domingo, 17 de noviembre de 2013

EL MISTERIO de la "PASIEGA"

EL MISTERIO DE “LA PASIEGA”

Quiere ser este verídico relato un homenaje de desagravio a las madres solteras, cuando aquello las marcaba de por vida, víctimas de la pobreza, de una sociedad injusta, de los salvajes “machos cabríos” que abusaban, sin piedad, de aquellas inocentes.
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Un día, a primeros de mes, tres menos cuarto o así, llama Félix a casa desde el Ayuntamiento.

-Oye cronista. Tú el móvil lo debes tener de adorno. Nunca lo coges. Me alegro de pillarte en casa. Están aquí una señora y su marido.Andan buscando a su madre biológica. Saben el nombre, que nació en Villalpando y nada más. Si viva o muerta. Ha preguntado en la calle, y por el nombre y apellidos no le han sabido dar razón. Vieron abierto y han subido a preguntarme. Yo tampoco sé. Por la fecha en que dice yo estaba en los frailes.

-Pues dime como se llama o llamaba.

-M.B. G- (Me dijo el nombre y apellidos completos a que corresponden las iniciales. Prefiero ocultarlo)
No lo dudé ni un instante_ -Sí hombre. “La Pasiega”. (El apodo es figurado, pues si pongo el verdadero, todo el mundo la identificaría enseguida). Falleció hace muchos años.

-¡Ah, sí hombre. Ya me acuerdo. ¿Tú recuerdas si tuvo una niña?

-Yo y todo el pueblo. Salió embarazada de casa del ama. Parió, crió a la criatura que marchó ya de moza.
-Entonces ésta no es, porque de la madre sólo sabe el nombre y el pueblo.

-Pues yo no sé qué tuviera una segunda.
Ante esta situación se pone el marido, iniciamos la conversación.

-Será mejor que charlemos personalmente.
Salgo a la plaza en panfletas, me encuentro a una pareja de buen aspecto. Él de pelo ensortijado, estatura normal, delgado, ojos claros; ella arreglada, menuda, morena, conservando aún rasgos de la chica guapa debió ser de joven, (sin parecido, salvo en alguna peca, con la madre ni con la otra hermana) y allí en el soportal hasta las tres y pico.

Pues efectivamente. Es hija de “La Pasiega”. Y no es la primera, que conocimos de sobra, y que debió nacer alrededor de 1950. Hubo una segunda.
Me dieron todos los detalles. Nació el 29 de julio de 1957. La llevaron a la casa cuna, Colegio del Tránsito, entonces, en Valladolid. La madre firmó la renuncia. A los cuatro meses es adoptado legalmente por un matrimonio de agricultores en la provincia de Valencia, en el interior, junto a la de Cuenca.

La crían con todo el cariño, sin faltarle de nada. Cuando tuvo diez años le dijeron su origen. A la niña no le afecto lo más mínimo.( –Creemos que tu mamá se murió y por eso te llevaron al hospicio).

Le dieron estudios, a los 17 años la llevaron al Instituto a Valencia. Conoció a Paco. Tienen dos hijos. Son un matrimonio educado; son afables, sencillos, cultos.

Se hacía muy tarde para comer. Iban camino de Vigo.
-Al regreso le llamamos para conocer y aclararlo todo.
Temprano, el lunes día 11 me llaman desde Zamora.

-¿Qué le parece a las once en la plaza?

-De acuerdo.

Fui preparando el terreno. Al día siguiente de la primera visita pregunté a “Guadillo y Angelita”. ¡NI idea de que Pasiega hubiera tenido una segunda hija…! Pero, como a M.B.G. le queda un hermano en Francia y sobrinos, emparentados con los Guadillo, ya habían hablado por teléfono, y preguntado al tío, muy anciano, quien, efectivamente, sabía de ese segundo embarazo y parto de esa hermana pequeña.

Además fui pronto al Registro Civil a pedir fotocopia de la inscripción de nacimiento de Carmen (ese fue el nombre que le pusieron) B. G., hija de soltera, sin padre conocido). Me atendió diligentemente el Agente Judicial:

-Desde el 50 tenemos los libros digitalizados. En una hora tendrá usted la fotocopia.

Y bien. No me dejan terminar la “salida de Misa de Nana”. Deprisa a la plaza.

-Estoy a vuestra disposición. Traían un ramito de flores para la tumba de su madre. Ya sabían había fallecido en 1972 a los 47 años. Subimos al ayuntamiento para ubicar la sepultura. Les propuse visitar al longevo y lúcido matrimonio vecino, ir al Juzgado a por la “partida de nacimiento”. Para el final, lo más emocionante: VISITAR AL HERMANO DE SU MADRE, fallecidas las cuatro hermanas, tres de ellas muy ancianas, familia más allegada que le queda en el pueblo.

Nos acompañó Pili “Cabrita”.
Lo del Cementerio fue emotivo, Valeriana Prieto y la mujer de “Chencho”, nos ayudaron. Leímos lápidas, depositó el ramito. Se notaba que contenía la emoción, pero las lágrimas surcaron su rostro.

Por la partida de nacimiento supimos más detalles. Primero confirmar lo que ella sabía, pues había tenido acceso al expediente de adopción: nombre de la madre y fecha del nacimiento. Además, al margen, consta que fue adoptada, por (nombres valencianos que no recuerdo), quienes le habían puesto Amparo, de nombre, y sus apellidos.

Para mí, en dicha inscripción existen detalles sustanciosos de personas a quienes conocí y traté mucho (por entonces ya estaba yo en casa de Cossio).

Juez: Don Isidoro Mateos Moreno, de Malva.
Secretario: Don José Peñas Beneitez, de Argusino, el pueblo anegado por la presa de Almendra. Un hombrón quien vivió de pensión en la calle del Espino, en casa de Visi Hidalgo.
Testigos: Modesto Sánchez Castresoy, Procurador de Villalpando.
Ignacio de la Puente López, Agente Judicial.

La madre de la criatura, de profesión “sus labores” tenía 32 años, y sabía firmar


O sea que, viviendo y transcurriendo todo el embarazo en Villalpando, o a lo sumo en Villárdiga con una hermana, dando a luz en su casa, pasada la puerta villa, en la que vivía con el hermano, también soltero, quien ganaba el sustento, y la primera hija, por entonces de seis o siete años (no sé si habrían fallecido los padres), atendiéndola en el parto el practicante del pueblo, posiblemente el Sr. Primitivo, y siendo testigos Modesto e Ignacio,…¿cómo es posible que nadie tuviera noticia de aquello….? ¿A qué se debió secreto tan bien guardado…?

Mi amigo Maximiano de la Puente me apunta algo que puede ser verosímil:

-Ahí tuvo que haber alguien poderoso del pueblo por el medio que quiso borrar la mancha. La mancha de él porque por la madre mujer buena y trabajadora, todos sentimos afecto.

Nos faltaba el testimonio del tío superviviente.

Llegamos a su casa. Nos vio por la ventana. Salió. Pili hacía de intérprete. Aquello es inenarrable por escrito, puesto que el lenguaje de los gestos y las exclamaciones no tiene traslación al papel.

Respondió a nuestras preguntas. Nos confirmó que “M”. había tenido una segunda niña. Cuando le dijimos: es ésta, sus clamuras fueron estremecedoras, los abrazos, las lágrimas, las sonrisas y vuelta al abrazo.

De la primera hacía gestos de no querer saber de ella. La presencia de ésta le llenó de alegría. Hicieron fotos, se han intercambiado teléfonos con la prima de Francia, quien les ha invitado a pasar aquí unos días en agosto,….

También el marido fotografió la casa en ruinas donde todos nacieron,…

Amparo y Paco regresaron felices a Valencia, con mucho qué contar a sus hijos. Pili y yo nos sentíamos bien.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Agapito. Nunca he dudado de tus dotes de "Maestro de la vida", oficio no te falta, desde los 13 años con d. Manuel Cossio, hasta el alcalde te reconoce implicitamente lo de "Cronista"; yo añadiría otro calificativo: el "Gran conseguidor", ahí estan todos tus relatos, sobretodo los últimos. Las gentes de nuestra tierra siempre han sido remisas a la hora de reconocer las virtudes de sus convecinos, si acaso despues de muerto...

Es un honor tenerte como amigo, siempre reconoceremos tus grandes virtudes.

Un fuerte abrazo.

Ramón

Agapito dijo...

¡Gracias Ramón!

Es mi deseo, liberado de odíos, ayudar, contribuir en mi pequeña área de influencia para que las gentes sean más buenas, más cultas. Lástima que esta herramienta de internet no todos la utilicen.

Siento que, a veces, cuando intento corregir algunos defectos, haya personas que se sientan ofendidas.

Como le he contando a Cristina llevo dos días totalmente depresivo. El ordenador es mi único asidero. Ayer lo único que puede hacer fue escribir ese relato. De ahí que agradezca tanto vuestras muestras de afecto.

Ahora voy a abrir tu correo Villalpando 1936.

Un abrazo fuerte.