miércoles, 28 de abril de 2021

HA FALLECIDO CARMEN GUTIÉRREZ CHIMENO.

       Aunque tenía 96 años, ayer en el poco rato que estuve en el tanatorio, pues lo cerraron enseguida, y luego cuando vine a casa, derramé lágrimas por ella. Si piensan que soy  un plañidero profesional (en la antigüedad existía esa profesión; había plañideras pagadas que iban a llorar en los funerales), se equivocan. Soy persona de una enorme sensibilidad, muy sentido, como se dice por aquí, de lágrima fácil, de lo que no me avergüenzo; además mi buena memoria, hace que se me agolpen los recuerdos, los afectos, más o menos, con los fallecidos.

    Y es que Carmen, la de mi tío Paco, era como mi hermana, como mi madre. Los lazos familiares, la proximidad, hacían que el cariño entre los de Silera y la Fuente fuera intenso. Siempre estábamos ahí cuando unos necesitábamos de los otros.

    Carmen y Nana, que yo recuerde, velaron, acompañaron a mi abuela en sus últimos momentos, igual a mi tío David, a mi tía Petra; cuando supe que Belén se moría me puse a dar gritos en el corral. Enseguida aparecieron los tres Gutiérrez. 

     Nosotros también estuvimos con ellos en sus desgracias. Deshecho en lágrimas, ayudé a meter a Pacucho en la caja. Los llevé al hospital a pasar un día entero con Nana.

     De niño, pasaba muchos ratos en el taller de mi tío Paco, su padre, el carretero; ayudaba a echar agua cuando metían los aros embrasinados en la rueda de los carros.. Éste venía todas las noches a escuchar la radio, y Pacucho a oír los discos de radio Andorra. Más tarde, Carmen y Nana compartían veladas con nosotros.

   En los muy últimos años, antes de tener que abandonar su casa, ¡qué tertulias los domingos, después de misa de las monjas, en esa galería: don Tomás, don Santiago, don Nemesio, Primi; Carmen, Nana, Luis y Mari Miranda; alguna Toranzos a veces; Cristina Leal, Pili la de Eustaquio... Y no les cuento cuando venían los argentinos, medios hermanos de su madre o hijos y nietos de éstos.

   "Tito", Waldino Chimeno Modroño, padrino de mi boda, primo doble de mi padre, y su mujer, Rosita, pasaban meses en Villalpando, en casa de Carmen y Nana.

     Cuando no había hostales, ni fondas de calidad en el pueblo, en esa casa hubo huéspedes de lujo. Eran mis años mozos, por los sesenta, cuando llegó, Paco, un teniente de la guardia civil, con 24 años, recién salido de la academia. Además era guapo. ¡Qué revolución entre las chicas, señoritas, del pueblo! Se casó con una niña preciosa, Mª del Pilar Mazo Iglesias, "Maripi". sigue casi igual de guapa.

     Al poco llegó, de Secretario al Juzgado de Instrucción, otro joven casadero, gallego,  recién aprobadas las oposiciones ; después ha sido Secretario del Cuerpo de Secretarios Judiciales de España; también ha sido profesor en preparación de oposiciones a secretarias y judicaturas, Jesús Seoane. Ha andado por las más altas esferas del mundo judicial nacional. Y, cómo no, se casó con otra villalpandina, Mª Carmen López, hija de don Marcial, hermana de José-Mari, para que se sitúen, sin ánimo de ofender, el famoso "Pitico". Tiene casa nueva en la calle Cantarranas.  Me honro con la amistad de ambos

    A Jesús lo sustituyó otro Secretario, Manolo Jabato. Éste era de Guijuelo y ya vino ennoviado. También mantuve muy buena amistad con él. No guardo, en cambio, buen recuerdo no sé si de alguna nuera o yerno.

    Carmen (Nana, por entonces, estaba con Primi en San Esteban)  disfrutó mucho con esos romances. Los "informes" de ella eran impecables 

    Pues esos son los buenos recuerdos (ya se fue la última) y el cariño que quiero guardar de mis primos los carreteros, Me gustaría mantener el afecto con la sobrina, Mercedes, hija de Pacucho y Witerba; y con Jesús, asturiano, hijo de Remigio y Pacita.

    Por su casa, aunque cerrada desde que Primi y Carmen, por necesidad y con acierto (reconozco mi error cuando intenté oponerme), se fueron a la residencia, cada día, cuando paso por delante, veo el espíritu de esta querida familia.

   

P.D.- El funeral será esta tarde, s.D.q. a las seis de la tarde, en la iglesia de las monjas, su segunda casa.

1 comentario:

Administrador dijo...

Me acaba de llamar Jesús Seoane, dándome el pésame por el fallecimiento de Carmen, haciendo elogios de ella, quien les trataba como una madre.
Hemos recordado su etapa en Villalpando, como conocieron a Maripi y a Mari Carmen, respectivamente Paco y él, en el baile de "Los Mantecas". Fíjense: un teniente de la guardia civil y un secretario judicial, jóvenes, junto con todos los muchachos y muchachas del pueblo, en el baile de los Mantecas. Pueden contar todas las historias que quieran sobre la dictadura, pero en aquella década de los sesenta, al menos en los pueblos, vivíamos felices.
Feliz me ha hecho revivir todo aquello de su etapa en Villalpando, en casa de Carmen Gutiérrez.