jueves, 22 de mayo de 2025

COMPARTIENDO EXPERIENCIAS.

 






    Así que vienen unos días buenos en marzo, ya me entran las ganas de empezar con el melonar.

    Siempre pensando la forma de trabajar menos para combatir la broza, se me ocurrió la feliz idea del acolchado, como ven parcialmente en las fotos.

    Extendimos doce tiras de noventa centímetros de ancho, que cortamos a los cuarenta metros.

   Viendo el calorcico que comprobaba al meter mano bajo la colcha, me animé a sembrar con semilla directamente en el suelo.

   Con el espetón pinchaba un agujero (menor que el de la foto), depositaba ocho o diez pipas y poníamos un vaso de plástico boca abajo.

    Si consigo que me nazcan a finales marzo, primeros abril, para San Roque tenemos sandías. La idea era buena. El melón necesita una temperatura del suelo de, al menos 15º. Con el acolchado y el vaso, cuando había sol, conseguíamos esos 15 º.

   ¡Bueno!: cambia el tiempo, se pone a llover y a hacer frío. Pasan dos, tres semanas. Vamos por allí, y ni una plántula. Escarbo, busco y me encuentro, cuando mucho, con alguna cáscara, también de calabaza. Y pillo al bicho. De 600 agujeros encontramos seis o siete nacidos.

     Pues a comprar planta y replantar. Eso a finales de abril primeros de mayo, todavía. Seis medías mañanas de faena. Plantita, chorrito de agua, y vasito boca abajo encima, ocupando el agujero hecho en el acolchado.

Vuelta la lluvia y el frío. Nos faltaban fila y media. Esperamos. El pasado martes compré otras cincuenta planta de melón. Mucho más grandes y con mayor cepellón que las primeras. Éstas han salvado gracias a los vasos. Pero ya ven la diferencia las plantadas el martes, con la buena temperatura de ayer, da gusto verlas.

    En las fotos se ve la diferencia. Ayer con garrafas y regadera, fuimos quitando los vasos y regando a todas. Están vivas, pero hoy ya hace más fresco. Para los cereales, fenómeno. ¡Que esto es la estepa cerealista, forrajera y girasolera! Y las curcubitáceas son muy frioleras.

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     A propósito de cereales. Vean las fotos echas ayer y hoy por la mañana. Y les explico.



     Esta es de una parcela sembrada de trigo en ecológico. No sé si merecerá la pena meter la cosechadora. El pasado año estuvo de barbecho.




      Uno de tantos trigazos como se ven por ahí. El año pasado dio a 1.100 kilos Ha. de girasoles. No tiene "mineral" en exceso. Herbicida solo para hoja ancha, con el que se aplicó un bio estimulante. Laboreo, alzado, en muy buena sazón, con el cultivador.







        Las dos fotos anteriores son de cebadones como nunca se habían visto. Tengo la suerte de disfrutar con lo ajeno. La foto de la cebada más oscura es de los Hnos Suena, en la carretera de Zamora. En 2.023 le metieron una impresionante tunda de estiércol. El año pasado estuvo de veza, impresionante, pero, dejada para grano, se aplastó al suelo y quedó allí la mayoría.

      De allí, con sana envidia, fui a ver una nuestra en el "Barrero". Está tal para cual. De girasol el año pasado. El mismo laboreo y abono que he explicado en la parcela de trigo.

     La foto de abajo, como ven es avena, y la están segando para forraje. Pinchen para verla grande y verán qué pared. No tienen ni un grano de "mineral", ni de herbicida. Estuvo muchos años de alfalfa, el año pasado de veza. No ha visto la destructora vertederona de los tractores de ahora en su vida. Es un suelo muy vivo. Fundamental cuidar los suelos.




      Este girasol está en la carretera de Quintanilla del Monte. Hemos tenido este año mucho problema con las nascencias, sobre todo en las siembras tempranas. Un bicho o un pájaro se ha jalado casi todas, o todas, las plántulas. Álvaro ha tenido que resembrar 7 Has. Va a dejar sin sembrar una parcela de 3 Has. orilla de la autovía, por culpa de los conejos.
    Esta de la foto tiene pocas faltas. No se aprecia bien en la foto como "reverdea por el surco alante".
     Sé que este blog lo visitan agricultores de la zona. Los pocos que van quedando, salvo alguna excepción, son muy profesionales. Por eso me gusta compartir experiencias y cuestionarme rutinas y refranes.
    "Ara de Adviento y abonarás al tiempo": ¿...?
    El caso es que, para las siembras de girasol,  que se hacen en la primavera siguiente, de abril a mayo, pues cogimos todos la rutina de lo de arar de Adviento, al acabar la sementera, si el tiempo te dejaba.
    Hace ya unos cuantos años que los innovadores nos dimos cuenta que la arada con vertedera en Adviento, y más si el tiempo estaba de hielos, es dañina. Empezamos todos con el laboreo vertical. Del mal el menos.
    Ahora les resumo: lo mejor en Adviento, sobre todo cuando hay un rebrote otoñal como el pasado, nada de arar, lo mejor es el discutido "total", glifosato. Creas una cubierta de materia orgánica que abriga el suelo, que lo protege de erosión, de las excesivas lluvias o heladas. Entonces los bichos del suelo (hongos, bacterias, insectos, lombrices...; micro, y no tan micro, flora y fauna, si lo quieren más fino) hacen su beneficiosa labor.
    A la salida del invierno, cuando haya la sazón, el tempero adecuado, laboreo vertical, y no tener prisa en sembrar, que si se pone a llover mucho, a hacer frío, tarda mucho en nacer. Cuanto más tiempo estén las pipas en el suelo, más riesgo de bichos.. Fundamental la buena sazón.
   No quiero cantar victoria antes de tiempo, si bien, de momento, la parcela de la foto está naciendo muy bien (Hay daño en algún corro), y sin broza. Hasta puede nos ahorremos el herbicida. Ahora ya, inventado el de pos emergencia, tiempo hay.
    Ayer tarde una nube tonta se puso a soltar unas gotas. ¡Tranquilos los arriesgados labradores forrajeros! Y, que sea lo que Dios quiera.
   
     
   

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