viernes, 12 de febrero de 2021

LA ESTREMECEDORA Y TIERNA HISTORIA DE UNA FAMILIA DEL PUEBLO.

 

Pasaporte para emigrar a Francia de la familia de la historia. Donde pone Fermina de 14 años, es Fermín.


      Todavía, entre los de mi generación, existe memoria de una familia famosa en el pueblo, hace cien años por estas fechas.

       Mi abuela me hablaba de un barbero que con el juego, las cartas, no había otro, el bacarrá casi seguro, se había hecho "rico". Que durante bastantes años vivió de eso. Que, incluso tenía "obreros"que jugaban a sueldo para él.

    Señala don Luis Calvo en sus apuntes, sobre 1920, como un defecto en la sociedad villapandina el vicio del juego. Ahora ya se han acabado hasta las partidas de tute, pero hasta hace no tantos años, al gilé y al bacarrá, incluso al julepe y a las "siete y media", se jugaban muchos miles de pesetas. Existían personas que, incluso pasando muchas necesidades su familia, se jugaban las pestañas. Esa adición a las cartas es mucho más explicable que la absurda ludopatía actual de las tragaperras. Los naipes tienen el atractivo de un juego competitivo en el que la inteligencia, la memoria son fundamentales.

     Bien: nuestro personaje reunía esas cualidades. A la par que una honradez a carta cabal. Entre aquellos caballeros jugadores la trampas estaban proscritas. Yo recordaba su nombre, Bernardino, y el apodo, "El Serio".

    Hace unos cuantos años recibí un correo de un nieto, quien me preguntaba si tenía noticia del tal Bernardino. Todavía vivían Guadillo y Angelita. Entre lo que yo recordaba y lo que ellos me contaron, le mandé a ese nieto, nacido en 1950, MARIANO GARCÍA DOMINGO, valiosa información oral.

    Hace nueve días, este Mariano, me dice si puedo obtener  más datos genealógicos familiares, para un trabajo que está haciendo el nieto de un hermano. Me ofrecí gustoso: dos horas en el Registro Civil, donde el Agente, José Tomás, me dio, mesa, silla y libros. Ahí estaban las inscripciones de nacimiento de todos los de la foto, y más. 

     Bernardino García Franco, nacido 9 Agosto 1877. Hijo de Joaquín García, jornalero, y de Mª Manuela Franco, sus labores.

     Fermina Allende Asensio, nacida el día 1 de enero de 1876, Hija de Fermín Allende y de Maria Asensio. Todos: padres, hijos y nietos, nacidos en Villalpando. Esas dos criaturas, fueron, con los años, el matrimonio de la foto.

     Comienza su historia: El 20 de Septiembre de 1903, Bernardino, de 26 años, inscribe como hijo "natural", naturalmente suyo, y de Fermina Allende, de 27 años. Ambos solteros, de ahí lo de natural. Le nombran Miguel. De este niño no se tienen más noticias. "Angelicos al cielo", se decía por entonces.

     Ya casados inscriben a Joaquín, en 1906; Julián, 13 de febrero de 1908; Bernardino, 3 de mayo de 1910; en 1912, nace Emérita, en 1913, Carmela; el 12 de junio de 1915, nace Fermín (este es el padre de mi interlocutor MARIANO); finalmente, el 10 de marzo de 1919, nace Alejandro, como todos los demás, GARCÍA ALLENDE. Por cierto: apellidos repetidos en el pueblo.

     Las inscripciones o Actas de Nacimiento, una cada cuatro o cinco días, se van anotando, con una numeración correlativa, en dos páginas, anverso y reverso de cada hoja de los libros correspondientes. Ahí van todos los datos, entre otros la profesión del padre; la de la madre siempre era igual: "sus labores" o "las labores propias de su sexo" (¡anda, jódeles!). En el caso de Bernardino, "El Serio", en los cuatro primeros, la profesión es la de barbero, pero ya en el cuarto, de los vivos, Fermín, ya la profesión es la de PROPIETARIO. 

     En todas las inscripciones, tres son las profesiones predominantes, de los varones se entiende: jornalero, labrador, propietario; también había pastores, hortelanos y del resto de los variados oficios. Como propietarios designaban a los ricos, a los señoritos, a quienes, normalmente por tener muchas tierras, no trabajaban.  A tal categoría, por su inteligencia, llegó Bernardino. Lo de "Serio" no era por ser más o menos simpático, sino por su seriedad en el juego.

   Esa elevación en el estatus social, consecuencia del económico, se produce durante los años de procreación y cría de la prole, nadando en la abundancia. Construye una muy buena casa de dos plantas, galería, bodega, cochera, patio... en la calle Amargura, esquina a la calle Cantarranas; tienen criada, rolla; "obreros" jugadores a sueldo, como he dicho... Hasta compra coche, un Ford T, puede que el segundo que hubo en el pueblo.

     Me cuenta Mariano que su abuelo fue copropietario del casino de Zamora.

      Todo iba "naipe en popa", hasta que, ¡ete aquí que!, el 13 de septiembre (cito de memoria) de 1923 se instaura en España, con la complacencia del rey Alfonso XIII y el apoyo de la UGT, un Directorio Militar bajo las órdenes del general Miguel Primo de Rivera. Una, sin sangre, dictadura, hasta recibida con complacencia por gran parte de la población, floreciente los primeros años.

     En ese afán "regenerador", una de las ocurrencias de  don Miguel fue suprimir el juego, y expropiar, o al menos cerrar, los casinos. Se le fastidió el negocio a nuestro hombre. Aunque se siguió jugando de forma clandestina, en la casa del Valle, por ej. (además quienes jugaban eran los ricos, principalmente, con los que no se metía la Guardia Civil), el cuerno de la abundancia dejó de verter en aquella casa de la calle Amargura, esquina a Cantarranas, adonde iban niñas del pueblo a coger las muñecas que, cuando rotas o cansadas de ellas, tiraban las hijas de "El Serio".

     Las cosas se ponen tan feas que Bernardino, su esposa, y los hijos mayores, toman la decisión de emigrar a Francia. Como vemos en el pasaporte, en Noviembre de 1929. Faltan del pasaporte y de la foto los tres hijos mayores. Joaquín, nacido en 1906, quizá hubiera emigrado antes, y así se libró de la mili, Los otros dos, en edad militar, Julián y Bernardino, entraron en Francia, huídos.

     Para los gastos del viaje e instalación en San Denis, vendieron la casa. La compró mi tío Demócrito García, esposo de tía Josefa Alonso, hermana de mi madre y de nueve más. Allí puso tienda de ferretería y ultramarinos, de las que más vendía del pueblo. Allí crió a Julián, Demócrito y Tere.

     Sí, hombre, sí: es la actual casa de ¿Elicio?.

     Les prometo que esta historia no ha hecho más que comenzar. Ya verán cuánta peripecia, qué enorme humanidad, ¡qué vivencias relacionadas con otros villalpandinos, en años difíciles, las de estos hijos del "Serio". 

    
    

        

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