Publicado Voz de Benavente, pasado sábado, o viernes. Aun no me ha llegado el semanario.

¿Y AHORA QUÉ?.

Veremos qué sale de la cumbre de “LOS VEINTE”. Sin el figura de aquí, sin nuestro zapatero prodigioso, pocos zapatos van a arreglar. ¡Menudo echador de medias suelas!.
Si hubiera sido un estadista, o hubiera tenido alguno al lado, o los hubiera habido en la oposición, ( y les hubieran hecho caso) España se hubiera librado de la crisis financiera mundial. Pero era tan bonito navegar con el viento en popa del capitalismo feroz, de la especulación inmobiliaria a toda vela, que cualquiera torcía el rumbo. En nuestra modestia, con nuestra vocecita en este semanario, y en unas jornadas de urbanismo, advertíamos que el barco iba al precipicio.
Hemos clamado, en más de una ocasión, por una política social de vivienda. Era irracional que las parejas necesitadas de casa, hipotecaran de por vida el trabajo de uno de los dos, para pagar el piso, eso contando con un bajo tipo de interés. ¿Y si subía?, ¿o fallaba el trabajo?, ¿o cualquiera contingencia?.
¡Los bancos concedían hipotecas con una alegría........! sobre todo en USA, el coloso mundial: las “sub prime”, “hipotecas basura”.
Resulta que no se conformaban con la ganancia de cobrar intereses, junto con la devolución a plazo, por lo prestado, sino que cada hipoteca generaba un “título”, con los que se especulaba mediante compra-ventas, o alquileres, de unos bancos a otros, en un mercado global en el que se iba “hinchando el perro”. Los intermediarios financieros, “brokers”, hacían su agosto, junto con los propietarios de terrenos recalificados, generadores de tanta corrupción política. Gran parte de esas paladas de dinero se han refugiado en los “paraísos fiscales”..
Fabuloso “castillo de naipes” que, en cuanto ha fallado la base, las hipotecas basura “made in usa”, en un porcentaje alto de familias que no pueden hacer frente a los pagos, se ha ido al carajo. ¡Además!, si ejecutan las hipotecas, o sea se quedan con los pisos, estos van a valer menos que el importe prestado.
¿Qué hubiera hecho en España un estadista con visión de futuro?.
Primero: Evitar la especulación inmobiliaria. Existen en nuestro país, sin contar las de los pueblos, más de dos millones de viviendas nuevas desocupadas.
Tenía todas las herramientas: la fiscalidad. Ya quiso una Ministra imponer un IBI mayor a estas viviendas. Un IBI, a tanto solar ocioso, por el importe de lo que “piden por su venta”. Viviendas de protección oficial. Atajar el mal de raíz: que la construcción de casas hubiera sido acorde a las necesidades de habitabilidad. Que el acceso a la vivienda para quien la necesitara fuera asequible. Una política de socialismo real (más práctica que la de los “miembros y las miembras”): sí respeto a la propiedad privada siempre que esta cumpla una función social. Y no lo de lo mío, mío, por encima de todo.
Segundo: Control de los bancos por parte del banco de España: la cuenta la vieja. Impedirles prestar por encima de sus activos (dinero de los depositantes y recursos propios). Préstamos con garantía de cobro. Y a los morosos de préstamos al consumo, los que han vivido por encima de sus posibilidades, que “tengan de dónde agarrarles”, léase patrimonio, que les embarguen, antes de que la deuda sea mayor que lo que tienen.
Tercero. Impedir esos trapicheos internacionales de “títulos”, “fondos”: humo.
En esta situación, con miembros de la banca tan enfermos, la medicina estatal de los dineros inyectados, más que pastillas debe ser cirugía. A lo mejor, habría que cortar lo gangrenado, dejar caer a las entidades inviables, con lo que se robustecería el resto de los miembros sanos.
¿No sería mejor un big-bag, un cataclás, para que las cosas volvieran a su sitio, entre otras el precio de la vivienda?.
El dinero estatal ¿para que?. Para impedir el caos social, asegurando los depósitos de los impositores, que “las perricas de la cartilla están seguras”.
Aunque sea cruel que las hipotecas que se hayan de ejecutar., se ejecuten. ¡No!, ¡por favor!. No echar a nadie de su piso. Que le pague una renta al banco que se lo ha quedado, menor que la amortización hipotecaria, con la posibilidad de volver a acceder a la propiedad cuando pueda y que cuente la renta que ha ido pagando.
¡Para estos remedios sociales: los dineros públicos!.