He sido invitado al VI encuentro, "Razones para quedarnos", que organiza La Opinión de Zamora. Les he enviado la ponencia que me gustaría leer en dicho encuentro. Por si acaso no lo consigo ,me queda el consuelo de publicarla aquí. Ya les advierto que el pequeño resumen de mi biografía, que los lectores conocen de sobra, lo escribo como presentación por si me dan la ocasión de leerlo en Zamora.
RAZONES
PARA QUEDARNOS.
Puede haga
ya veinte años que el Círculo de Zamora me concedió el primer premio en el
certamen, “Proyectos e ideas para revitalizar la provincia de Zamora”. El
segundo lo consiguió el Profesor de la Universidad de Salamanca, José Manuel
del Barrio.
Niño de
pueblo en la posguerra, estudié por libre, de forma autodidacta, mientras
trabajaba para pagarme los libros y las clases con algún maestro local.
Mecanógrafo
de abogado, aguardientero, “un poco labrador”, que sigue pendiente del cielo,
Maestro de Escuela, activista social
desde mis tiempos en la Juventud Agraria y Rural Católica…
Dos botones
de muestra: con veintidós años redacté y (junto con Balastrera y el Tobo) conseguí firmas suficientes para
solicitar la Concentración Parcelaria en el término municipal de Villalpando.
Segundo botón: mi activa participación para salvar de la quiebra a la
Cooperativa Agrinza, fusionándonos con Cobadú.
Cinco libros
publicados; un blog muy visitado, varios premios literarios en relatos
terruñeros.
Conocer, vivir desde dentro, la triste realidad rural día a
día, me impelen a escribir, bosquejando el triste cuadro y unas posibles
soluciones al problema despoblacional, que van a tratar en el VI Encuentro del
título.
“Quedarnos”: ¿quiénes
y dónde?
¿Quiénes y dónde?:
Los que, según sus estudios encuentren colocaciones de cuello blanco,
funcionariales, principalmente, en todos los estrados de la sanidad, educación,
administraciones públicas, desde barrenderos/as municipales hasta
Magistrados/das, Notarios, Profesores/ras,
Médicos… Esos puestos están en Zamora capital, Benavente, Toro y, en
menor medida, en el resto de cabeceras de comarca, en donde no van a fijar su
residencia los afortunados.
De los cerca
de 20.000 jóvenes de la provincia, franja entre 18 y 25 años, el 85 % viven en
la capital, Benavente y Toro. Para todos y todas quienes obtengan alguna
titulación no hay puestos, Pero como los no titulados a
cuidar ovejas, doblar los riñones en la horticultura, en la vendimia y, ni
siquiera en la hostelería o en el cuidado de los mayores quieren trabajar,
emigrarán, o se apuntarán al Ingreso Mínimo Vital.
Dado el enorme descenso de la natalidad desde
hace más de veinte años, ha disminuido mucho la cantidad de españolitos/tas que
llegan al mercado laboral. Por ello, más o menos todos, van encontrando algún
agujero.
Existen en la provincia muchos
proyectos energéticos, plantas de biogás, de hidrógeno, huertos solares y
eólicos… ¡Pero si no se van a encontrar peones españoles! Si ahora mismo ya no
cubren los nativos, toda la oferta en la construcción, en el transportes, en el
hogar, en la hostelería…
Entonces, ¿qué va a pasar con la
agricultura, con la ganadería..?
De la primera, en todas las
extensiones de secano, incluso de regadío extensivo, no se preocupen. Nuestra
agricultura se ha modernizado, tecnificado a nivel europeo. No quedan parcelas
sin sembrar.
Aunque en la mayor parte de las aldeas no
quedan jóvenes, para montarse en estos preciosos, modernos, cómodos tractores,
siempre habrá en el pueblo vecino, en el cabecera, muchachos, de familias con
tierras, que ya sienten seguir yendo al Instituto, por obligación, hasta los 16
años. Están deseando manejar tanto moderno juguetito. Ya lo hacen en
vacaciones. Además, muy pocos dominan muchas hectáreas.
Son estos pocos quienes reciben
ayudas por la incorporación al sector, que no fijan ni un solo habitante más en
las aldeas. El 50% de las personas perceptoras son chicas, que ni se montan en
el tractor, ni viven en el campo.
Empiezan a escasear los
tractoristas. Muchos mayores de 65 años, incluso de 80, siguen en el tractor,
en la cosechadora.
¿La ganadería?
Por partes. Avicultura: en las
modernas naves climatizadas, digitalizadas, automatizadas, el trabajo es
mínimo. Dos horas diarias para sacar camadas de 30.000 pollos. Cubierto el
consumo nacional, incluso exportando, parece ser ya no autorizan más
instalaciones. Aquí poco nicho de empleo contemplamos.
Sí, en cambio, en gallinas camperas
ponedoras. La demanda de huevos, sobre todo de gallinas en libertad, va en
aumento. Bastantes explotaciones familiares podrían instalarse en el conjunto
de la provincia.
Bovino. Podría aumentar el
extensivo, para carne en Sanabria, Carballeda, Aliste, Alba, Sayago; en las
penillanuras rocosas occidentales. En el término de Villalpando existen cuatro
explotaciones extensivas de vacas nodrizas, y otros tantos cebaderos de chotos.
En esta actividad se están incorporando jóvenes ganaderos. Creemos se ha
llegado al punto de saturación. Hay cabañas de hasta 2.000 chotos. Lo difícil
les va resultado ya encontrar terneritos para el cebo, puesto que están
disminuyendo la explotaciones de leche.
Porcino. Se desmanteló la red de
explotaciones familiares de cerdas madres, incluso medianas de ciclo completo.
Han surgido explotaciones de miles de madres. Producen lechones para cebaderos
de miles de cabezas, en integración. Los gobernantes deben sopesar el impacto
ambiental y las necesidades del mercado antes de autorizar la instalación de
más macrogranjas. Llevamos unos años conviviendo con doce mil cerdas y sus
miles de lechones a dos, a tres, a
cuatro kilómetros, y para nada nos molestan, ni contaminan los acuíferos. Dan
trabajo a quince o veinte personas. Tampoco vemos en este sector nuevo nicho de
empleo.
Y, llegamos a la madre del cordero:
el ovino, las ovejas, el queso zamorano, las fábricas, cooperativas o
empresariales: pues que por mucho Fromago
y seminarios sobre el tema, cae en picado. Aunque las explotaciones que
persisten hayan aumentado el número de cabezas, no cubren, ni con mucho, todo
el abandono por falta de relevo generacional. Están desapareciendo aquellos
pastores de 365 días al año. Hay pueblos ya sin una oveja. De los treinta
cabañales de mi pueblo, quedan ocho. Explotaciones de dos, de tres hermanos, uno
de ellos, de modernísima explotación me decía: “el ovino no tiene futuro”.
Otro, cabreado por la mano de obra me decía: “las quito y que venga a ordeñar
ovejas Pedro Sánchez”.
¡Claro!: el pastor, aunque tenga
asalariados, es un autónomo que no libra ni un fin de semana, pero al empleado
ha de darle un mes de vacaciones pagadas, en las que no va a encontrar a otro
que le sustituya. En estos que quedan en activo tampoco veo relevo generacional.
Yo sí creo el ovino tiene solución,
incentivando, regulando, encauzando desde las administraciones la incorporación
de jóvenes familias de inmigrantes que se hagan cargo, como autónomos de los
apriscos que se cierran. En eso, en los inmigrantes, como dije hace veinte
años, está mi esperanza para una cierta repoblación provincial. Y, la nueva
savia de la inmigración, está ya haciendo reverdecer el mustio olmo
poblacional. Un dato, guardería de la villa, catorce nenes y nenas. Cuatro
oriundos, diez de inmigrantes.
El problema del estiércol: nuestros
suelos son muy pobres en materia orgánica. Absorberían un porcentaje mucho más
alto de estos residuos ganaderos. Cierto que los purines huelen muy mal. Ello
se está solucionando enterrándolos al tiempo que se aplican. Cierto también que
en los regadíos, se están aplicando dosis de fertilizantes químicos altísimas.
Son esas zonas las responsables de, por lixiviación, el aumento de nitratos en
las corrientes fluviales.
Una magnífica solución para evitar
los malos olores, la contaminación por carbono del aire, para producir energía,
riqueza y empleo, es la instalación de plantas de biogás, de incomprensible
rechazo. En conjunto, todo el estiércol que llega a ellas, en camiones con
lonas, y de ellos al digestor, produce muchos menores olores que desparramado
en las tierras. Y mucha menor contaminación: capturan el carbono para
transformarlo en gas. En su residuo, el digestato, quedan el nitrógeno,
fósforo, potasio y microelementos con enorme valor fertilizante. Seco inoloro y
mucho más fácil de manejar que los estiércoles.
La provincia de Zamora, la meseta,
carece de capacidad repoblacional, aunque se quedaran, que no, los pocos que
van naciendo. Todos los puestos de trabajo manuales actuales, en agricultura,
industria, ganadería, hostelería,… y los que pueden crearse, rechazados por los
nativos, para no dejar morir del todo a los pueblos, han de ser ocupados por
inmigrantes.
La vivienda: según en qué pueblos
hay más o menos oferta de vivienda en alquiler o venta. Contra la actitud
antisocial de los propietarios absentistas, de los de “antes de regalarla que
se caiga, es necesario, sería muy conveniente triplicar el IBI de las viviendas
desocupadas; obligar al derribo de las ruinosas.
Otra cuestión: la PAC. Estamos
viendo como estas ayudas europeas, que están sosteniendo a la agricultura y
ganadería, no consiguen frenar la despoblación. Incluso al revés. Ese dinero,
en parte, está sirviendo para comprar pisos en las ciudades.
Igual que Bruselas impone
condiciones de cultivo para percibir las ayudas, debería imponer la condición
de que los perceptores vivieran en los pueblos.
Otra causa que impide la
incorporación de jóvenes a las labranzas es la falta de tierra. Sería lo justo excluir
de las ayudas, por lo menos a los pensionistas, que los perceptores vivan, en
exclusiva, de agricultura y ganadería. Profesionales que cotizan a la Seguridad
Social Agraria. Que esos subsidios estén siempre vinculados a esa cotización,
como autónomos o como empleados.
Ya sé ningún ponente hablará de
esto, tan políticamente incorrecto como realista, que ninguno se bajará a pisar
el barro. Sé que toda su retórica teoría para nada sirve.
El enfermo está grave. Con placebos no lo vamos a curar. Es necesaria la cirugía. Las medidas que propongo son como el necesario bisturí que pueda darle algo de vida.
1 comentario:
Agapito, muchas gracias por tus palabras, te lo agradecemos de corazón
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