lunes, 4 de septiembre de 2017

EL DEDO EN LA LLAGA.



                       ¿RESIDENCIA DE ANCIANOS? NO. Yo me quedo en mi casa.

                Ese es el título del folleto en el que una empresa de Zamora ofrece sus servicios para cuidar a los mayores en su casa.

                En mi trabajo “Nueva Savia” premiado en primer lugar por el “Círculo de Zamora” sobre proyectos e ideas para revitalizar la provincia, hará al menos doce años, ya proponía, como nicho de empleo, le llegada de inmigrantes para este trabajo. Y, en efecto, no son pocos los mayores cuidados por éstos.

                Lo de que nos metan en una residencia, es un crimen. Loo decía el autor de mi relato “Ya de vez”: -“Todavía que metan a los solterones, pero a Plácida, la del cubano, que crió una rabizada de hijos…”

                Miren los datos objetivos, de estudios científicos, que evidencian los beneficios de envejecer en el hogar:

a).- Respeta la preferencia del mayor de permanecer en su hogar, un entorno conocido y beneficioso para él.

b).- Mantiene su libertad y fomenta su autonomía personal.

c).- Le resulta, incluso, más económico.

e).- Aumenta sus años y su calidad de vida.

                Se acuesta, se levanta, come, sale, entra, lee o ve la tele, habla por teléfono, todo cuando le da la gana; sin depender de la rigidez del horario, y más cuando es tan antinatural como el de esta residencia.

                La residencia supone un desarraigo del mayor hacia un entorno hostil y desconocido. Pierde por completo su libertad y se convierte en un “residente más”.

                Conozco casos de personas que se han muerto de pena en las residencias. Me contaba un amigo de Quintanilla, a cuya madre,  que había criado siete hijos, cuando ya no se valía,  la llevaron a una residencia de Zamora. A los pocos días fue a verla. Estaba desehecha en llanto. No espero a más. Se la trajo a casa. Contrataron a una cuidadora y saboreó en su hogar, en su pueblo, sus últimos días.

Cierto que, en su afán de agarrarse a la vida, la mayoría se adapta, pero no sin tristeza. ¡Bueno!: los que tienen, más o menos, perdidas sus facultades, los que vegetan, a esos ya casi les da igual.

Y ya, yendo al consonante de la residencia de aquí.

Ayer coincidí en “El Toreo”, con un residente. Me contó de la difícil convivencia con el compañero de habitación. Toda la vida durmiendo solo, y al final aguantar ronquidos, olores, toses, que da o apaga la luz, que deja sucia la taza del wáter, etc.
.
-Pues que te den una habitación para ti solo.

-¡Claro!: y me cuesta otros ciento cincuenta euros más al mes, Mil trescientos cincuenta. Si gano seiscientos de la pensión, estoy sacando de la hucha otros tantos cada mes, cómo voy a pagar más, si ya casi llega al hondón. No tengo ni un cacho tierra que vender. Solo la casa. Pues cuando se me acabe, me tendré que echar panza arriba, que cojan la casa si quieren…

Aunque la elevada cuota que se paga en esta residencia es una queja general, harto de ser siempre el mismo quien dé la cara, me había callado. Pero la queja de este hombre me llegó al alma. Por si fuera poco me entero del intento de ampliación. ¡Cómo no!, si es un negocio boyante, cuando resulta que es una “Fundación Benéfico Asistencial sin fines de lucro”.

Ahí tienen corte los siete, o seis, concejales de la oposición. A ver cómo está, quien compone ahora  el Patronato: qué patrono ocupa ahora el lugar de un médico de la localidad; quién el abogado, quién el cura, quién el “hombre bueno”. El primero, el único bueno bueno, fue mi tío Pablo; después, durante muchos años Quico, ahora ya no sé si es Livi.

Alguien con tiempo, honradez y competencia, debería meter mano en esas cuentas. Saber si las  Hermanas de la Caridad, están ahí por la ídem. Saber quién decide los puestos de trabajo. Siendo, como es, un organismo semipúblico, que recibe fondos públicos (aunque sea simplemente la utilización de un edificio de propiedad municipal, lo primero construido, cedido gratuitamente a la Fundación), debería salir los puestos de trabajo a la oferta pública de empleo.

Pues eso.



               

                r

2 comentarios:

Administrador dijo...



En cuanto a la retirada de la moción de censura, dado que por ahí existe confusionismo, me ratifico en que obedeció a una decisión política, a una orden del partido, bajo la amenaza de expulsión si no lo hacían. Los "obstáculos legales" a los que aluden, estaban por ver. Sigo manteniendo mis razonamientos jurídicos. He leído la tira sobre el asunto.

Administrador dijo...



Una decisión tan importante no puede depender de la decisión de una sola persona, El Secretario del Ayuntamiento. Quien, por Ley, debió extender la diligencia de propuesta y convocar el pleno. Ahí es donde se vería si reunía o no las condiciones legales. Así lo entiendo, después de tan lectura de las leyes.