lunes, 19 de agosto de 2024

BALANCE DE UNAS FIESTAS.

 


      Esta primera foto está tomada de la galería de La Opinión.



   Las dos siguientes han sido tomadas por mí. Seguí el paseo de toros y cabestros desde la bici. Ellas reflejan lo que fue el desenjaule: quietud, tranquilidad, salvo la carrera inicial al soltarlos de la plaza y el pequeño incidente de un toro que se resistía a entrar. Hice la foto, como ven, desde la báscula; el novillo andaba por entre los coches.

   ¡Bueno!: no hubo maltrato a los animales, regresaron todos por su pezuña, al paso, sujetados por los cabestros, y cierto colorido tuvo. Sigo reivindicando el encierro mixto. Debieron prever los de la corporación anterior, que en festivos, en operación salida o retorno de las carreteras, la DGT deniega los cortes,  aunque es absurdo en una carreterilla local, poco más que un camino agrícola. 

    En la plaza, como siempre, bien: abundancia de ganado, perfectas infraestructuras, incluido el graderío; lleno a tope para lo del "toro juventud"; nada que ver con aquellos pobres sanroques, con una garita, con vigas de madera, en lo de "Torti",  otra donde "Monsifú", los tablados, trillos cerrando las calles, toril en la calle de idem, seis u ocho vaquicas medio muertas, y  para de contar. La abundancia de todo, incluidos los servicios sanitarios, marca la diferencia actual. En el año "setenta" del XX, cuando un novillo rompíó los cuatro palos que cerraban los pretiles, e hirió muy gravemente a Gregorio Granado, pocos conocían su nombre, "Fufú", y a uno de Prado (hijo de Aquilino Conde), no había ni Centro de Salud. Los llevamos an'cá don Millán, el médico. Sí hubo ambulancia para llevarlos rápidamente a Zamora, o no sé si en un taxí o coche particular, como a Currito, Luis Lobato, medio desangrado: -"corre, corre, que no llego".

     Existe otro San Roque muy distinto para adolescentes, jóvenes y de mediana edad: las peñas... A mis hijos y nietos, cuando los veo llegar a las nueve de la mañana, les pregunto: -¿Pero no os cansáis? Por lo menos cinco noches seguidas...

    Muy bonito, el sábado, el recorrido por la plaza con cabestritos rodeados de chiquillería; simpáticos los disfraces, si bien faltó organización. Vimos unos cuantos grupos entrar, desde Amargura, y  alguno, muy simpático, el de las manolas, por ej., no volvimos a verlo. Debieron haber desfilado junto a los soportales.

    En la misa del patrón se llenó la iglesia, no a tope; poco más de los bancos. Menos mal que se ha perdido la costumbre de que la banda musical entre en la iglesia y toque, en la Consagración, el himno nacional; ahora la liturgia es más pura, (la música sacra la pone, y muy bien, el coro "Diego de Torres") con menos ostentación y "autoridades". Que se mantenga la costumbre de la asistencia de alcalde y concejales, me parece excelente.  

     Si les contara mis sentimientos quizá saliera una crónica triste: cada año echo de menos a villalpandinos que no van a volver, por viejos o porque se han ido. ¡Cuántos buenos ratos en el portal de los Concejo..! Ya el año pasado no se abrió, pero vi a Pilar, Mª Carmen y Elena. No sé, no las he visto, y no hacerlo en misa, es que no han venido; pero Angelito y Javi son bastante más jóvenes que yo. Y la abundante generación siguiente que llenaba esa casona.

    Tengo el consuelo de que en estos días, entre Silera y Corralones, diecinueve entre Modroños Riaño, hijos, nietos (también los sevillanos) y "consortes", diecinueve hemos compartido yantar. Así hasta que Dios quiera. 

   

    

     

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