martes, 17 de agosto de 2021

TRISTE SAN ROQUE.

      Ya saben eso de que cada uno cuenta la feria según le va en ella, que el ambiente general de la plaza, sobre todo el día 15, está siendo de mucha animación. Yo también he disfrutado de saludos, de olas,  de animadas tertulias, pero hoy me llegan noticias que  se suman a mis añoranzas, a mis nostalgias; a los recuerdos a los versos de Jorge Manrique que de vez en cuando me martillean; a este, percibido, (se podría también ver de otra manera) acelerón del tiempo.

    Me encuentro con Elenita Concejo: -"te habíamos echado de menos, llevamos dos semanas y no te hemos visto". (Le cuento la pena de la despedida, ayer, de los niños de Belén). -"Mañana dos meses que se murió José-Mari (era el mayor de los Concejos). Estamos muy en paz. Su vida estuvo llena de realizaciones, de buenas obras. Está gozando del Padre".

     -Envidia me da esa fe.

  Me alegro de que la mascarilla impida la mueca de llanto, que se delata en las lágrimas de mis ojos. En tropel los recuerdos. De muchacho, por sus buenas notas, por su carrera brillante, le llamábamos "Cabezón". Pudo ser Ministro, con Barrera de Irimo, y no quiso. Brillante Abogado del Estado. Segundo en la jerarquía del BBV. 

     Esa casa de la calle entonces, Dr. Ballester Nieto, con labranza en el corral traseras a Santa María; con bufete, vivienda llena de hijos, de alegría.

   ¡Qué San Roques, hasta hace casi nada, en el portal de los Concejos..! Y me acuerdo de Machado: "Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..." 

    Y los San Roques de cuando Luis "el Currero", Velas, "El Nono", Lobato; de los encierros, todos a zapatilla; de aquellos bailes; los San Roques de besar la reliquia y el "Roque Santo Peregrino", en la iglesia de San Pedro hasta arriba. Y los de las primeras peñas. La nuestra de "La Queda", tan abierta a todo el mundo, tan concurrida, tan llena de cantos, de risas...; y los encierros, ya con tractor; un año con el  Fiat de 70 CV.; el "cajón" o carrito lleno con Belén y sus amigas, varias de la Universidad de Salamanca; una chilena. Crucé el tractor en el camino entre dos tierras alambradas para evitar que la vaca, y el tropel, entrara en nuestra remolacha de la carretera de Villamayor. La vaca embistió al carrito. Poco faltó para los desmayos, y la emoción y las risas subsiguientes... Me contaba Belén que, al curso siguiente, la chilena se lo pasó recordando aquellas emociones, aquellos sustos.

     La noticia sobre la gravedad de otro hombre del pueblo (no doy más datos pues quiero respetar su intimidad) por el que ahora vuelvo a sentir compasión y cariño, aumenta mi tristeza.

     Al niño pequeño de Belén, ayer, en la despedida se le soltaban las lágrimas.

     Cola en las tiendas, cola en la farmacia, cola en la panadería de Liceo, cola en las barras.  Me encuentro con algún amigo a quien cuento mis tristezas...

      -"Ya sé que no te va a servir de consuelo (cuando le contaba la ida de los niños de Belén.). -¿Te acuerdas de Raquel, hermana de mi primo Ángel, los de mi tía Balbina?

      -Sí, hombre, Ángel, Raquel y Alfredo Infestas Gil. Se le murió un hijo de treinta y pocos años de cáncer, y al otro se lo llevó el coronavirus.

      Luego nos pusimos a hablar de Bernardino de Valbuena, el Comunero villalpandino, sobre el que su primo Ángel está escribiendo una novela...

      


    

   

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