Ahora, cuando vuelvo del campo, he visto la esquela mirando a la Puerta de Villa: CARMEN PRIMO PÉREZ, a los 108 años de edad.
El funeral a las trece horas, en San Nicolás.
Las dos y veinte, ¡Cuánto siento no haber podido acompañar a familia tan querida en el pueblo! A Matías, Isabel, Andrés; a sus nietos. Saludar a algunos sobrinos venidos de fuera...
De cuarenta que había, ya no quedan campanas que toquen a muerto. Me ha ocurrido alguna vez más, y a más gente. Días que, a veces no salimos de casa y no nos enteramos.
Hace unas semanas glosé mis recuerdos de toda esta familia de "molineros y molineras". Anda que no se va a encontrar Carmen por allá con almas conocidas. Parece ser que la física cuántica está demostrando la existencia de algo trascendente fuera del cuerpo. ¡Ojalá!
De todos los modos a sus hijos que, aunque tan mayor siempre se siente la pérdida, los elogio como la han cuidado, cuánto cariño le han dado.
Un abrazo, amigos.
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