jueves, 9 de mayo de 2013

DICEN QUE LOS MOROS,...

DICEN QUE LOS MOROS………




      Pido disculpas a los seguidores del blog. Los he tenido un poco olvidados, y no por falta de cosas contables, e incontables, sino de tiempo. Resulta que después de tantas aguas, cuando levantó, se metieron de lleno las labores mayores, y con ellas el trabajo del perillán, un servidor, y las menores: mis huertos.

   Antes, cuando los mozos cantábamos tanto, el título de la entrada, formaba parte de nuestro repertorio:. Dicen que los moros / no tienen mujer / y el que menos tiene / y el que menos tiene, / el que menos tiene / tiene treinta y tres.

   De decir se trata: ¿Quién nos iba a decir cuando la URSS era el paraíso soñado por las gentes de izquierdas, que de ese paraíso, así que pudieron, iban a venir las gentes, incluso a mendigar?. Raro es el día que algún búlgaro, o búlgaras no llaman a la puerta.

   ¿Quién nos iba a decir cuando el matrimonio era inquebrantable, cuando se observaban las rígidas normas públicas de moralidad, la disparidad actual en la forma de emparejarse, desemparejarse y “liarse” ?

   Y, yendo al consonante: ¿quién nos iba a decir que le íbamos a vender alfalfa a los moritos de los petrodólares?

   Es que llego ahora de visitar una deshidratadora. ¡qué hermosura!, ¡qué maravilla!.

   El cultivo de la alfalfa, rentable cuando había suerte, topaba, y topa con un gran inconveniente: el henificado, el secado, para que entiendan. Se siega, y ha de estar extendida, en el primer corte, seis o siete días, para poder arrastrillarla, amarañarla, ponerla en hilera o cordón, por el que irá la empacadora recogiéndola y construyendo esos enormes paquetones. Ello cuando tenga el punto preciso de humedad, por debajo del 20 %, para que ni se caliente ni se deshoje.

   Pero como llueva y la pille extendida puede, incluso, estropearse.

   Este año las alfalfas están regular. Ha llovido mucho, agua le ha sobrado, pero le ha faltado temperatura. La alfalfa es friolera. No así las hierbas y otros forrajes, que están, como la mayoría de las parcelas de cereal, bestiales. Agua, sol, abono y herbicidas, que no barbechos y vertederas, son las cuatro patas del banco de los cosechones.

   Los ganaderos, ¡cuánto me alegro!, tienen abundantes pastos y forrajes. El riesgo de que se estropee al henificar lo evitan con el invento de “las bolas”: segado ( las más modernas ya lo dejan en maraño), hilerado al día siguiente, y la rotoempacadora encintadora detrás. Cuidadín de no romper el plástico al recogerlas, y de que no lo roan los ratones. A los veinte días, dentro de esos grandes cilindros abombados de 700 kilos, hay un excelente ensilado, apetitoso, gustoso para los rumiantes.

   Esa solución para autoconsumo es buena. El inconveniente es para quien ha de vender. Eso no se puede transportar, ha de venderse en el pueblo, o en los próximos. Entonces: ¿cómo vamos a mandar embolar, y con un alto coste, si va a ser muy difícil venderlo?

   Solución para este corte: vender a deshidratadoras. Nos indican cuando hemos de segar. Puesta en cordón vienen con un enorme carro que se lo va engullendo, al tiempo que lo pica, para que le haga una buena digestión. Si la fábrica pilla cerca el carro la transporta. Si no, la va a montonando, incluso en la misma tierra y camiones con cajas, de las más grandes autorizadas, lo llevan a la fábrica, de hasta 80 Km. Y más.

   En ella, a través de un largo recorrido (tolva, cintas, horno de secado o troner combustionando gas, donde le quitan el agua, y gigantesca empacadora) esa alfalfa picada, a granel, húmeda, sale seca, al tiempo que jugosa, verde preciosa, empaquetada con alambres en enormes paquetones de mil kilos.

   Pues todos los millones de kilos de las 80 deshidratadoras que hay en España, es embarcada en contenedores para los Países Árabes. Como tienen mucha pasta la deben pagar a, con perdón, “cojón de mico”. Sólo así se entiende que el agricultor obtenga un buen precio y le sea rentable a la industria dados los enormes gastos de recogida, transporte y, sobre todo, secado.

   La verdad es que me siento bien, viendo como estamos produciendo en la estepa castellana, (ya no son solo las frutas y hortalizas del levante) productos para la exportación, para ayudar a la economía de España. Todo lo que aquí se pare y cría tiene un importante peso económico.

   ¿Quién me iba a decir cuando traía en la yegüica, la carga segada a guadaña, que de eso le íbamos a vender millones de kilos, barcos enteros, a los moritos que: “viven en la tierra / donde hay más calor/ donde se juntaron / donde se juntaron / donde se juntaron la luna y el sol.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, pero tienes que reconocer que es una utopia.Por favor sigue escribiendo temas y anecdotas del pueblo. Algunos de los que estamos fuera siempre las esperamos. Aunque no siempre estemos de acuerdo con tus pensamientos.Con tu permiso te dejo un chascarrillo que me mando otro del pueblo:
Los Años

Un viejo tenía un lago en su finca.
Después de mucho tiempo, decide ir a ver si estaba todo en orden.
Cogió un cesto para aprovechar el paseo y traer unas frutas por el camino..
Al aproximarse al lago, escuchó voces animadas.
Vio un grupo de mujeres bañándose, completamente desnudas.
Al verlo, todas se fueron a la parte más honda del lago,
manteniendo solamente la cabeza fuera del agua.
Una de las mujeres gritó:
-¡No saldremos mientras usted no se aleje!
El viejo respondió:
-¡Yo no vengo hasta aquí para verlas nadar o salir desnudas del lago!
Levantando el cesto, les dijo:
- Estoy aquí para alimentar al cocodrilo....

Edad, experiencia y oficio siempre triunfarán sobre la juventud y el entusiasmo