineros en lugar de guardias? En Benavente estuvieron unas horas tres mil mineros. Nadie les opuso resistencia y con nadie se metieron. ¿Qué en Villalpando?  Posiblemente, como ocurrió en otros lugares, asaltar el Cuartel, y luego...

     La gente más significada de derechas, sabedores de la espera, con escopetas,  aunque no tuvieran todos, a los mineros, armados con pistolas, por si acaso, se habían "refugiado" en casa de Frutos Martínez, quien era persona moderada, de centro izquierda que podría aplacar a los anarquistas.

     Lo mejor que he leído de la guerra civil española es el libro de Juan Eslava Galán: "Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie". Eso nos ocurre a quienes intentamos ser objetivos. En algunos hechos pueden discrepar los del uno o los del otro bando.

       Continuaré contando la barbaridad cometida con los detenidos.

      

     
    
      


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