jueves, 14 de diciembre de 2017

TRISTE NOTICIA.



      Como a media mañana salía para Benavente. Al cruzar las Cercas de Santa María, por donde los herradores, veo jaleo en el tanatorio. Viene en ese momento, entristecida, Elena, la de Giralde pequeño, y le pregunto...

     -Luci, me dice muy quedo. Debo poner cara de asombro, de duda. -Sí, Lucita la de Esteban.

     -¡¡Ehh?? ¿Es posible? Me invade  una gran tristeza. Dejó el coche. y así, recién estremecido marcho a darles un abrazo lloroso a Esteban, a Oscar; a Olga, Carlota; a Mª Jesús y a la otra hermana mayor. Salgo y llamo a Sari para darle la noticia. La afectó: las dos compartían el dolor de haber perdido hijos, casi quintos, muy jóvenes. El Estebín amigo de correrías de nuestro hijo David, quien le prestaba  la chupa para que fardara.

        El nudo en la garganta y las lágrimas me duraron hasta casi llegar a Benavente. A la vuelta paro donde mi hermano. Él y su mujer también estaban tristes. Hoy, mañana, van a ser días de tristeza en todo el pueblo, porque ¿quién no quería a Lucita, la de Porfirio y Goya; la de Esteban? 

       A esa familia me unen vínculos viejos: Goya fue un bastante, mi segunda madre. Eso ella nunca lo olvidó, y siempre me tuvo cariño. Un día, ya malita, allí en el banco de "Los citos", se puso a contarme muchas cosas, que Luci compartía. En ese banco, el pasado agosto tuve con ella una bonita conversación que, nunca pensé, fuera la última. Nos profesábamos mutuo afecto.

     Era fácil sentirlo por Luci, porque era, como dijo Machado, "en el buen sentido de la palabra", buena, como son las buenas personas: sencilla, afable, alegre, de las que no malmeten, ni traen ni llevan,, ni pican, ni incordian. Una buena madre, una buena esposa.

    Hace unos días, al comprobar como Milagros, la de One y Julina, le ponía remedio a mi sordera, al comprobar que es tan atenta y simpática como buena profesional audioprotésica (perdón por la palabreja que seguro he escrito mal), cuando me daba noticia de sus hermanas profesionales de la medicina en alto nivel, se me ocurrió decirle:

    -¡Qué lástima que vuestros padres no vean lo bien que, con vuestro esfuerzo, os habéis situado.

    Me contesto: -¡Yo sé que nos ven, que están disfrutando. Tengo la esperanza de algún lejano día reunirme con ellos...

    Hoy ha venido a mi mente la esperanza de Milagros: que esta familia de "los Citos", tan puesta a prueba, tan curtida en la adversidad, con tantas pruebas de ser buena gente, tenga ese asidero, es muy consolador.
   

2 comentarios:

milagros dijo...

Muchas gracias por tus palabras hacia mi tia. Todos la queríamos mucho y la extrañaremos tanto.

Administrador dijo...


No hay motivo para las gracias, aunque agradezco el mensaje, es lo mínimo que Lucita se merecía. ¡Lástima que los seres humanos tan vulnerables, no podamos hacer lo suficiente por la salud de los seres queridos, y que la vida y la salud, la bondad y la maldad, estén tan injustamente repartidas. Os aseguro de verdad que he sentido mucho la muerte de Luci.