sábado, 26 de noviembre de 2022

DOLIENTE ARTÍCULO PUBLICADO EN EL PERIÓDICO ANARQUISTA, "TIERRA".

 


   Para leerlo es necesario aumentar el tamaño de la letra. Merece la pena. Es estremecedor. Refleja el clima social, económico que se vivía en el pueblo. Es una crítica cargada de razón, si bien maticemos:
  
   En ese momento, 1936, arruinada la familia más terrateniente, la de don Teodoro Núñez, y repartida la herencia del otro mayor, don Ángel Mazo Trabadillo, entre los ocho hijos, los "terratenientes", salvo la familia Covaleda propietaria de las 900 has. de la dehesa, no lo eran tanto; muy lejos de los andaluces, si bien poseer por aquel entonces CIEN Has. ya era mucho.

    Las siete casas grandes, que conocimos, andaban por las ciento y pico Has. Puede que la mayor, los de la "Viuda", se acercaran a las doscientas. Les seguían por este orden: familia Fernández Argüello, calle Condado, "Los Piteras o Resgones"; los y las Álvarez, "las Gallegas", calle Real, esquina a san Isidro  (la madre parió veintidós hijos), llegaron a adultos siete u ocho, de ellos sólo uno se casó; Hnos Allende Ortega, "Los Chicharros", san Pedro, estos de jóvenes trabajaban, habían ido ellos haciendo el capital, no eran "señoritos"; Luis Mazo, un señorito con mucho sentido de lo social, las tierras eran propiedad de él y otro hermano y hermana; y Francisco Morales, "Paquito," su hijo, fue el último señorito. Otros terratenientes eran los dueños del "Monte de las Pajas", que ni eran ni vivían en el pueblo, al igual que la Palmero Nájera de Villamayor.

    Quitando la dehesa estas siete u ocho casas grandes reunirían   mil y pico Has., las mejores; el resto hasta las ocho mil del término, (más las cinco mil pedregosas, malas y lejanas del Raso, donde labraban también los de Villárdiga, San Martín, Cotanes), de abajo las labraban medianos y pequeños labradores con tierras arrendadas de otros absentistas; Marotos, Láncara, "Huesines"...

    A esos labradores de pan y tocino, como clase media, se sumaban artesanos, comerciantes..., a la clase alta, junto a los "terratenientes señoritos"  se sumaban, jueces, abogados, médicos... De esa clase media y, en mucha menor medida la alta, se nutrían las derechas.

    Del hecho narrado de robo de trigo, para darle un poco de pan a sus hijos, que lo fue en la panera de la Maragata, hemos dado cuenta en "La otra historia de la villa", copiando incluso la sentencia.

   Lo que pide  el artículo es de pura justicia: AMNISTIA para unos pobres jornaleros que robaron por necesidad, y para otros que no intervinieron y, ante las torturas de la guardia civil, se hicieron reos. Importante el dato de que seguían detentando la justicia los mismos magistrados que venían de la monarquía, y el "orden" la misma Guardia Civil. En las huelgas eran los obreros quienes daban la cara; a los patronos los protegía la Guardia Civil. Pudo, y debió, el gobierno del Frente Popular, nacido tras las elecciones de febrero, poner en libertad a esta pobre gente, antes de la sublevación militar. Por no hacerlo así, a Claudio "Cuatro ojos", y a Ángel, de la Cancina, fueron de Villalpando a dar la orden de fusilamiento a la cárcel de Burgos.

    El agravio comparativo es hiriente: a los que mataron al "Tano", Presidente local de la CNT, e hirieron grave a otro anarquista, el gobierno de la CEDA-Lerroux los puso en la calle a los cuatro días.

    Moraleja actual, cuando ya la cuestión no es anarquismo, comunismo ni fascismo: la lucha constante por la justicia y la honradez.

    

    

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