sábado, 20 de julio de 2013

MARI CIMAS ALONSO



    Ayer tarde, solo en casa, cojo el teléfono. Era mi primo Manolo Cimas: -Mari en su casa. rodeada de todos, llena de paz, acaba de fallecer.

   Me cuenta, me cuenta, y se me agolpan los recuerdos y las lágrimas. Mari era tan dulce, tan alegre, tan virtuosa, tan guapa que así, como vivió, ha muerto.


   Poco antes de la pasada Navidad le diagnosticaron un cáncer intestinal, tan maligno que la cirujía, la radio, la quimio nada podrían solucionar. Ella lo supo y lo afrontó con resignación, con serenidad, con entereza, negándose a hospitalizaciones, al sufrimiento inutil de quirófanos y máquinas. En su casa, cuidados paliativos, y el cariño de Orencio, de sus hijos, de sus hermanos. Ella de buen humor, conversando, conversando, recordando, recordando; sin una queja, sin un lamento. Sólo pedia asistir, vivir, la Primera Comunión de uno de sus nietos, y le fue concedido.


    Y vuelan mis recuerdos a la casa de la Calle de Miraflores, frente a Juanito, la que compró Cachu, donde vivían de renta, y a mi tía Juliana le costaba trabajo reunir los diez duros mensuales del alquiler. El padre, mi tío Bercario, de quien ya he hablado, y murió joven, conducía el coche de línea de Rufino. Con ese escaso salario había que alimentar a siete hijos. Mari, la mayor, la segunda madre. Buena formación humana en austeridad, en valores, la adquirida en esa familia. En el pueblo eran los años de la Acción Católica, Mari una de las cooperantes, diríamos hoy, en tantas actividades religiosas y humanitarias.

   Mari era un encanto, un ángel. Su belleza interior se traslucía en una piel blanca, limpia, tersa, como su alma. El bello rostro de la moderna virgen de "Las Monjas", me recuerda el suyo. Mari. tenía cara de Virgen. Virtuosa, no ñoña, y alegre al tiempo. ¡El juego que daba en las bodas de tantos primos de la familia!


    Emigraron a Valladolid en el verano del 54. Allí se formaron, hicieron su vida. Vivieron en los más céntrico, en un séptimo piso del edificio más moderno de entonces. Jesús, el pequeño, tenía un año, Mari 18, o por ahí, pero ya novia de Orencio.  El ascendió en Banesto, lo destinaron a Madrid. no tardaron en casarse. En una de mis idas a la capital de España, cuando iba a ir a la mili, debió ser, me acogieron en su casa. Unos bloques construídos en el campo, entre los cuales andaban ovejas, y que ahora son céntricos.

   No me he atrevido a ir a Madrid, al funeral de esta tarde. Félix ponía su coche, pero no hemos encontrado quien nos lleve. Pablo está en Galicia, con los del club.


   Sabed Orencio, Choni, Manolo, Carmina, Jesús (también en algún lugar lo sabrán Carucho y Nanica), sus hijos, que con vosotros está mi pensamiento y mi dolor.

   ¡Cómo van desfilando los primos Alonso!: los veintinueve nietos de la abuela Ana. ¿Habrá un "portal de los hombres" donde reunirse a jugar en la otra vida? Seguro que sí: almas como la de Mari lo merecen.









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