domingo, 5 de diciembre de 2010

DOÑA ISABEL BENAYAS. “MARISA”.

Nació en Villárdiga de adobe y tapial, de lombas, barriales, encinas, mieses, majuelos, bodegas, pajares, paneras; de pastores, labrantines; jornaleros, cisqueros, carboneros, leñadores del monte. Villárdiga de madres, niños, maestro y maestra, un Cura para los dos pueblos.

Se crió entre su madre, su padre, su tía, su hermanito, casa, corral, las calles, escuela, las eras, lo josa, bacillos, el melonar y el cauce de espadañas al que llaman Valderaduey. Por la noche los relatos, que tanto le gustaban, de su padre, de los señores Alonso San Juan, Manolo Ruíz, Emilio Vidal, de otros hombricos y mujericas.

Una buena Maestra cayó por el pueblo y vio que la niña era inteligente. Preparó a unas cuantas para el “ingreso” de Bachillerato, a los diez añicos, y le consiguió una de aquellas primeras becas. Así, con la ropita y el alimento justo, sin permitirse un gusto, estudió en Zamora.

Cuando acabó Magisterio, a los 18 años, murió su padre, un pequeño labrador, Arcadio “buenapersona”, al que adoraba.

A los veinte años, aprobadas las oposiciones, su primera Escuela, en Cional.

Pasó unos cuantos años en Daimiel.

Así que pudo, se vino para acá, al colegio más próximo a su casa donde había vacante, al “Gabriel y Galán” de Villanueva. Fuimos compañeros de clases y viajes. ¡Menudo equipo aquel de la Segunda Etapa de EGB!: Miguel Vicente, Director del Centro, con quien, servidor, Secretario, compartía las clases de Lengua y Literatura; Santiago Martín, Profesorazo de Matemáticas, Marisa Benayas en Ciencias Sociales. Fueron Maestros para los alumnos y para mí. Allí, preparando las clases, en la biblioteca del Centro, en las reuniones del equipo, completé mi bagaje profesional de autodidacta.

Con un montón de puntos obtuvo vacante en el Colegio Juan XXIII de la capital, ansiada meta de los Maestros, para no tener que desplazarse, a diario, a los pueblos. Marisa, al revés: siguió viviendo en el suyo. Además de su ruralismo, ¿cómo cuidar si no a su madre, su tía, su hermano…?.

Marisa, y no porque le haya llegado la hora de los cumplidos, ha sido tan excepcional como Maestra, como hija, sobrina, hermana. No he conocido a otra profesional con esa capacidad de trabajo, en la escuela y en su familia.

Volvía locos a los muchachos. ¡Los hacía trabajar,…..!. Tanto en Villanueva como en Zamora ha ganado, con sus alumnos, todos los concursos, certámenes, habidos y de por haber. Sus alumnos, ella siempre en segundo plano, han recibido premios en la Zarzuela, ( El Rey le decía: ¿otra vez por aquí?, ocurrencia mía con la que ella se tronchaba),la Moncloa, el Congreso de los Diputados, en la Sede del Estado Mayor del Ejercito, en las Cortes de CyL,…. .. Ella individualmente, recibió la “Medalla al Mérito en el Trabajo”.

Publicó un libro, autobiográfico, con sus vivencias terracampinas. Otro, “La Flor del Aciano”, lleno de versos y dibujos rurales, realizados por niños urbanitas. ¡Lo que es la capacidad de influencia de una Maestra…...! Utilizaba todas las modernas técnicas pedagógicas.

Mis visitas a su casa aumentaron cuando supe, por ella, de su enfermedad. Se aferraba a la vida, con los recuerdos que plasmaba en versos, con la catalogación del retablo de su pueblo,… .Entereza, serenidad, resignación, resumen el último tramo de un camino, en el que quedaba recorrido.

Los últimos días, en el hospital, tuvo la compañía, la ayuda de compañeros, amigos, Marcial Avedillo, Loli Muñíz, Agustina, ….. .

Alguno comentó: “con las manos llenas de sementeras”, esperemos, algo de ella, ahora, recoja la cosecha.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente historia:No hay nada más entrañable que la estampa de una buena maestra/o de ronda por los pueblos castellanos.Habidos de cultura y mucha necesidad a un tiempo,para que los hijos aprendan lo que no pudieron los mayores,sólo la bendita BECA y el dinero "negro" de la madre sin saber del padre, obraron el milagro del SABER,de esta Castilla nuestra tan pobre como digna en su más obscura esencia.Dios guarde tu MARISAy que su ejemplo se desparrame por nuestros campos castellanos,pobres como entonces,pero con la misma dignidad y coherencia.
Saludos afectuosos.JUSTA CAÑIBANO.

Anónimo dijo...

Sólo puedo decir que fue una gran maestra que siempre la tendré en mis recuerdos.
Aquellos años con ella en el Gabriel y Galán de Villanueva además de hacerme ganar varios premios junto con otros compañeros supo transmitirme las ganas de trabajar y aprender.

Gracias, muchas gracias y que el legado que nos dejas dure para siempre.