sábado, 20 de junio de 2020

FELIPE GONZÁLEZ, EL EMBAUCADOR.



                                                FELIPE GONZÁLEZ, EL EMBAUCADOR 

             Desde muy joven siempre me preocupó la cuestión política y social, y al llegar la Transición, ni les cuento. Convencido de que la iniciativa privada debe ser el motor de la economía, el haber confiado siempre más en mi propio esfuerzo que en “papá Estado”, y que, cuando no hay “fariña to son riñas”, he sido siempre anti comunista, anti socialista (cuando era marxista).
        
            Cuando en octubre, el 28, del ochenta y dos, Felipe González sacó 204 escaños, fui Presidente de Mesa. Les di la enhorabuena a los eufóricos (más que si les hubiera tocado la lotería) socialistas históricos locales que anduvieron toda la jornada por allí, y a las cuatro de la mañana me fui a dormir, tan tranquilo. Al día siguiente, nos daban permiso, no fui a la escuela. Salgo hacia el mediodía y me encuentro con un trabajador  autónomo, labrador y granjero, muy preocupado: -Tranquilo, -le dije-, que ni a ti te van a quitar las tierras (40 Has.) ni a mí la escuela. Todavía perduraba en muchas mentes aquello del reparto.
            Mis últimas lecturas han sido: “Amarga victoria” de Pedro J. Ramirez, toda la historia de los GAL pormenorizada; “A Sangre y fuego” de Manuel Chaves Nogales, un fresco de la estupidez y la crueldad en la guerra civil española que enlazó mis sentimientos pacifistas con el de Paul Preston, del que les hablé.
            Ahora, cuando surge la petición de investigar a Felipe González, me pilla leyendo “EL FANGO” “Cuarenta años de corrupción en España” de Baltasar Garzón, crónica de toda la corrupción en España, incluida la judicial, si lo sabrá él.
            ¿Mérito de F. G. en la Transición?: la de un listo que se olió la tostada: no era la confortable sociedad española de 1975 la hambrienta y rabiosa de 1936. A los “rojos de pedriguí ” que quedaban, salvo los pocos del PCE (únicos que le habían plantado cara a Franco) los había desteñido el piso, “el seiscientos”, el bañador, Lola Flores, Manolo Escobar y “el Cordobés”. No estaba el pueblo español por la ruptura, el ajuste de viejas cuentas; no quería más guerras. Si hasta Carrillo renunció al Marxismo y se hizo eurocomunista.
            Este joven y carismático “Isidoro”, quien nunca pisó Comisaria alguna de policía como disidente de la dictadura, se hizo con el liderazgo del PSOE, en nada parecido al de Largo Caballero, sí al de Besteiro. Era un social demócrata apoyado por los correligionarios europeos, Willy Brand, por ej., y, con un retórica de “socialismo”, “igualdad”, “progreso”, “justicia social” “nosotros los superiores moralmente”, pantalón de pana, camisa de franela a cuadros, y la “Internacional” y el puño, de tarde en tarde, con el apoyo de casi todo el centro izquierda, se apuntó, apoyó a los reformistas (Torcuato, Oreja, Landelino, Fernando Herrero, Suárez, Juan Carlos…) quienes desde dentro del franquismo optaron por la democracia.
            Aunque siempre me pareció un pillo, lo que mantengo, más ahora convertido en un burgués capitalista, reconozco méritos en su bagaje. El principal: el haber, para bien, desteñido, aún más, a la “rojería”. Por ej.: estaba en el programa del PSOE, toda la progresía estaba en contra del “atlántismo occidental”,  de la OTAN, aunque nada decían del Pacto de Varsovia, cuando todavía no había caído el muro de Berlín. Y acuñó un eslogan: “Otan, de entrada, NO”, y  saltó Mingote, “y de salida menos”.
            Pues para lavarse la cara de esa promesa incumplida e incumplible (si no OTAN, tampoco Mercado Común), se sacó de la chistera el conejo del innecesario referéndum: preguntar a los españoles si cumpliéndose tres condiciones, que venían en la papeleta, deseábamos pertenecer por el bien de España, o no,  al Organización del Tratado del Atlántico Norte.
            Pero si ya llevábamos cuatro años en la OTAN, Gobierno de Calvo Sotelo. Felipe González apostó fuerte. Si salía el NO dimitiría, dijo. Manuel Fraga en la oposición abogó por la abstención. Fue una postura honrada. Si hubiera pedido el NO sumado al de los antiatlantistas, Felipe hubiera perdido el referéndum y, ¿hubiéramos salido de la OTAN?
            Ganó el SÍ, dos millones y pico más de síes que de noes, pero la abstención fue de más del 40%, sumados a blancos y nulos, mayoría. Felipe dada su masa de votantes acríticos, obedientes como corderos, salvó el apuro. ¿Quién se acuerda de las tres condiciones? Ya les informo que ninguna se ha cumplido.
            Una anécdota ilustrativa: cuando, al cerrarse la votación, hubimos de votar los miembros de la Mesa (en esa también me tocó de presidente), dije que yo no votaba.
            -¡”Tienes que votar!, es obligación, vota en blanco o nulo, si quieres, pero tienes que votar”. Me espetó el, por entonces, líder del PSOE local en democracia. Es un grupito de lo más incoherente: en el gobierno del pueblo apoyaron o, incluso votaron, a la derecha corrupta. Si ha gobernado, si gobierna el corrupto, ahora cuando menos intransparente  PP, en el pueblo, es gracias a los del puño y la rosa.
            Y de los GAL, qué. Confidencias: estábamos tan hartos de ETA, era tan insufrible la impunidad con que actuaban..; en aquellos primeros ochenta salíamos a muerto por semana, que, cuando empezamos a tener noticias de que alguien “intentaba” tratarlos con la misma moneda, la mayoría de españoles, sobre todo los de centro derecha, nos alegrábamos. ¡Ya era hora! Yo pensé que los empresarios, hartos de chantaje, extorsiones, secuestros, muertes, los habían creado. ¡Cómo imaginarse que aquel grupo iba a nacer dentro de un gobierno de izquierdas, cuando éstas, en tiempos no tan lejanos, simpatizaban con ETA!
            La actuación de los GAL fue una chapuza (retuvieron durante ocho días en penosas condiciones a un pobre hombre, Segundo Marey, que no era de la guerra, mataron a García Goena, sin tener relación alguna con ETAetc, etc.y, además, metiendo la mano en el inmenso cajón de los fondos reservados. Toda aquella actividad en que estuvieron involucrados, cito de memoria, Amedo, Domínguez, San Cristobal, Planchuelo, Damborenea, Rodríguez Galindo, Rafael Vera, Barrionuevo, etc. etc., policías, cargos públicos, mando de la Guardia Civil, Director de Seguridad, Ministro de Inrterior, ¿se hubiera llevado a cabo sin que Felipe, al menos, se enterara?
            Dice  Garzón, (servidor ya lo había pensado) que en el debe de Felipe González está que con su inmenso poder en catorce años, no sólo en no haber sentado las bases para barrer toda la basura que venía de atrás, (Matesa, Sofico, Fidecaya…) sino al contrario: consentir, tolerar, alcahuetar, que diríamos aquí, aquellas orgías de corrupción que llegaron al orgasmo con la fuga del exdirector general de la Guardia Civil, Luis Roldán, la dimisión del Ministro del Interior, Antonio Asunción y la rocambolesca detención en “Laos”, mentira, del fugado.
            Aquello fue descomunal: además de los GAL,  Juan Guerra, Filesa, Malesa, Team-Sport, Carmen Mestre, Urralburu…; los ERES han sido después…
            Mala espina nos dio cuando Aznar, indultó, tapó, no levantó las alfombras de los papeles reservados. Pues ya ven: Bárcenas, “El bigotes”, Rodrigo Rato, Ana Mato, la Cifuentes, Granados, Matas, Zaplana, Camps…,
            Puedo presumir y presumo de que, dentro de mi humildad, fui la primera voz que se alzó dentro del PP contra su corrupción a nivel local y provincial. Me tuvieron que oír y oyeron en Victor Gallego. Poco caso me hicieron, en principio, después, antes las evidencias, ya sí. (Aunque visto lo visto, mejor hubiera sido Paquita que el Lentejas). Me marché dando un portazo. No me hicieron caso porque tenían la sartén de la “justicia” (Audiencia Provincial de entonces)  agarrada por el mango.
 Garzón lo cuenta: cuando una parte de la justicia está condicionada por las afinidades, por los agradecimientos a quienes los nombran (vocales CGPJ) mal asunto.
Han sido los periodistas (este blog es un pequeño periódico) independientes quienes destaparon los casos, quienes crearon una opinión pública contraria a la corrupción.
Son los jueces/as honestos/as (he sufrido deshonestidades, y, haciendo justicia, me han reconfortado los, las honestos/as) quienes están limpiando este país.
Esa utilización de la justicia en su favor por parte de Felipe González (fue bochornosa su presión al Presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo, quien hubo de votar contra su conciencia, no lo soportó y volvió a exilarse; fue bochornosa la persecución al juez Marino Barbero, instructor del caso Filesa, quien, mayor y cansado, arrojó la toalla). Y luego por parte de Aznar, (a Rajoy ya no le ha valido “Sé fuerte Mariano”, y la corrupción se lo ha llevado por delante), esa utilización, digo, es el meollo de la peor de las corrupciones.
P.D. Aclaración: Siendo de joven, y no tanto, afín a UCD, a AP, la corrupción,  hace ya muchos años, me hizo abandonar a los de la gaviota. De ese gesto deberían aprender quienes son acérrimos a los partidos de derechas e izquierdas. Ese fanatismo que les hacía decir cuando González: “robarán, pero son los míos, ya era hora que les tocara”.
            De mis lecturas, investigaciones, vivencias habrán visto que estoy mucho más cerca de los jornaleros de antes, de izquierdas, que de los señoritos terratenientes de derechas; que prefiero entenderme con las personas cultas de izquierdas mejor que con los caciques de derechas. Lo que pasa que lo de izquierdas y derechas, desde que se ha demostrado que la forma menos mala de organización económica y social es la economía de mercado, es más una posé que otra cosa.
            Los valores humanos, que no son inclusivos de partido alguno, es lo que debe contar. Y al Felipe,  creo si sería conveniente revisarle históricamente.
  

           
             
             
           
           
           
           

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