Interrumpo la serie sobre la "Tienda de Juanito", para publicar, como anticipo el art. que saldrá en LA VOZ del domingo. Ya estaba escrito. Una llamada de teléfono, que explico, me obligó a rectificarlo. No me valgo de recomendaciones, ni intento trato de favor. Pido lo justo, y lo justo, no siempre, ¡si lo sabré yo!, a veces se consigue. Esta es una.
EXTRANJERÍA, INMIGRACIÓN, DESPOBLACIÓN.
Ya tenía ganas se acabara la serie sobre “El Raso”. Acuciantes vivencias llaman a mi puerta. Me hago la ilusión de que señalando defectos, proponiendo soluciones se van a solucionar los problemas. Mi pobre columna escondida entre una montaña de papel (el Norte de tropecientas páginas, El Semanal con firmas de prestigio, cuché, color, fotos,…), aunque alguien, ¡qué milagro!, sé que la lee, ¿en algo puede influir?. ¡Por intentarlo….!.
Al título, podríamos añadirle, CUIDADO DE ANCIANOS., y todo casaría.
Mi tía Lola cumple hoy 91 años. Hasta hace poco se ha valido: iba a Misa a diario, a la compra, a la farmacia, cocinaba, tenía la casa como el jaspe. Un achuchón le ha restado energías. Necesita a alguien que la cuide. Los cuatro hijos, cada uno en una ciudad. La casita del pueblo, de planta baja, sin escaleras, nueva, acogedora, con todas las comodidades; un patio grande, un jardín,….
Hablo con mis primos. Le proporciono una señora argentina educada, culta, amable. Las dos encantadas. Mi tía acompañada, cuidada,.. . La señora con el alojamiento y la alimentación resueltos, un sueldo para ahorrar y mandar, y muchas horas disponibles para sus aficiones: lectura, informática, salir un buen rato por las tardes, un día semanal libre,….. Y una casa menos, cerrada en el pueblo.
Pero Nora, así se llama la argentina, no “tenía papeles”. Mis primos no quieren tener una trabajadora ilegal. Comenzamos el papeleo. Lo presentamos todo en extranjería el 3 de Noviembre: la “Oferta de Empleo” y el “Permiso de Residencia”, acompañados de un montón de certificados, entre otros, el más importante, uno del INEM asegurando que no existe demanda de empleo para ese puesto de trabajadora del hogar interna.
Nora, como le vencía el billete de vuelta, para agilizar sus trámites allá, y porque aquí estaba ilegal, regresó, el 12 de diciembre a su país. Y mi tía ha tenido que ir con los hijos. Suspira por volver a su casa. Y no porque la traten mal, sino por ese apego que cada quien tiene por la suya.
En extranjería nos dijeron tardarían de dos a tres meses en conceder el permiso. Dicha resolución se envía a la trabajadora. Añadiéndole los papeles de su país, el Consulado Español, le concede EL VISADO que le autoriza a entrar en España. Ahora, a quien no lo trae, no le dejan pasar de Barajas, y lo reenavionan para allá.
Desde primeros de año empecé a llamar a extranjería preguntando por la ansiada RESOLUCIÓN…El viernes 22, me presenté en Zamora, con la esperanza de traérmela. ¡Qué decepción!: me dice la funcionaria de a pie, la de la primera mesa, la que no decide, que aún tardará un mes….!.
Por indicación de esta funcionaria recurro a instancias superiores, donde he encontrado receptividad al exponer el caso: problemas con los inmigrantes ilegales, nosotros demandamos legalidad; problema de atención a los ancianos (pudiendo estar mejor en su casa que en una residencia,), mi tía ansiando volver a la suya; problemas de despoblación rural, nosotros queremos haya una casa menos cerrada en el pueblo.
¡Qué alegría!. Es bonita así la democracia. Me acaban de llamar de la Subdelegación del Gobierno: -“La Subdelegada desea hablar con usted”. (¡La Subdelegación del Gobierno, ¡lo que era antes “El Gobierno Civil”!. ¡La Subdelegada, ¡lo que era antes el Gobernador!, que venía al pueblo con cochazo, séquito, uniforme, hacían un arco y salíamos todos, los niños con banderitas a recibirle…!).
Cordial, cercana, educada Doña Pilar de la Higuera. –Puede usted venir, mañana si quiere, a Zamora. ¡YA ESTÁ LA RESOLUCIÓN!. Me da explicaciones con amabilidad. Le doy unas gracias sinceras.
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