miércoles, 19 de noviembre de 2008

LAS NUEVAS ENERGÍAS, FUTURO DEL MUNDO RURAL. (I).

Junto a truculentos sucesos de esta sociedad desmadrada, cada día los telediarios nos muestran imágenes de obreros, fabricadores de coches, despedidos. Los de la construcción, como no hay miles en cada obra, ni siquiera se manifiestan. Seis mil trabajadores van al paro cada día.
La gran cuestión es: ¿qué sector puede absorber esa mano de obra sobrante de los coches y las casas, sectores saturados donde, por más dinero público que se inyecte irá a un pozo sin fondo?.
En algún artículo anterior hemos apuntado, sin desarrollar, cómo en la protección del medio ambiente, obteniendo al tiempo recursos, se puede emplear mano de obra. También cómo, viviendo en los pueblos, es más fácil la subsistencia, y la aplicación de las modernas tecnologías para una vida confortable.
Les voy a poner el ejemplo de la nueva casa de Dani, (debería decir D. Daniel) el farmacéutico de mi pueblo. La ha construido en un terreno amplio (en los pueblos sobra), a las afueras, junto al ALSA.
Es amigo de nuestro hijo David, técnico en una empresa benaventana de fontanería, calefacción, sistemas de acondicionamiento de aire, etc...... Éste le habló y convenció sobre el aprovechamiento de la energía geotérmica.
Primer paso: excavación de un pozo de sondeo de cuya agua van a aprovechar calor en invierno y frío en verano, además de surtirle un estanque, piscina, el césped, la casa, los árboles,...
Tuvieron la suerte de que el agua sale con una temperatura de 15º.
El corazón del sistema lo compone la bomba de calor, igual, sólo que más grande, que la que usted tiene en su frigorífico: un aparato que pasa calor de un medio a otro: a los alimentos metidos en la nevera les quita calor que suelta por detrás, o sea: los enfría.
Eso hace la bomba de Dani, al agua que le llega del pozo le quita 7, 8º, y se los cede al agua del circuito calefactor incrustado en los suelos, suelo radiante, sistema mucho más eficiente que el de los radiadores.
Así, en saltos térmicos, de siete en siete grados, llegamos a los cuarenta y cinco, los óptimos (no hacen falta ochenta como en el sistema de radiadores), los que el agua transmite a su vez a todo el suelo, creando un depósito de calor.
El agua, que salió del pozo con los quince dichos y se queda en siete u ocho, es vertida al estanque sumidero, desde el que pasará a las capas freáticas, donde volverá a coger los quince. Si no es sumida toda, irá al desagüe, arrastrando así los vertidos más sólidos.
El sistema, recién estrenado, está mostrando su eficiencia en la relación kilowatio-caloría. ¡Claro la bomba extractora del pozo, de 2 CV., y la de calor, de 5 CV., consumen electricidad, más o menos la misma que dos radiadores o acumuladores eléctricos!. O sea: ¡nada para lo que calientan!.
Una casa de diseño vanguardista, en dos plantas, y cuatropecientos metros cúbicos de volumen. Las fachadas suroeste son todas de cristal. La inclinación del sol en invierno les da y calienta desde el albor hasta el ocaso, lo que le permite aprovechar las horas de tarifa eléctrica nocturna que, ahora, con la nueva ley, van de las 22 horas hasta las l2 del día siguiente. Además el suelo guarda el calorcillo en todas esas horas de apagado el sistema.
Y no es todo: al susodicho, al sistema, basta cambiarle de tecla para que, igual que calienta en invierno, enfríe en verano.
La bomba realiza el proceso inverso, sólo que con menos coste: Los siete, ocho grados de calor, positivos, más del invierno, los coge de frío, negativos, menos, y se los transfiere al agua del circuito, que creo los suelta al ambiente, me falta ese detalle técnico (sólo veo a David escasos días, a la hora de la comida, de prisa y corriendo).
El agua de los quince, a la que se le han quitado –7, vuelve al estanque, o a la piscina, con 22º. Calentita para poderse bañar.
El próximo sábado (s.D.q.) hablaremos de la biomasa y la digestión anaeróbica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante