martes, 8 de agosto de 2023

¿Y AHORA, QUÉ?

 

                                       ¿Y AHORA, QUÉ?

 

               Acabo de bosquejar los antecedentes  de la reciente historia. El borreguismo de las masas que seguían a Felipe González le permitió la trilera jugada en lo de la OTAN.

               Como ya no iba a haber lo del reparto de las tierras (algunos en el “ochenta y dos” todavía soñaban con ello), ni lo de dar la vuelta a tortilla, la soñada “dictadura del proletariado”, algunas banderas habían de quedarle a la “izquierda”. Una, la más visible, fue la del antiatlántismo: ¡OTAN NO, BASES FUERA! Eso no se cansaba de prometer el andaluz, de origen santanderino, si llegaba al gobierno.  

               “OTAN, de entrada no”, y le replicó Mingote: “y de salida menos”. Y, para decidir sobre la salida o la permanencia, convocó un referéndum. Nos preguntaba si queríamos seguir en la OTAN, lo que al gobierno le parecía conveniente, cumpliendo cuatro condiciones (que ni se han cumplido y de las que ya nadie se acuerda).

               Las encuestas daban el triunfo al NO. F.G. anuncio que de salir el NO, dimitiría. Era entonces, marzo de 1986, Jefe de la oposición don Manuel Fraga. Pudo haber incitado a sus seguidores a votar NO; negación no a la OTAN, sino a F.G. Esos votos, unidos a los anti-OTAN, hubieran derribado al gobierno de González, pero antepuso lo conveniente para España a su interés personal. Recomendó la ABSTENCIÓN. Fui Presidente de Mesa (una de las vocales era una señora joven entonces embarazada, quien me causó buena impresión). Al acabar la votación, que es cuando habíamos de votar los componentes de la Mesa, me negué a hacerlo. El Interventor, de mi generación, por el PSOE (cómo fardaban por entonces de izquierdistas, todavía no se escondían), intentó obligarme a votar. No lo consiguió.

               Votaron el 59% de los españoles. De ellos SÍ un 57%; NO el 43%. La abstención fue del 41%. Triunfó el NO en Cataluñá, Euskadi y Navarra; en Galicia se abstuvo el 60% de la población.

               Esa granujada fue el preámbulo de toda la inmensa corrupción del felipismo, a pesar de lo cual, aunque menos, la gente le seguía votando, si bien en 1993 ya anduvo por los pelos y en 1996 perdió.

               Aznar, quien a pesar de ganar no obtuvo mayoría, hubo de venderse a Pujol. Le dio todo lo pedido, incluida la cabeza de Alejo Vidal, quien conocía de sobra la inmensidad de la corrupción del clan Pujol-Ferrusola.

               Mala espina me dio cuando en una reunión comarcal de AP, en la antigua venta “Roque”, N-VI, un dirigente provincial nos dijo que no se iban a levantar las alfombras. Llegó el sunami corrupto del ya entonces PP. Cáncer cuya metástasis se extendió por Hispania. En Zamora fuimos pioneros en las mordidas empresariales, y lo de Villalpando, comparado con tan escasa población, fue antológico. No lo pude soportar. Tras enorme bronca en la Sede de Victor Gallego con Carmen Luis Eras y un tal “Sito” (del que no he vuelto a saber), aunque acabaron proponiéndome un pacto, que no se cumplió, me di de baja, y comenzó mi cabalgadura a lomos de un Rocinante (la humilde máquina de escribir Regminton), peleando contra los gigantes, que no molinos, del caciquismo corrupto. Recién hemos terminado la faena. Queda un vestigio, cuneta tapada, del favoritismo del antiguo “régimen” a familia amiga. No sufro por eso. ¡Allá ellos!

               ¿Y ahora: qué? Por encima de las ideologías, tan desvaídas (ya los de izquierdas no son comunistas de Stalin, ni los de derechas fascistas de Musulini), en nuestras sociedades, consumistas y derrochonas, un valor eterno sigue siendo imprescindible: LA HONRADEZ. Ahí englóbenle ustedes, amor a la justicia, a la verdad; humildad, austeridad, la búsqueda de la razón, el recurso al sentido común…

               Aceptado por todos el modelo social de economía de mercado, existen nuevos retos ( el demográfico y la salud del planeta, por ej.) y algún otro viejo problema (el de la vivienda, por ej.); en España también la organización territorial.

               La mayoría de los españoles si fuéramos moderados y justos, eligiríamos a unos  gobernantes tal cual. Por desgracia llegan a las más altas cimas del poder unos cuantos que anteponen su afán de poder (satisfacción del ego y del bolsillo) al interés general, para lo que no reparan en medios: uso de la mentira (me refiero a la Ley de Memoria Democrática) y manejo de los medios de comunicación, tan influyentes, por ej., en la demonización de VOX, aunque alguno de sus dirigentes contribuyan al estereotipo.

               (Continuará, s. D. q.)

 

P.D.- Hoy, por primera vez durante la semana, he sintonizado esRadio. Escucho, normalmente RNE a través del televisor, puestos los cascos. Pero no sólo me llegó el sonido de una radio, sino las imágenes. Y, ¡oh alegría!, apareció la de Verónica Caso. Sí, sí: hija de Antonio-Isidro Caso, “Carrisio”, periodista trabajadora en ese medio. Pueden verla a diario.


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