viernes, 21 de marzo de 2014

                                                          LA ABUELA DE LA VILLA.

                Cuando anteayer, en mis andanzas recaderas en el “Panda”,  entre las tierras, la nave,  el pueblo, y los del al lado, vi en  el poste de “la Rampla”, la esquela de Delfina, me dije: -mañana voy al entierro. Un encargo de David, el de Biomaser, me lió, y me fue imposible

                Quiero sepan sus hijos que no es la falta de afecto hacia ellos la causa de no acompañarlos. Quiero que esta semblanza supla mi ausencia ritual en la ceremonia.

                DELFINA ARGÜELLO ALEJOS, ciento dos años vividos con salud y alegría de la vida. Mi recuerdo de ella es el de verla siempre de buen humor, atendiendo a los clientes en la droguería, a la que yo iba con cierta frecuencia.

                Era hija del señor Narciso, “Campelo”, cortador, tratante de blusón que hacía los tratos en reales, de vacas y chivos que traía de Benavente, y les cubría los huesos con lo que apañaban, por regatos y linderones, y con la cebada que cogía de sus tierras.

                ¡Qué familia tan genuina!: Aquella carnicería al comienzo de la calle Zarandona, con mostrador de mármol y una preciosa balanza dorada…

                En el homenaje que el pasado verano le tributó el ayuntamiento, se mostró tal cual: simpática, alegre, con una memoria fotográfica.

                A Félix, criado en casa ensamblada a la suya, lógicamente le llamaba “Felixín”. Éste la preguntaba  por los vecinos de la calle, cuando ella era joven. Y se los iba narrando uno por uno.  Y luego le decía a Félix: -¿pero tú no te acuerdas,  de la señá Beatriz, la madre de “Rosita” y  de los Ivos y de D. Cayo, que vivían en la casa que compró “Rabico”?. (Esta “Rosita” era la madre de Pablo Riaño, Cobera,  nacido en 1899).

                Aunque ya somos mayorcicos, ¿cómo acordarnos de la madre de D. Cayo Riaño, fallecido a los 81 años en 1.954, de la abuela de mi suegro, Beatriz, a quien ella citaba? Yo echaba cuenta y aquello era por el año 1920. Delfina tendría 8 o 9 años, y ¡se acordaba!; y de D. Francisco Morales, y D. Pío Alarma…

                Creo que Delfina fue la mayor de los cuatro hermanos que conocimos. Por mis cuentas, aunque madre muy joven, creo que detrás de ella iba “La Roja”, mujer del  famoso Ramiro, luego “Chicho”, marido de Petrita y padre de “Bolica”. El menor fue Alfredo.  Famoso por su simpatía no exenta de sorna. ¡Si la cantina de Monsifú hablara cuando se juntaban Ramiro, Alfredo, Pepe “Pillollo”, mi tío Pablo…!

                Se casó con Manolo Vega, muy amigo de mi padre, después también lo fue mío, un hombre más majo…, con quien me encantaba conversar.

       Se le ocurrió, como modo de vida, para ayudarse en la poca labranza, abrir una droguería, puede que, incluso antes de la guerra, aunque me parece era de las últimas quintas que combatieron. Dada la guasa, a veces cruel en los apodos, que se usa por el pando, a Manolo le adjudicaron enseguida lo de “Brillantina”, loción para el cabello entonces muy de moda, producto estrella en la nueva droguería que, ya vieja, todos conocimos.

                Los tres hijos, Manolo, Milagros y Ricardo nacieron muy espaciados. Con ellos mantengo buena amistad. Dos días antes estuve en el bazar de Ricardo y Trini. No me comentaron que su madre estuviera mal.

                La han atendido, cuidado. Ha vivido su larga ancianidad con calidad de vida. Ese es el regusto que seguro les queda, que con ellos quiero compartir. Si bien mezclado con cierta pena porque se nos van nuestras últimas madres. Las abuelas del pueblo.
               
               


3 comentarios:

Tomás Mansilla dijo...

Todo aquello bueno que tenemos en la vida, como son los padres, tarde o temprano se nos van, en este caso, como en el mío, nos "regalaron" estos seres queridos, unos cuantos años de mas, que el resto de los mortales.

Deseo en estos momentos tan duros, acompañar a esta familia en su dolor, y decirles que nuestros seres queridos nunca se van, siempre los llevaremos en nuestro corazón.

Descanse en paz la señora Delfina.

Tomás Masilla y familia

Unknown dijo...

Querido Agapito,

En nombre de toda la familia y en el mío propio, queremos agradecerte estas bellas palabras a la memoria de mi abuela Delfina. También agradecerte, como bien comentamos en la celebración del homenaje que le hizo el Ayuntamiento de Villalpando, su alcalde y amigo de la familia Félix, los buenos ratos que pasaba con mi abuela leyendo tu blog, a estas personas, recordar tiempos pasados las hacía vivir. Gracias también a todos los que nos acompañaron en estos duros momentos, simplemente GRACIAS.

Administrador dijo...



Querida (lo de ser nieta de Manolo lo justifica) Elisa.

¡Gracias a ti, en mi nombre y en el de Félix, por un mensaje tan bonito!

Me produce tristeza cada lector, lectora del blog, en diferido, que voy perdiendo. Se compensa cuando en ello hay relevo, como en tu caso. También me gustaría, aunque es más difícil, continuara el relevo generacional en la amistad que de siempre unió a los Vega y a los Modroño.

Un abrazo.