miércoles, 20 de junio de 2012

                                       LAS OTRAS FERIAS DE LA NUEVA MADERA.

     Aquellas ferias y fiestas de la madera, cayera como cayera,  los 21 y 22 de junio de cada año, dejaron un recuerdo perdurable en los que las vivimos de niños. Eran los dos días más grandes, más animados del año. Respirábamos, vivíamos un ambiente festivo que era un oasis en medio de la monotonía de la vida pueblerina. ( Las narro en mis "Crónicas". No quiero repetirme). De ahí que uno no pueda menos de comparar el paisaje de la plaza de entonces y de ahora: ¡nada que ver!.

    Irrepetibles los trillos, carros, tornaderas, redes, puestos de ajos, de garrafales, de hoces, varas de fresno, tablas, vigas, machones; los retratistas, puestos de baratijas, los trileros, charlatanes, "las barcas", casetas de tiro al blanco; los bailes de sesión vermut y por la noche, con orquesta y animadora; la novillada en la plaza del "cubo palacio"; agosteros ofreciéndose, amos ajustando, mercado de mulas en Santo Domingo; gorras, camisas de tirilla, teces curtidas por inclementes cierzos y soles,...; plaza  empedrada y rural,..

   El domingo por la mañana me aposenté, solitario de intención, en el rincón del bar de Ventura (parece ser que ahí ya no tengo peligro de acoso) para observar y rememorar. La barra la atendían cuatro, el bar, como los demás a tope. La plaza que yo veía a través del cristal un poco tintado, que aún más la embellecía, estaba animada, preciosa. Andaban por allí los de Astauvi con "las toras", y muchos (pa lo que hay ahora) niños, recortando y haciéndose los valientes. A Edu, de momento, parece que le gusta más el balón.

    Ya no era una plaza rural. Las mesas y sillas de las terrazas, la gente vestida igual que los de la ciudad, muchachos gordotes y grandes, estómagos prominentes por doquier, mozas exhibiendo largas y preciosas piernas, los "stand", las losas del piso, las nuevas o arregladas fachadas le daban un ambiente urbano.

     Este año ha habido menos puestos y las ventas desiguales, para algunos muy escasas. De todos modos esta recuperación, adaptándola al momento presente, de las antiguas ferias, se ha consolidado. El sábado por la tarde y mediodía del domingo la plaza estaba animada y concurrida.

      Desde el aspecto comercial hay firmas que exponen no pensando vender en el momento, ni incluso vender,  sino para darse a conocer. Es el caso de las Empresas hermanas Forestar y Biomaser. Las innovaciones y la tecnología en los sistemas de calefacción a base "biomasa", con gran variedad de estufas y calderas, acabará ganándole la batalla al caro gasóleo.

      Quiero citar también el "stand" de Agrinza. Fin de semana que en lugar de al descanso, dedican Nacho, Tomás, Pasca y el otro chico de Villamayor, a estar allí, invitando a jamón, queso, cerveza,...a quien quiera acercarse. Claro que compañía, ayuda, tertulia y bromas no les faltan. Allí está todo el rato José Roales, el Secretario (que no cobra por ser Secretario). Allí se forman  corros de labradores, de socios que nos sentimos como en nuestra casa, porque la Cooperativa es cosa nuestra, porque está muy bien gestionada. Es nuestra seguridad, nuestro respaldo. No le afecta la crisis.

     Y que además de quesos, vinos, jamones, bisutería, bordados, mieles, carnes,....., madera sigue habiendo: un puesto donde, con dos tornos, elaboraban preciosos utensilios y adornos; otro lleno de miniaturas de los antiguos aperos de labranza; y otro con tizos, astillas, pellets, para calentarnos barato, y fotos de nuestros desconocidos bosques.

    ¡Pues eso!. Qué no decaiga, más madera.

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, caiga como caiga se debe celebrar la feria y en todo caso se hubiese cambiado para hoy y no para el otro fin de semana. Primero es la feria y despues los caballos o lo que sea.

Agapito dijo...

Entonces, en aquellos tiempos, los días de la feria eran el 21 y el 22, cayera como cayera, porque toda la gente vivía en los pueblos, y no había que depender del fin de semana para que vinieran los de fuera. Además era la fecha que marcaba el inicio de las faenas de la recolección, y había que comprar cosas para ella.

Comenzado el "verano" se trabajaba de día y de noche, sin fiestas desde la feria al 18 de julio, el día de Santiago, y los dos días de San Roque.

Acepto que posiblemente hubiera sido más conveniente este fin de semana. Y, por supuesto, siempre con preferencia a la zanganada de como han montado los festejos esta noche, a las cuatro de la mañana, en que van a despertar a la Virgen cuando le canten la "salve Rociera".

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo Agapito.