lunes, 10 de marzo de 2014

BREVE NOTICIARIO



     Que de golpe y porrazo revientan los almendros de flores. El de Agrinza, viejo almendro del majuelo de "Caitanines", está para hacerle mil fotos.

     Mis almendritos de la carretera de Quintanilla, herederos de los del majuelo de "Cobera", ya van echando, pero si quieren ver una preciosa mancha blanca, la de nuestra josa de Valdeconejo, en medio del verdor de los pinares, se asomen a dicho valle. Desde la bajada de "El Sebo", ya se ven.  Estarán también en flor los de la ladera de "El Teso el Mimbrero", con más pinos de fondo. ¡Qué bonito empieza ya a estar todo aquello!

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    Que ya están a la venta unos pocos ejemplares de "Aquellos pueblos". El editor me hizo cambiar lo de "Atisbando el borrajo". Aunque los visitantes del blog hayan leído esos relatos  (desaparecidos del mismo, como habrán comprobado), la literatura (suponiendo que mis letrajas lo sean), se degusta en el papel, en las páginas de un libro. Es como un buen vino: ¿se puede degustar en vaso de plástico? Además tiene fotos. La de la portada es una joya. Es para fijarse mucho en los hombres y reflexionar sobre ello.

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    Que he de acabar lo de la "intelectualidad villalpandina" y seguir con lo de Luciano, pero como ha salido el sol y orea horrores, entre mi hijo agricultor, que se le han metido las labores de golpe, y mi hijo forestal, que no da abondo a entresacar, podar, desbrozar, recoger troncos, astillar, me traen como a un zarandillo. A ver si mañana puedo echar un par de horas a este cultivo de las letras.

    Saludos                

1 comentario:

Pablo dijo...

Por salir aquí a colación el macho del señor Pepillo, q.e.p.d., (el señor Pepillo, por supuesto), me picó la curiosidad de querer saber más sobre este animal, y mira por donde, cuando arrastraban el tercer toro de la corrida que veíamos por televisión en la Asociación de Jubilados, voy y digo en voz alta: Qué sabéis del macho de Pepillo. Y Atanasio, que andaba mal. Y algunos lo corroboraron. Pero yo, eso ya lo sabía. Que quería saber algo más de esta caballería. Y Atanasio, que era rubio. Y Eustaquio, que no, hombre, que tordo, ¿no lo voy a saber yo si era vecino suyo y entré más de una vez en la cuadra que había pasando el portalón, en el corral según se entraba a la derecha? Y Atanasio, chitón. Se achantó la mui, y yo queriendo saber más, ¿y era grande? No era mediano y con mucho genio. Y yo, ¿pero por qué andaba mal? ¿Qué le ocurría en las patas? Que no hombre, que de las manos. Los cascos. Que pisaba mal. ¿No entiendes? Pues… qué quieres que te diga. Pues eso, que pisaba mal, coño, que era TOPINO.
Y así se llegó el segundo tercio del cuarto toro de la corrida, y a mí se me disipó la duda que tenía sobre este animal: El macho del señor Pepillo era Topino.
Pablo M.