domingo, 9 de febrero de 2020

UNA ESTREMECEDORA HISTORIA LOCAL. (Capítulo I).


      Llevo dos semanas trabajando absorto,  incluso perdiendo alguna mañana la noción del tiempo, leyendo,  ordenando, copiando lo más relevante de los  fotocopiados treinta folios, por las dos caras, del legajo 9.731, obrante en el Archivo Histórico Militar de la Coruña, con sede en el Ferrol, en el que está toda la "causa" contra nueve villalpandinos inocentes. por el "delito de ADHESIÓN A LA REBELIÓN". Más concretamente por "atacar a la Guardia Civil y haber formando grupos a la entrada de Villalpando para impedir la entrada en la villa a la "Fuerza Pública" y a elementos falangistas", en la noche del 19 de julio de 1936.
      Tanto en el libro "Víctimas de la guerra civil en Villalpando" y, con más extensión en "La otra historia de la villa" doy cuenta,  de dicho suceso. Tomada entonces como fuente la hemeroteca del Heraldo de Zamora, el Libro de Enterramientos del Cementerio de Zamora, el de Registro de Salidas de la cárcel dicha, y la transmisión oral, no he contado la historia en su integridad, pues carecía de la documentación dicha: el legajo.
      Aunque en todo lo instruido se ignora o tergiversa el motivo de salir a las carreteras los grupos de jornaleros, el hecho cierto es que salieron a esperar a un destacamento de los mineros que habían llegado aquella tarde a Benavente. En lugar de mineros llegaron Guardias civiles de aquella comandancia, huyendo de los tres mil efectivos que tomaron la villa de los Condes-Duques, quienes, nada más salir los guardias hacia Villalpando, regresaron, o intentaron, regresar a Oviedo, al enterarse de la traición del Coronel Aranda.
      La verdad es que los jornaleros, aunque algunos llevaban escopetas de caza, algún cuchillo y cachas, no dispararon sobre los dos taxis que traían a los guardias. Éstos, nada más echarlos el alto, dispararon a quemarropa e hirieron a un muchacho de 19 años, que murió desangrado antes de llegar a Zamora, y a un hombre joven. Los demás huyeron a sus casas.
      la Guardia Civil de Villalpando tardó diez días en detener a los nueve siguientes. Los detuvo el 29 de julio. Copio la relación tal cual está en el legajo:
1.-Santos de Caso Argüello
2.-Juan Redondo Tomás.
3.-Laureano Fernández Andrés.
4- "Cipriano" Argüello Raposo. No era Cipriano, sino Ciriaco.
5.-Toribio Álvarez Aínse
6.-Silvestre Boyano Sinde.
7.-Gregorio Boyano Sinde.
8.-Anastasio de la Puente González.
9.-Casildo Blanco Gallego.

     Varios más tomaron parte en los hechos: Santiago García Fernández, el herido que no llegó a Zamora, su hermano Pedro que lo acompañó, y  el otro herido Román Mansilla, curado y fusilado más tarde, y los dirigentes, hombres impelidos por su afán de justicia social: Gabriel y Aurelio Lobato Quevedo, Abraham López Gil y Teodoro Boyano Ainse, quienes, al amanecer del día 20 de julio de 1936, cogieron "carretera, la de Villanueva, y manta". Contamos su peripecia en los libros citados.
     Llevados al Cuartel el Jefe de Línea, Alferez, Antonio Piorno Herrero, va tomando declaración uno a uno e instruyendo el correspondiente atestado, hecho lo cual los traslada a Benavente, adjunto el siguiente oficio.



    
     
    
Como no serán capaces de leerlo, lo transcribo:

                               Señor Comandante Militar.

       El Oficial que suscribe tiene el honor de manifestar a V.E. que, a pesar de la tenaz negativa de algunos de los que han depuesto en el presente atestado de decir no haber tomado parte tanto en la agresión a la Guardia Civil como de formar parte de los grupos en distintos puntos para impedir la entrada en Villalpando de la fuerza pública y elementos de falange, le consta al oficial que expone que todos han contribuido a la formación de los dichos grupos, lo primero por haberlo así manifestado unos y lo segundo por el convencimiento moral de ello, dada su condición de comunistas libertarios  de todos más los antecedentes que de los mismos se han podido recoger.
      En su consecuencia tengo el honor de pasar a V.E. las presentes actuaciones juntamente con los detenidos para la resolución que se digne aplicar.

                                       Villalpando 29 de julio de 1936.
                                           
                                           El Alferez, Jefe de Línea

      
                                          Antonio Piorno Herrero.

    En Benavente pasarían probablemente la noche del 29 al 30 dichos. El Comandante militar,  ordena, al día siguiente, su traslado a la capital, junto con un oficio mecanografiado dirigido a la Comandancia Militar de Zamora, en el que consta que los manda, debidamente conducidos, por fuerzas del orden al mando del Teniente de Caballería jubilado don Joviniano Gullón, quien porta el atestado levantado por la Guardia Civil de Villalpando.
   De esto tenemos noticia por un oficio redactado por el Comandante Militar de Zamora, José ¿Sicor?, fechado el 31 de julio de 1936.
    A partir de esa fecha quedan ingresados en la cárcel de Zamora, "pendientes" de juicio, ante un Tribunal Militar, en el que actuaría, como Juez el Teniente del Ejercito Sr. de la Hoz, y como Secretario el soldado nombrado al efecto, Félix Álvarez Pardo.
    Se suceden diligencias, comparecencias, declaraciones: toda la parafernalia judicial.
   
     En el siguiente capítulo iré copiando lo declarado por cada uno de los nueve detenidos en el Cuartel de la Guardia Civil de Villalpando.

                          

     

    

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