jueves, 28 de septiembre de 2017

LA HISTORIA DE UN PIMENTAL.


     Pues resulta que  mis hijos Jesús y Cristina, que había coincidido en Benavente con la Gerente de la Cooperativa "Huerta del Tera", una pimientera muy currante, decidieron plantar veintidós mil plantas de "lamuyos" e "italianos".

     Estercolado, mineral, labores, montar el riego por goteo y clavar, con el "espetón", una a una los miles de cepellones, labor de varios días en la que ayudaron hasta los niños.

     ¡Para qué les voy a contar todos los desvelos, trabajos, gastos y sudores que ha costado sacar adelante ese cultivo, en un junio, julio, etc., tan excesivamente calurosos. En esos largos días de infierno, riego a media mañana y al atardecer. Tenerlos siempre hidratados. Meterles alimento en fertirrigación. Todo controlado, por la técnico de una empresa que certifica la calidad del producto. Así lo ha exigido Mercadona, quien había contratado un millón de kilos con la "Huerta del Tera" en Micereces de idem. ¡Para qué les voy a contar la lucha contra agenijos, uvas de perro, abrojos..!

     A primeros de agosto, hubo que descuajar el excesivo fruto que había echado cada planta, quitando los que  estuvieran algo soleados y con algún defecto. No sé los sacos que llenaron. Nos daba pena tirarlos y regalamos  un montón. Al final, ya cansado de repartir se llevó treinta o cuarenta sacos "Míguel" para sus ovejas.

    Por San Roque comenzamos a cortar los primeros para Mercadona, lamuyos  e italianos verdes, que fueran grandes y bonitos. Los que no daban la talla empezaban a quedar tirados en la tierra. Nos daba mucha pena aquello. Si eran igual de buenos que los otros.

     Empecé a ofrecer a mayoristas: -traelos que los veo. -No me interesan. -Si quieres dejarlos te los pago a 40 cts. escogidos. Eso en Zamora. El artista de los 40 cts., que tiene siete fruterías en la capital, se los vi en ellas, en oferta, a 1'70.  Me dio las cuatro perras: -"déjame tu movil" . -No hombre no; mejor que queden en la tierra.

    Empiezo a ofrecer a la importante hostelería local (no sabía yo lo fuera tanto: "Los Rasos", "La Cañada Real", "El Toreo" "El Atlanta") .  Como saben los anuncio   aquí. Me empiezan a llamar...


      El día quince pasado, le llevó dos bolsas a Julio, el mejor pescadero de España; se acerca alguna mujer. Planto allí la tienda.  Casi  vacié el coche.

      Me marchó al "Avenida", mi segunda casa. Debo ser un sujeto peligroso: llegan tres guardias, dan vueltas revisando el coche. Salgo.

      -¿Tiene usted licencia municipal para venta ambulante?

       -No sé que haga falta. Casi todos los años vendo melones y nadie me ha dicho nada... También veo a más gente vendiendo por el pueblo.


       Pues alguien le ha denunciado.


       - Documentación. Tiene usted sin pasar la ITV.



        ¡Cierto!: un día por otro. Este coche sólo lo utilizamos para  andar por el campo.

        -Ahora está usted en el pueblo, en la vía pública, y encima mal aparcado.


         -Tiene ustedes razón. Y no me parece mal la sanción. Les pido sea lo menor posible.


          Al día siguiente la pagué por internet. Llevé el "Panda" al taller. Lo lavamos Hoy ha pasado la ITV.


          También al día siguiente solicité en el ayuntamiento, a nombre de mi hijo, la concesión de la tal licencia.


           Pasado martes día 26. Me avisan en la farmacia de que está la Guardia con mi hijo, que se había puesto a vender un poco por delante del estanco. Me acercó. Un guardia dentro del cochazo escribe en un cuaderno. El otro había ido con Jesús al Ayuntamiento a ver lo de la licencia.

          Les dicen que cierto yo lo había solicitado hacía diez días, pero que las Ordenanza del muy noble e ilustre Ayuntamiento de Villalpando, PROHIBEN LA VENTA AMBULANTE. Subo yo encabronado. Me dice lo mismo el Secretario. Suelto un taco. "¿Y por qué no habéis contestado a mi solicitud?. -Nosotros no te hemos denunciado. -¡Pues menos mal!, pero no andará muy lejos el chivato. No obstante el incidente Jesús se marchó de Las Angustias y vendió todos los pimientos que llevaba en el coche,

        En el cuartel me aclaran que es alguien que llama al 062 diciendo que un señor anda vendiendo pimientos sin tener licencia municipal, contestan en Zamora, y desde allí ordenan a la patrulla que esté de servicio que vayan a por el "delincuente".


       Como ayer estuve en el mercadillo no pude subir al ayuntamiento, a que me informaran de las Ordenanza Municipales. Hoy sí. Las tenía el Secretario sobre la mesa. Y resulta que según el punto 4 de las tales, que él muy amable me indica, cualquier agricultor profesional puede vender sus productos, públicamente en calles y plazas del pueblo, directamente al consumidor.

     -Que tu hijo rellene esta hoja, y mañana le damos la licencia.

      Por lo tanto, mañana, s. D. q., estaremos de nuevo, con todos los papeles en regla, en la comercial Angustias-Calle Real. ¡Bueno!: comercial para quien es formal, amable y vende buen producto.

     Lo más importante: agradecer la reacción tan favorable por parte de las gentes de este pueblo hacía mi persona y familia, en cuanto al rechazo a la persecución de que somos víctimas. A mi me parece fenomenal que, con  papeles o sin ellos, venda por el pueblo todo el que quiera, a no ser por la noche en las fiestas.

    Estamos realizando una buena labor socio económica: los pimientos son muy buenos; ahora han cogido un rojo púrpura, son carnosos, de gusto exquisito. Funciona el boca a boca, se están asando cientos de kilos. La relación calidad precio,  insuperable. Hoy me han afirmado que son mucho más ricos que los "morrones" grandones comprados en la feria de Benavente a una setenta. Nosotros, por CINCO KILOS, a ochenta céntimos. Por diez kilos, a setenta.

     Luego, el que un  jubilado venda pimientos... ¡Qué les voy a decir!: Jesús dobla el lomo cortando diez, doce, algunos días, horas diarias. ¿No es justo que su padre saque unas perricas para él?


     Muchas gracias a las gentes buenas de este pueblo, que son mayoría, y a  quien llama al 062, que mejor lo haga al 112, para que venga la ambulancia y  le lleven a sajar todo el veneno que tiene dentro.

     
       

2 comentarios:

Angel Infestas dijo...

Amigo Agapito, sigo sin entender semejante acoso y lo siento. No hace falta recordaros a ti y a tus hijos que contáis con mi solidaridad.
Me diste la oportunidad de probar vuestros pimientos y suscribo lo que dices sobre su calidad. No echo de menos los que compraba en Benavente ni por tamaño ni por calidad.
Espero que no os falte el ánimo para seguir adelante con vuestro buenhacer.

Administrador dijo...


Amigo Ángel¡Cómo agradezco tu mensaje solidario, y no dudo tu extrañeza ante el acoso de que somos víctimas! Tú, tan villalpandino, puede, por tu experiencia infantil, como a mi me ocurría, tengas una visión bucólica del pueblo. Los referentes, tus abuelos, "Bayones y Brigidones", y alguno más que mataban el frío en la panadería de tu padre, por las tardes, jugando a las cartas, eran buenos.

También pienso que en tu trayectoria vital, alcanzado por tus méritos un lugar alto en la pirámide social, no has tenido ocasión de lidiar con los ruines. Pero, ¿tú sabes lo que es la convivencia en un pueblo, donde se mezclan intereses personales, con envidias, rencillas, orgullos...?; y lo más triste: el salto al poder en el pueblo de mediocres, vanidosos, prepotentes inmorales. Los calificativos no son gratuitos: ahí están sus obras.

Tú, que has ocupado cátedra en ese "templo de la inteligencia", que tuvo un "sumo sacerdote", comprenderás que, salvando todas las distancias, tan unamuniano como siempre he sido, lo imite un poco en lo de "meterme en charcos" regeneracionistas.

¡Pues ya está!: una actitud de manual de sociología, de la que tú tanto sabes. Lo de siempre: a por el disidente.

Pero amigo: la reacción del pueblo, a su manera, afeando esa persecución tan escandalosa de mandarnos dos veces a la Guardia Civil, ha sido la de volcarse en la compra de pimientos; aparte de su buena relación calidad precio. Estamos, nos sentimos muy arropados. De ahí la inmediata rectificación del ayuntamiento, dándonos la licencia.

Se nota que hemos avanzado. El desenlace de esta novela va siendo ya, mucho más positivo para los luchadores protagonistas que lo era en las de Felipe Trigo, Macías Picavea o don Miguel de Unamuno.

¡Muchas gracias de nuevo, y perdona mis disquisiciones!