domingo, 4 de diciembre de 2011

EL VIEJO MILICIANO Y OTRAS REMEMBRANZAS.

MELECIO MANSILLA LUNA, hoy cumple cien años. ¡Mira que si lo fusilan en el 39 o en el 40, ¡cuántos años de vida le hubieran robado!.

Fue uno de los cinco o seis hijos del Sr. Tomás, “El Zurdo” y la señora Matea, fusilada en el 36. Unos pocos años después, “El Zurdo”, se caso, ¡cómo no, por la iglesia!, con Ana María, hortelana, prima de mi abuela, viuda también de otra víctima de la represión.

Melecio combatió con el ejército de la República. Alcanzó el grado de Teniente. Su peripecia vital está recogida en el relato de “Charlas de Fragua y Solana”, “El Miliciano y el Falangista”. De forma un poco más novelada dio pie al cuento “El Jornalero”, incrustado en “Víctimas de la Guerra Civil en Villalpando”. Éste relato obtuvo premio en el certamen de “Espigas”. Está en imprenta, costeada por Adri-Palomares, la edición del libro que recoge todos los relatos premiados por dicha Asociación. Hay otros dos del “escritor” terruñero: “Llanto por un campesino” y “El Coche de Línea”.

Melecio, junto con algún centenario más, será hoy homenajeado por el Ayuntamiento de Baracaldo, aunque su recuerdo está, sigue estando en su pueblo, del que recuerda todo. Su hijo Tomás, el pequeño, el más vinculado con la villa, le pone al día de todo lo que ocurre.

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Si les cuento mis vivencias desde la última entrada, no acabaría. Tampoco creo puedan interesarles mucho, por eso las resumo.

He tardado en escribir porque la muerte de mi hermana me ha dejado algo vacío, dando menos importancia a las cosillas cotidianas, y toda la del mundo a valores como la amistad, el perdón. Junto con Félix, sus hijos, Pablo,.. estamos abrumados, agradecidos, a tantas muestras de afecto. Valoro mucho la reconciliación sincera con varias personas del pueblo. Son esos momentos de dolor los que, a las personas nobles hacen reaccionar positivamente. Deseo mucho dure para siempre. A los que siguen obcecados en la enemistad, ¡pues tanto gusto!. Cada quien por su camino. Sólo les pido que me olviden, que no me provoquen. ¡Jamás yo tomaré la iniciativa en la provocación!.. Ahora bien: si me pinchan, difícil será que no salte.

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Una de mis ocupaciones de pasados días ha sido la de encontrar un cochecito. Resulta que el veterano Opel, coche de toda la familia durante bastantes años, viejo luchador lleno de cicatrices, (haber chocado contra un taxi, saltar por encima de un jabalí que le destrozó el cárter, en aquel accidente murió una mujer joven quien intento esquivar al ya muerto jabalí; haber matado a un galgo, en esa ocasión servidor conducía), se paró regresando de Oviedo. De esto ya tres meses. La cornada era gorda. Dudamos si arreglarlo. Pasé dos meses sin ocuparme, delegando en mis hijos. La campaña electoral la hice con la furgoneta, pero ésta es muy necesaria para el trabajo de mis hijos. Tuve que tomar cartas en el asunto: “mil anuncios”, llamadas, concesionarios. No tenía idea de coches pero en intensos días he aprendido mucho. Fui madurando preferencias. Resulta que, al final, los del taller “Nacientes” de aquí, tenían, en Benavente, hace meses sin vender, un cochecito comercial, justo lo que buscaba: pequeño, apto para campo, ciudad y carretera, muy bien de precio, nuevecito, como a estrenar, diesel de mínimo consumo. Estoy encantado con mi Fiat “Panda” de 1300 cc. Mañana se llevarán el “Astra” al desguace.

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En estos días han derribado el pajar, cuadras, paneras de una de las antiguas “casas grandes” del pueblo, la de “La Viuda”. No estaban ruinosos, sino bien conservados, Antonio y Mariano, los de “La Viuda”, mientras vivieron, mantenían arreglados esos cubiertos, incluso pintaban de verde el bocarón del pajar y la trasera. Ni sé los camiones de tierra que habrán sacado de esos gruesos muros de tapial, ni sé el montón de viejas maderas. Eran cuadras de cuatro pares, yeguas y muletos. Del otro lado de la entonces intransitable e intransitada calleja de “Castañón”, en corral más grande, tenían los cabañales para las ovejas, pocilgas, la cuadra de las vacas, gallinero, conejeras…

Cuatro mozos de año trabajaban en esa casa, otros cuatro agosteros en verano, el mayoral, perillán, pastor, criadas,…

Están desapareciendo ciertas señas de identidad del pueblo: el adobe y el tapial que lo caracterizaban. En unos casos por derribo, en otros por quedar oculto y protegido tras los “caravista”. Esas paredes, si tienen cimientos, son eternas.

Estos días melancólicos de noviembre y diciembre, con las nieblas de “La Purísima” me traen el recuerdo de las novenas de ánimas, tan lúgubres en las monjas y San Nicolás, (y no les cuento cuando había restricciones eléctricas o avería en el tendido de dos alambres sobre postes, palos de madera); la alegría de la Novena de la Milagrosa, en esa iglesita tan llena de luces, de cánticos y relatos milagrosos; la Novena de la Purísima que con ir a Misa, en iglesia llena de gente, matábamos la mañana los muchachos de la escuela. Luego por la noche, el Rosario con la novena propiamente dicha: más cánticos, más juerga los muchachos, que llenábamos la escalera del coro. Todas las naves, todos los rincones de la vieja iglesia se ponían a tope.

Era otro pueblo: de barro las casas, las calles, los corrales, pajares, cuadras, paneras, lagares, en barro las bodegas, los caminos, barro profundo en “Las Cercas”, los “caños”; lleno de niños, de jóvenes; de carros, de mulas, de escaseces, de desigualdad social, también de solidaridad, de penas y alegrías. Por fuera de la cava, sólo la calle de Olleros las pocas casas de la carretera de Madrid, y las de San Francisco, cuando las hicieron.

Si volviéramos 50 años atrás no lo conoceríamos. ¡Pues que quede en el recuerdo aquel poblachón labrador caserío!.

4 comentarios:

Tomás Mansilla dijo...

Gracias Agapito por haberte acordado de un dia tan especial, tanto para Melecio, como para sus hijos.
Ha sido un dia de concordia y de reunion de familiares, para tan magna ocasion se han presentado toda la prole, hij@s, nietos, biznietos, y demas familia.

Como bien has expresado, les han dado en el ayuntamiento de Baracaldo una medalla conmemorativa de sus 100 años, habia 9 mujeres y mi padre, ya le he leido tu escrito, y no digo que se emocione, pero se pone como una moto, eso de saber cosas de las gentes de su pueblo le hace mucha ilusion, le digo que quien las ha escrito eres tu, y me dice, este modroño es grande, en fin eso es lo que hay.

Saludos cordiales

Agapito dijo...

Él era buen amigo de los Modroños. Eran de los suyos.Trabajó con ellos algunas temporadas. Era quinto del que mataron en la guerra, Gil-Agapito Modroño Chimeno, novio de Carmen Vega, "la herrera", que tenía una tierra lindando con la suya. Tía de toda la saga de los Burgos Vega, los del bar y confitería de la plaza. Pregúntale a ver si se acuerda. Va a hacer 75 años que lo mataron, en el frente de Madrid.

Siento mucho no poder, o saber, colgar fotos en el blog.

Saludos a toda la familia.

Un abrazo.

Tomás Mansilla dijo...

Dice Melecio que si, que lo conocia, que era gordo con un traje de pana.
Y que la madre de Aniano le denunció, una tal Elvira por llevar la bandera republicana, no se si tomarle en serio, pero tu que conoces el percal sabras si es así, o ya desvaria.

En lo refente a colgar las fotos me imagino que es sencillo, cuando vaya por alli lo intentamos.

Saludos cordiales.

Agapito dijo...

Algo desvaría y algo atina: "gordo, más bien de complexión fuerte, y con un traje de pana" era mi abuelo, Gregorio Modroño. Era republicano, Presidente y fundador del Partido Republicano Radical Socialista, pero no tengo noticia de que nadie le denunciara, por llevar la bandera, y menos la madre de Aniano, que me parece tampoco se llamaba Elvira, familias todas esas de "Brigidones" y "Bayones" con quienes los Modroños tenían buena amistad.

Es normal que confunda y mezcle.

Un saludo.