domingo, 16 de octubre de 2011

MERECEDORES DE HOMENAJE.

Me da pena que en Villalpando no se valore a quien posee méritos humanos, toda una vida de trabajo, de entrega en favor de los más pobres y desposeidos.

Este es el caso del Misionero villalpando Leoncio Herrero Núñez. Su labor en el terrible suburbio de Buenos Aires, Villa Soldati es descomunal. Cuando llegó a aquella Parroquía de Fátima, todo aquello era un inmenso basurero, donde cientos de niños removían las basura buscando algo para comer. Varias generaciones, miles de esos niños han sido recogidos, alimentados, educados, en Las Escuelas y los Hogares de Fátima, por él creados, sobre aquel basurero.

Me da pena que en Villalpando no sólo no se valore, sino que ni siquiera se conozca a un intelectual, de gran altura, autor de obras indispensables para quien quiera conocer la historia de España, "Mater Dolorosa", por ej. . Un Catedrático que ha dado clases durante años en las más prestigiosas Universidades de EE.UU. Como huye de las tertulias televisivas y radiofónicas es poco conocido, pero sus artículos en El País, marcan pautas. Me estoy refiriendo a Don José Álvarez Junco. No nació en Villalpando, pero aquí pasó su infancia y juventud. Su padre D. Manuel Álvarez Vejiga, estuvo de Registrador en el pueblo durante más de veinte años.

Podría glosar a otros muchos villalpandinos llenos de valores intelectuales y humanos, los cito simplemente: Ángel Infestas Gil, Vicerector de la Universidad de Salamanca; Serapio Veledo Palacios, por el desgarro de su infancia, por su vida de trabajo, por su gran altura moral y humana; Melecio Mansilla Luna, leyenda viva que va a cumplir 100 años; José de la Puente, otro niño que destacaba en aquella escuela de la posguerra pero que tuvo que ir a cuidar ovejas, pintor autodidacta.

Se merecen una calle, para que perdure su recuerdo D. Modesto Rodríguez Labrador, D. Tomás Osorio, D. Primitivo Gutiérrez por su entrega, desde el Sacerdocio, a los demás.

Sería justo homenajear, aunque ya fallecidas, a esas madres heroicas que sacaban adelante milagrosamente familias de ocho, diez, doce hijos, con el jornal del marido,o el rebañico de ovejas, o cuatro tierras.

Todas las anteriores son personas ejemplarizantes que pueden servir de referencia, de ejemplo, en la mejora de una sociedad.

6 comentarios:

madolok dijo...

Agapito, no te olvides de Paco, el hijo de Sisa y José el carpintero.
Paco fe tambien misionero y una maravillosa persona, pena que la muerte se lo llevara tan pronto, podria haber ayudado mucho en los lugares en los que estuvo de misionero.
Es verdad que en nuestro querido pueblo valoramos muy poco a las personas con grandes valores humanos, es una pena.
Un saludo amigo.

Agapito dijo...

¡Cierto, cierto Madolok!. ¡Gracias, gracias!.

No es sólo que Paco merezca una calle, un homenaje, es que para Paco deberíamos pedir LA CANONIZACIÓN.

PACO FUE UN SANTO. Yo a nadie he conocido con esa espiritualidad tan profunda. Paco murió en olor de santidad.

Viven sus padres, el matrimonio más anciano del pueblo. Deberíamos darles la alegría de recordar a Paco.

Un saludo y gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

juan ha dejado un nuevo comentario en su entrada "MERECEDORES DE HOMENAJE.":

Si alguien merece una calle de verdad es de Teodoro de la Puente, una gran intelectual , que desarrolló toda su labor profesional en Cuba, sin desmerecer a los que tú nombras, pero creo que Teodoro, el hermano "JUSTO Felix", ha sido con diferencia el mayor intelectual que ha dado Villalpando, sin duda en el S.XX

Anónimo dijo...

Me gustaría saber a qué huele un santo cuando muere, Agapito.
Me da que se te ha ido el santo al cielo y has cometido este pequeño desliz.

Agapito dijo...

¡No hombre, no!. Es una expresión que se utiliza cuando fallece alguna persona llena de virtudes.

Antonio-Isidro de Caso Crespo (carrisio) dijo...

TEMA DE… “LOS HOMENAJES A ILUSTRES”

En el transcurso de la historia humana los distintos registros sobre personalidades se han llenado de hombres y mujeres que han dejado estampadas sus grandes proezas, sus conocimientos, su caudillaje, su potencial de superación y liderazgo incondicional incluso sus vidas etc…etc… pero ninguno de los seres humanos, por más sobresalientes que hayan sido no han podido igualar a los hombres más grandes y humildes que hayan vivido en este mundo, de ello sobrada cuenta, grandes escritores, Azorín, Machado, Calderón, Delibes, etc… etc.. etc… han escrito sobre ellos, son: LOS PASTORES de los pueblos.

Sigo pensando personalmente que… De todos los homenajes, tributos y agasajos dedicados a los grandes pensadores, poetas, científicos, toreros, actores, hombres, mujeres de prestigio etc…etc… más importantes que estos, han sido, son y serán los pastores “Viriatos” de mi pueblo.

SIGO PIDIENDO EL HOMENAJE O MONUMENTO en la plaza mayor (QUE SE HAGA YA) A LOS PASTORES DE MI PUEBLO.

Explico ahora la vida de estos señores,que por cuidar a las ovejas les llamamos los pastores.

Tienen que aguantar los inviernos con fríos, chubascos, chaparrones, tienen que protegerse con las botazas, capas, chubasqueros, y zagones, además de las calores.

También han de arroparse bien con manta, tapabocas y calzones “los peleles” en las mañanas de nieblas de duros inviernos en esas llanuras desiertas.

Con la piel curtida, de fríos y calores, gracias a la energía que les da la sopa, garbanzos, tocino, chorizo y relleno podían llegar hacer frente a las inclemencias de los largos y muy duros inviernos.

En verano con el solazo, de ninguna sombra se protegen, cuando más aprieta el sol, estos… aguantan y callan con energía y valor, bebiendo agua como babas.

Los pastores reventados de regreso a casa por la noche, de haber pegado tumbos y tropezones, cansados de haber ido caminando por labrados con terrones y cabones.

Son los pastores de mi pueblo grandes expertos por las noches, mirando hacia las estrellas, pues sabían la hora que era, con solo fijarse en ellas.

Aunque no importe a estas alturas quien fue mi pobre padre. Para su hijo lo importante es con este recuerdo, quién fue.

Con esto que he escrito, he pensado que... a veces el hombre más pobre y bueno del munfo dejó a su hijo la herencia más rica.

El recuerdo.