jueves, 6 de agosto de 2020

NOTAS DE ACTUALIDAD.



      Lo de Beirut, terrible tragedia. ¿Qué podemos hacer? Una vez más los defectos humanos, tanto si ha sido una negligencia como si ha sido intencionado,  sembrando el terror. Han explotado no sé cuántas toneladas de nitrato de amonio, que es un fertilizante agrícola, que llevaban varios años allí almacenadas. Una bomba atómica.

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      Lo del rey: ¡una pena! ¡Qué absurda avaricia! ¿De qué le sirven ahora, anciano y maltrecho, todos los millones?
       Como viví, en directo, con mucha atención, la transición; como he leído, con detalle, todo lo escrito sobre la misma, opino ahora, un poco contra la corriente: no fue Juan Carlos, en exclusiva, el motor, el promotor, el artífice de la misma. Conviene recordar a la persona padre de la criatura, Torcuato Fernández-Miranda. Había sido profesor del príncipe. En su cabeza nació el cómo "pasar de la Ley (franquista) a la Ley (democrática). Y, junto a él, todos los reformistas de dentro del régimen, además de las personas del círculo más íntimo de Juan Carlos. Adolfo Suárez y él fueron unos buenos mandados. Por encima de ambos había cabezas mucho mejor amuebladas.
      Ahora, con todos los problemones que tenemos encima, suscitar el debate de si monarquía o república, es una estupidez mayúscula. Otro follón gordo más. ¿En qué iba a mejorar la sociedad española porque hubiera un Presidente de república, en lugar de un rey. Más partidismo y follón para elegirle. No creo, además, se pudiera encontrar otro más honrado y mejor preparado que Felipe VI, ni con una mujer más inteligente ni unas niñas más encantadoras.
     No es la situación de hace cien años, cuando entre república o monarquía, existía una forma muy distinta de organización social, de formar los gobiernos, de organizar la economía. La república, entonces, suponía la esperanza de progreso en lo social, en lo económico, incluso en las costumbres; mientras que la monarquía, en la que el rey poseía casi todo el poder (disolver gobiernos, por ej.), representaba lo arcaicamente conservador.
      Pero ahora, superados comunismos y fascismos, el modelo democrático social de estado de derecho, (que se puede y debe perfeccionar, eliminando del todo la corrupción), es insustituible, como así mismo esta monarquía constitucional y parlamentaria.

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                                            LAS RESIDENCIAS DE ANCIANOS.
   
         Me pongo en el pellejo de las personas conocidas, sobre todo de las que tienen bien la cabeza, almacenadas y aisladas en residencias, (durante todo el confinamiento recluidas en sus habitaciones),  y me da mucha pena.
         No critico las imprescindibles medidas tomadas en las que nuestra residencia ha sido un ejemplo, manteniendo a raya al bicho, critico eso, que se los meta allí, excepto en los casos, por demencia senil, por ej., en que no quede otro remedio. Esa situación de tristeza se veía confortada con las visitas de familiares, de amigos; incluso, en algunos casos, saliendo a dar una vuelta, pero la pandemia lo ha empeorado todo.
       Hace quince o dieciséis años obtuve el primer premio en un certamen sobre "Proyectos e ideas para revitalizar la provincia de Zamora". En el cuidado de los mayores en sus casas veía un nicho de empleo para la inmigración que entonces comenzaba. Eso debió haberse encauzado, regulado por las Diputaciones o por la Junta de CyL. No es suficiente esa atención por horas que la primera presta.
     No hablaba, ni hablo, de una atención gratuita, sino pagando. Y eso es algo que, a nivel particular, se ha venido y viene haciendo. Pongo un ejemplo que conozco muy bien, y hay más, el de tía Lola: ha disfrutado hasta el final de su casa, de las visitas,  de su tele, de la libertad de sus horarios, de su comida... Cuando, además de la interna, hubo que poner otra señora de apoyo, se puso. Si no les ha salido mucho más caro que la residencia. Además, todo lo que se arregle con dinero, que suele haberlo, en la mayor parte de los casos de hijos forrados, o una tierricas y una casa, pues ya está.
   Contratar internas o internos, es facilitarles vivienda, alimento, y muchas horas libres para sus ocios; pueden salir por ahí, pueden tener otra tele en su cuarto, por ej., pero para los hijos es mucho más cómodo despreocuparse metiéndolos en residencias, incluso cuando se da el caso de hijos que pudieran atenderlos.
    No quiero herir sensibilidades, pero sé de muchas lágrimas: hace pocos días localicé a un pariente solitario, soltero, sin hijos. Lo encontraron tirado en el portal de su casa, llevaron al clínico, y de ahí a "Los Tres Árboles". Ahora está en la Residencia "Los Rosales" de Moraleja del Vino. Conseguí que me lo pasaran. Al reconocer mi voz se puso a llorar. Si, al menos, estuviera en la residencia de su pueblo...   
    Otro ej., para terminar con buen sabor de boca. Esto ocurrió hace ya bastantes años. Con toda la rabizada de hijos criados, menos uno, fuera del pueblo, Quintanilla del Monte, decidieron llevarla a una residencia de Zamora. Parece ser que en la de Villalpando, entonces, no había cabida. Este hijo, amigo mío, fue a verla a los pocos días. La encontró como una "magdalena". Ya no se anduvo con bobadas. Ese mismo día la trajo para casa. Contrataron a una señora y punto. Todos contentos.
    Esto del o de la COVID19 va a durar. Pudiera ser cuestión de replantearse algunas actuaciones.
   


     

1 comentario:

Administrador dijo...


Administrador dijo...

Un amigo, cuyos padres pasaron los últimos ocho y once años, respectivamente, de vida en la Residencia de aquí, me llama para discrepar, a tenor de su experiencia, de mi opinión sobre las residencias.
Sus padres en ella, tan cuidados, tan bien atendidos, vivieron felices. Ellos solos en un pueblo pequeño, todos los hijos por ahí, tomaron la decisión de venir a la Residencia, vinieron por su propia voluntad. Además él estaba perfectamente, salía todos los días, conversaba con todo el mundo, en su pueblo ya no tenía con quien. Vivía casi como en un hotel. De ahí, por lo contentos que aquí estuvieron sus padres, su discrepancia conmigo que soy partidario de no sacar a los mayores de sus casas. Coincidimos que hay casos y casos. Los hay de estar tan a gusto, y los hay de estar muy tristes.

La cuestión es que ahora la pandemia donde más ha incidido (aparte de los casos de infección) en empeorar la vida de las personas es en las residencias, al privarlas del cordón umbilical de las visitas directas de los familiares.

Y luego no hablemos de esas residencias masificadas, deshumanizadas de las ciudades...

Por supuesto que la conversación con este buen amigo, a quien le debo un gordo favor, ha sido reconfortante y cordial.


8 de agosto de 2020, 13:09