martes, 3 de agosto de 2010

Artículo para "El Adelanto".

TOROS: CORRIDAS, CAPEAS, ENCIERROS, MAROMAS,….

Aunque del asunto se esté hablando hasta la saciedad, ¡cómo siendo de pueblo tan torero, autor de la biografía de un idem, no llevar “vela en este entierro”?.

Entremos por derecho al morlaco.

En las corridas de toros hay crueldad, maltrato a esos animales. ¿Cómo negarlo?. Los tres pares de banderillas, los puyazos, mientras el animal choca contra un muro. Las estocadas,… . Son quince, veinte minutos de tortura. He visto a novillitos erales como, ante las banderillas, braman de dolor. Es espectáculo bárbaro y cruel, como lo eran las suprimidas peleas de gallos y de perros, o el arrojar una cabra desde un campanario.

En el otro platillo: que el espectáculo atrae masas (menos cada vez), que posee un cierto arte, la belleza estética de instantáneos grupos escultóricos, cuando se funden toro, telas y torero, la emoción del riesgo; que el toro ha vivido cuatro años en la dehesa, como un señor; que la fiesta genera riqueza, puestos de trabajo, incluso que ha contribuido a la conservación de un ecosistema, con todo su beneficio medioambiental, como es la dehesa, en Andalucía, en Salamanca,… .

No sería capaz de decidir, si de mi dependiera la prohibición, aunque estoy más cerca de los defensores de los animales, que de los taurinos.

Éstos, en principio sin o con escasas motivaciones políticas, han sido en Cataluña, los que han llevado la petición de supresión al Parlamento, avalada por 180.000 firmas. Que después se ha mezclado el cariz nacionalista antiespañol y razones de conveniencia política?. ¡Pues claro!. Pero no olvidemos el origen: ciudadanos a los que ese maltrato hiere su sensibilidad. Sentimiento muy respetable. Y no nos vale, como siempre que se pretende disculpar lo malas acciones, la comparación con otras peores: las cacerías de zorros en Inglaterra (también en España se dan batidas) o, incluso, la comparación con el aborto.

Hace mal el PP en llevar al Congreso el blindaje de la “fiesta nacional”. Conozco a votantes sensibles, que desaprueba la crueldad de las corridas.

No cabe duda de que en el arriesgado juego entre el hombre y el toro, hay emoción, hay diversión, hay espectáculo. Que capeas, encierros, recortes, toros enmaromados son el “plato fuerte”, el ingrediente imprescindible en fiestas de pueblos y ciudades.

¡Pues no tengo corrido, de joven, por el campo en los encierros; de la Solana a la plaza, calle arriba, calle abajo, delante, detrás de novillos, vaquillas, en los San Roques de mi pueblo…!. Incluso alguna cicatriz conservo, de no hace tantos años, de un “bicho” que nos mandó a cuatro a la enfermería. Uno, de 23 años, desnucado contra el pretil.

Pero en las capeas, ya sin cachas, algo más en los encierros, poco se maltrata a los animales. Y nada en los recortes. Precisamente estos espectáculos incruentos, además casi siempre gratis, no pierden público, a no ser por hartazgo de cuatro días a diez horas diarias, como en mi pueblo . Los concursos de cortes tienen cada vez más aceptación.

Los espectáculos taurinos deben y van a continuar. La solución, en las corridas, podría ser quitarle la crueldad, las banderillas, la suerte de varas. Que el toro fuera toreado, aunque cambiaran las formas, el estilo. Al final que el toro fuera sacrificado de golpe, por certero descabello. Puede que sea una idea idem.
Que se aminore el maltrato, incluido el maromón de 100 kilos del toro benaventano.

Ponedle una más ligera, delgada y más corta. Veréis como aumenta la emoción y completa el recorrido. Veréis como se alejan unos cuantos miles de valientes. ¡Que aquí hemos corrido toracos tan grandes con sogicas de nada!

. ¿Veis cómo me salió la machotez villalpandina?. ¿Pues qué os creíais, siendo del pueblo del “Currero” y de “El Velas?.

18 comentarios:

Pablo Román Allende dijo...

Agapito:
En estas cosas no estoy tan "contigo". Por ejemplo:

* Los 180.000 "sensibles catalanes" suponen un 2 % de la población.

* La puya no se aplica por crueldad, sino por todo lo contrario, para que el toro sangre y no se congestione.

* El no va más de la tauromaquia es cuando el toro y el torero llegaran al arte total y en ese caso SE INDULTA al toro.

Te podría contar miles de cosas más que no por que ahora está de moda ser antitaurino, dejan de ser verdades como puños. (No es obligatorio asistir a los toros ni ver las corridas por televisión).

¿No es una gran incongruencia que se exija cumplimiento del voto para permitir la nueva ley del aborto y se de voluntad para
"preocuparse" por los animales?

Un abrazo. Pablo Román.

Anónimo dijo...

Agapito, amigo, no estoy de acuerdo contigo en algunas cosas...
Todo lo dices tiene su verdad, pero también hay que recordar lo siguiente: ¿qué sería de ésta raza si no fueran para los festejos taurinos? pues ni para carne valen... (hay carne mil veces mejor).
Y toda la gente que vive de ello...
Los toros son cultura y tradición pese a quien pese...
Y lo del maltrato pues están de cuatro a cinco años sin hacer nada, viviendo muy bien... formándolos para ser unos buenos toros de lidia.
En lo que refiere a la maroma de Benavente...pues no te doy ni te quito razón, pero también te digo que entonces todos los años que los bueyes y mulas han tirado de peso en las labores agrícolas también era maltrato animal ...

Esta es mí humilde opinión.
Muchas gracias por ser como eres y por deleitarnos con tus escritos.

Un abrazo

Agapito dijo...

Amigo Pablo:

No me parece mal que discrepes, incluso te lo agradezco.Tu afirmación de que en "la suerte" de varas no hay crueldad, sino todo lo contrario, o sea, bondad, me ha divertido.

Las 180.000 firmas de los defensores de los animales, se contrarrestarían con otras tantas de los taurinos. ¿Por qué no prueban?.

Un buen test ha sido la corrida del pasado domingo en Barcelona: media entrada. Huelga el comentario.

Toros indultados: ¿cuántos a lo largo de una temporada?. Y, ¿cómo lo pasan los pobrecicos hasta que sanan?, si sanan.

"No es obligatorio asistir a los toros......". Tampoco lo era a las peleas de gallos, de perros, a la cabra de Manganeses, o a "correr las gallinas", los quintos que iban a marchar a la mili, (consistía en colgarlas de una cuerda, pasar montados en burros por debajo y arrancarles el cuello), "espectáculos" que, por su crueldad fueron prohibidos.

Por lo manifestado en mi artículo no se me puede definir como antitaurino. Me encanta, y lo he practicado, cuando podía, el juego del toro, y la vaca, con el hombre, y la mujer. No me pierdo un encierro de Pamplona, en directo. El encierro del año pasado desde el "prao", fue una preciosidad. Elogio que para este año programen dos. Porque todo eso es incruento, pero me desagrada la crueldad de las banderillas, la "benefactora" puya, y las estocadas.

Yo estoy en contra de la nueva ley del aborto, lo he manifestado veinte veces, en desacuerdo con la APTITUD (lo escribo con P) de José Luis, sobre todo por sus mentiras, (también sobre ello he escrito), pero que el aborto, (salvo cuando peligre la vida de la madre, o sea clara e irreversible la malformación del feto) es un crimen sin suficiente justificación no justifica la CRUELDAD de las corridas de toros.

Y ahora Pablo a divertirnos en las fiestas de San Roque.

Un abrazo.

Agapito dijo...

Amigo Anónimo:

¡Si estamos totalmente de acuerdo!. Ya has visto que, en contraposición al maltrato de los toros en las corridas, en el otro platillo de la balanza pongo alguno de tus argumentos. Que me manifiesto muy a favor de capeas, encierros,(evitando el daño) concursos de cortes,... al, lo repito, "el juego del toro con el hombre".

Yo no votaría por la supresión de las corridas de toros. SÍ DE ELIMINAR el rejo de las banderillas, con ventosas, por ejemplo, porque la suerte es una verdadera preciosidad. Y eliminaría la suerte de varas. ¡Bueno! y si la espada es inevitable, que vaya por los cuatro años que han vivido como señores, la conservación de la raza y del econsistema en el que se cría, y toda la belleza plástica que rodea a la fiesta. A lo mejor se podría inventar una herramienta para un descabello que, por ser instantáneo evita sufrimiento al toro.

Las mulas formaban parte de la familia. Ellas trabajaban, creo que hasta con gusto, pero no menos el gañán que iba detrás.

¡Muchas gracias por tu sensata opinión!. ¡Gracias por todo!.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Campos
Amigo Agapito: Estoy contigo, existe crueldad y maltrato en los encierros y corridas, tambien a mi me llama la atención lo de Pablo que en la suerte de varas "no se aplica por crueldad".
Recuerdo que mi abuelo Paco "Che" tenía un cuidado xquisito con los animales, riñendonos cuando los pegabamos o picabamos, lo aprendió de un ingeniero inglés en la Argentina.

Saludos Agapito.

tomas dijo...

Los toros, o la costumbre de la tauromaquia, es una de esas costumbres que tenemos que padecer los españoles, y que me ha inspirado, para dar mi opinión sobre los toros y todo ese mundillo de sangre, banderillas, capotes y rejones que lo rodea.
Yo nunca he hablado de ese tema aquí, sabiendo como sé, el sentimiento tan arraigado que existe en mi pueblo, y es que me parece, que cualquier lector de este blog daría por sentado mis pensamientos acerca de la “fiesta nacional” y escaparate al exterior de este país, como son los toros, toreros, encierros, etc.
En pleno siglo XXI es una vergüenza que existan costumbres en las que se dañen a los animales por simple diversión de unos pocos, y es realmente triste ver que ningún partido político (comúnmente conocidos como inútiles) haga nada por acabar con esta sangrienta costumbre, pero los votos son los votos, y no es extraño ver a algún político en una plaza de toros arañando votos. Es fácil engañar a un pueblo inculto.
¿Se podrían convertir los toros en una costumbre aceptada y respetada por la mayoría? Mientras exista el sufrimiento animal, lo dudo, pero estoy seguro de que si evolucionasen “las corridas” y encontrasen alternativas a clavarle una espada hasta la empuñadura al toro o a las banderillas que lanzan contra el animal; alternativas que no tengan que ver con el castigo físico, seguramente el resto de la gente apreciaría mejor “el arte” que, para algunos, es torear.
Las costumbres son un reflejo de la sociedad. ¿Qué podemos esperar de un país con una educación tan deficiente como la nuestra? Por desgracia, eso de pasar de curso con 3 asignaturas ha tenido y tendrá sus consecuencias. En lo que respecta a educación, nosotros aún estamos en la edad de piedra, de la que a este paso no vamos a salir.
Para terminar, os dejo con una de las muchas reacciones, que demuestran que de cara al exterior, vendemos los toros como una fiesta en la que simplemente se juega con el toro sin hacerlo sufrir, y luego claro, los turistas salen de la plaza de toros conmocionados y llorando.
Y otro de una chica conmocionada:
¿Por qué la gente del mundillo del toreo no busca soluciones para todas las críticas que reciben? Estoy seguro de que beneficiaría tanto a unos como a otros y sería un buen escaparate de cara al exterior, ya que, al menos, habría oportunidad de que los turistas que acudieran a una corrida, se la recomendaran a sus amigos e incluso volvieran…

Y en referencia a lo que expresa Pablo Román Allende, le diría lo siguiente:
Mucha gente se escuda en que “es una tradición que lleva ya muchos años haciéndose”. Bien, pues los romanos también tenían como tradición, las peleas de gladiadores a muerte, y muchas civilizaciones, precolombinas, tenían como tradición religiosa realizar sacrificios humanos, así que, por tanto, estaría justificado que se siguiesen realizando, por ser tradición.

Saludos cordiales.
Tomás Mansilla.

Agapito dijo...

¿Dónde andas "Rubio"?. ¿Tienes ordenador en la montaña?.

¡Gracias por tu coincidencia!. La sensibilización contra el matrato animal es cada vez mayor. A ver si es posible aminorarlo en las corridas de toros.

Un saludo.

A. Modroño.

Agapito dijo...

Y tú, "Melecio", Tomás Mansilla: ¡sal, sal a la Puerta Villa, y repite lo escrito aquí, si eres valiente....!.

Si hay algún problema me llamas.

Un saludo.

A. Modroño

Pablo Román Allende dijo...

Agapito:
No quiero insistir y no se trata de una opinión mía más o menos descabellada; es algo físico (veteninarios hay) y lo cierto es que el puyazo sirve para descogestionar al animal.
Por supuesto que si no se iniciase la lidia no habría necesidad de descongestionar nada.
No se trata que ocurra en estos comentarios, pero lo que no llevo muy bien es el "aire" de superioridad que "respiran" los antitaurinos.
Sería interminable la relación de personas demostradamente (y peredonar el palabro)sensibles": pintores (Picasso), novelistas (Hemingway), poetas (García Lorca), historiadores (Cortazar), filósofos (Andrés Amorós), etc. que han podido compaginar perfectamente su amor a los animales y su amor a la ·fiesta", aunque pueda parecer muy contradictorio.
Un saludo. Pablo Román.

Anónimo dijo...

CUENTO ANTITAURINO: EL TORO SÍ SUFRE


CUENTO ANTITAURINO
Este cuento está basado en hechos reales y sirve de respuesta a las declaraciones que ha hecho recientemente el doctor Illera, director del departamento de Fisiología animal de la facultad de veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, en la revista taurina 6 toros 6, número 656, del 23 de enero de 2007. Sus declaraciones fueron publicadas bajo el título: “Por qué el toro no sufre”

Soy un toro de lidia, de esos que pasan más o menos cuatro años a cuerpo de rey en las maravillosas dehesas que pueblan mi país, conocido en determinados ambientes como la piel de toro. Soy tan importante para la cultura de mi pueblo, que en muchos lugares su bandera nacional se adorna con mi silueta dibujada entre tres líneas horizontales de colores, dos rojas y una amarilla.

Soy tan representativo para el resto del mundo que he sido elegido como mascota del próximo Euro basket de baloncesto que se celebrará en España el próximo verano. Me han bautizado con el nombre de Bravo.

Eso sí, me han puesto una camiseta roja de tirantes y una botas de baloncesto. Durante los cuatro años que vivo a cuerpo de rey, a veces, me someten a una cosa que se llama la tienta, el acoso y el derribo que dicen es para medir mi bravura y mi trapio, aunque en definitiva no es más que para cabrearme. También pasé por otra experiencia desagradable que es el herrado, pero prefiero no recordarlo. Soy un bóvido, como las vacas frisonas o las charolesas, pero mi destino es diferente.

Mientras que a unas las alimentan para producir leche y a las otras para producir carne, a mí me crían para matarme. Bueno, a ellas también las matarán, pero de forma diferente. Un día, cuando más o menos he cumplido los cuatro años, me suben a un camión y me introducen en un espacio no demasiado grande. Alguna vez había subido en algo semejante.

Fue cuando era más pequeño y me llevaban a las tientas. Algún amigo también lo utilizó para ir de una dehesa a otra, y otros, para ir al mismo sitio que las frisonas y las charolesas, es decir al matadero.

Entre unas cosas y otras, yo me estreso mucho y, entonces, mi sistema endocrino formado entre otras por unas glándulas llamadas hipotálamo, hipófisis y adrenales, se ocupa de descargar unas sustancias llamadas hormonas. Mi sistema nervioso periférico, le dice cuando me estreso a mi otro sistema nervioso, el central, que estoy angustiado, que tengo miedo.

Yo, acostumbrado a vivir al aire libre y a hacer lo que me da la gana, de repente me veo encerrado en un espacio pequeño, que encima se mueve. Antes, como es lógico, he opuesto mucha resistencia, así que todavía estoy más enfadado, además de nervioso. Por esta razón he descargado a mi sangre mucho cortisol. Hay un veterinario que cuenta que igual somos claustrofóbicos, y que por eso nos estresamos mucho, pero no es más que una suposición sin ningún fundamento científico.

Anónimo dijo...

Es entonces, como he dicho antes, cuando en mi sangre, si me hacen unos análisis, se verá que tengo mucho cortisol. Esta es una de las cosas que dicen los estudios del Dr. Illera. Al fin y al cabo es la hormona del estrés. Hay otras sustancias que se llaman beta endorfinas y otras que se llaman catecolaminas, que también las produce mi organismo en estas ocasiones.

De las primeras, las beta endorfinas, que dicen que controlan el dolor, en estos casos no produzco muchas, de las segundas, entre las que está la adrenalina, genero algo más. Cuando me bajan del camión me llevan a una especie de cuadras, creo que las llaman chiqueros, en las que me vuelven a encerrar. Si la plaza donde me van a matar es importante igual me tienen allí uno o dos días, y quizás me den algo de comida.

Pero si es de esas pequeñas o de esas prefabricadas, lo normal es que muera el mismo día de mi llegada. A mi me tocó en una plaza grande, de esas que se llenan de gente con sus comidas y sus bebidas, sus peinetas, y sus buenos trajes; de esas donde al torero se le pagan muchos millones y los espectadores pagan mucho por ver como me lidian y me matan; de esas a las que va mucha gente importante, empresarios, futbolistas, políticos, actores, músicos, famosos, “famosotes”, incluso a alguna, ha ido el rey de España.

Bueno, también va gente más modesta, pero esos se ponen en una zona que llaman tendido de sol o bien ocupan las localidades más baratas. A lo que me van a hacer lo llaman arte, pero la verdad es que nunca supe, ni sabré por qué, y tampoco me importa demasiado. Durante el tiempo que estuve en los chiqueros, vi, que tres de los toros que habían salido al ruedo volvían. Uno vino bastante bien, no sangraba, ni al parecer le dolía nada. Bueno, sí, le dolía una pata y cojeaba.

Esa es la razón por la que había sido devuelto. Me comentó que había pasado un gran susto, que eso que había conocido ahí fuera le había estresado mucho. Tenía mucho cortisol en la sangre, pero beta endorfinas pocas. Esto se sabe porque le hicieron unos análisis de sangre cuando regresó. El siguiente en volver, si que estaba hecho polvo el pobre.

Un señor subido en un caballo le había clavado varias veces una cosa que llaman puya. La verdad es que sangraba bastante, respiraba muy deprisa, y en uno de los lados de su pecho se notaba palpitar su corazón muy rápido, demasiado. A este también le hicieron unos análisis, pero los resultados eran diferentes. Tenía muy altas las beta endorfinas y también las catecolaminas, pero las cifras de cortisol no eran las esperadas, si como él decía había sufrido tanto.

Será exagerado el tío, pensé para mis adentros. El tercero que volvió estaba más fastidiado que el anterior. De su cuerpo manaba mucha más sangre, y de su boca también salía algún hilillo rojo. Se movía muy despacio, mugía. Me murmuró, porque no podía casi expresarse, que además de los puyazos, le habían puesto banderillas. Efectivamente, sobre su lomo sobresalían unas cosas alargadas. Unos señores se las fueron retirando y vi que sus puntas eran una especie de arpones.

Al quitarlas salieron unos enormes chorros de sangre. A éste también vi que le sacaban sangre para los análisis. Los resultados, según dice el veterinario que los hizo, eran parecidos al que habían devuelto antes, pero las tasas de cortisol tampoco eran las esperadas. De beta endorfinas también andaba sobrado, y de catecolaminas.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Las llaman beta endorfinas, las “hormonas del placer” o de la “felicidad”. En mi sangre ya hay unas pocas circulando, por la divisa que me pusieron y porque mi respiración ya está muy acelerada. Para conseguir eso me hacen embestir al caballo, y yo, como soy bravo, voy a por él.

Vaya tontería que acabo de cometer. De repente he sentido un dolor enorme. Hay ahí arriba algo que me está haciendo daño. En realidad yo creo que es el caballo, así que para defenderme, le embisto con todas mis fuerzas. Pero no puedo, no puedo más, esto duele mucho y empiezo a notar cierta debilidad en mis patas y la sangre empieza a manar en la zona donde se localizan mis vértebras torácicas y dorsales.

Al parecer, el picador no ha acertado con la puya y me la ha clavado en una zona que según los entendidos no es la adecuada. Los que saben de esto, dicen que la puya debe ser clavada en el morillo, que es una zona donde mis músculos están muy duros, pero claro, como yo me muevo mucho, pues no aciertan. La puya se sale, el picador la vuelve a clavar, y más dolor, y más sufrimiento.

Decido retirarme, no puedo derribar al enemigo. Algunas estructuras anatómicas de mis vértebras, lo que llaman apófisis espinosas y transversas han sido fracturadas. Algunos huesos de mi columna han sido aplastados. Me imagino lo que se vería si me hicieran una radiografía.

Mi médula espinal, que es un cordón nervioso que está protegida por estas estructuras óseas, se empieza a encontrar presionada, y debido a la hemorragia que me han producido, hay sangre que ha invadido el canal medular, que en algunos tramos se empieza a encontrar presionado. Me duele mucho, así que mi sangre se está llenando de beta endorfinas.

Mis receptores del dolor, que se llaman nociceptores, han recibido esta desagradable sensación y mi sistema nervioso periférico le ha dicho al que manda, el sistema nervioso central, que descargue beta endorfinas para paliarlo. Sigo estresado, tengo pánico, necesito cortisol, así que mi cerebro ya debería estar diciéndole a mis glándulas que lo produzcan en cantidades industriales. Pero hay algún problema que todavía no sé muy bien cual es.

Mi corazón pide sangre para aportar a mis órganos, mis células piden glucosa y mi sangre se llena de ella para compensar el gasto energético que tengo, mis pulmones inspiran y espiran a una velocidad de vértigo, necesitan oxigeno con urgencia. Mis funciones vitales se han vuelto locas con tanta alteración. Los señores de los trapos rojos me llaman, me chillan, zarandean sus manos, quieren que vuelva a que me hagan más daño, me niego, me doy la vuelta, quiero desaparecer.

Sigo nervioso, estoy sufriendo y me duele, pese a mis beta endorfinas. Me han dado un momento de respiro. Mientras, suena una música que apenas oigo. Están en lo que llaman el cambio de tercio. Estoy muy asustado, no sé lo que me espera. Mis amigos que fueron devueltos a los corrales me habían contado algo, pero en base a sus análisis de sangre creía que exageraban.

Al poco rato veo un nuevo señor, que no lleva en sus manos ningún trapo rojo, sino una especie de palos. Los tiene levantados a la altura de su cabeza y en su punta brilla algo metálico. Hace sol, por eso veo el reflejo. Me

Anónimo dijo...

llama, se acerca hacia mi corriendo, voy a por él, y de repente, siento un fuerte dolor agudo en mi columna que me hace pegar un salto. De nuevo siento mis vértebras dañadas, mis músculos perforados, mi sangre mana.

Así ocurre tres o cuatro veces más, no recuerdo. La segunda vez he intentado empitonar con mis cuernos al de las banderillas, pero las fuerzas no me responden. Con el tercero no he tenido ni fuerza para correr, me he rendido, ha pasado a mi lado y casi me he quedado quieto. Estoy agotado. Nuevas banderillas, más dolor, más y más.

Dicen que cuanto hay un estrés se pasa por tres fases: la primera es la que llaman de alarma, la segunda la llaman de adaptación o de resistencia y la tercera es la de agotamiento. En las dos primeras el organismo descarga catecolaminas y cortisol en cantidades importantes. ¿Y que pasa en mi sangre?, ¿que hace mi cuerpo ante tanto dolor, ante tanto destrozo? ¿Qué puede hacer mi especial organismo para contrarrestar tanto sufrimiento? Recuerdo que antes de salir a la plaza, y en los primeros momentos, la ACTH y el cortisol, como consecuencia de mi miedo y mi ansiedad circulaban por mi sangre en grandes cantidades.

Si me hubieran sacado sangre en este momento, los valores de estas hormonas, según los últimos estudios, estarían elevados pero no muy lejanos a los que tenía cuando estaba en la dehesa viviendo tranquilamente. Que raro, algo está pasando. ¿Será que ya no estoy estresado? ¿Será que ya no sufro? ¿Será que me he adaptado? ¿Influirá que me estoy agotando? La respuesta la tienen esos buenos médicos que intentan evitar el dolor en sus pacientes antes, durante y después de las operaciones.

Han descubierto que cuando el sistema nervioso no está intacto, como estaba el mío cuando me subieron al camión y cuando estaba en la plaza antes de la lidia, la transmisión nerviosa no funciona adecuadamente. Quiero decir que como me han metido puyazos y banderillas se han “cargado” parte de esa transmisión nerviosa que debería decirle a mi cerebro que les dijera a mis glándulas que produzcan mas CRP, y como consecuencia más ACTH, y como consecuencia más cortisol para aliviar mi sufrimiento.

Pero no se puede, no es científicamente posible. Mis catecolaminas, que se han ido produciendo en grandes cantidades para aliviar mi tensión arterial, mi flujo sanguíneo, mi función cardiaca y mí respiración se están agotando, pero aún así tengo mecanismos celulares que las siguen produciendo. ¿Recordáis?, alarma, adaptación, resistencia, agotamiento.

Y qué pasa con mis beta endorfinas. ¿Por qué mi organismo no puede producir cortisol y a estas sí puede producirlas? La respuesta de nuevo la tienen los buenos médicos. Resulta que cuando el sistema nervioso no está intacto, el organismo tiene otro mecanismo para generarlas.

Hay células capaces de hacerlo aunque el sistema nervioso esté alterado. Uno de los lugares donde estás células, llamadas de la inmunidad las producen es en zonas próximas a las lesiones, en especial donde se ha producido una lesión y se está desarrollando una inflamación.
Por eso los análisis dirían que mi sangre está cargada de beta endorfinas después de las puyas y las banderillas, pero no tiene el cortisol que debería tener si es que estoy sufriendo tanto.

Anónimo dijo...

Si desaparecen las corridas de toros, desaparecen los toros de lidia al igual que están desapareciendo los burros.
¿para qué valdrían?
Parece que ahora todo el mundo con la prohibición de los toros en Cataluña se apunta al carro del ecologismo que es lo que vende sin mirar más allá.
A todos éstos neo ecologistas o proanimales les animo a no volver a comer:
* paté francés ya que a las ocas se las engorda y sufren de lo lindo (pobres higados).
* las matanzas de los pueblos, criar cochinos y luego matarlos, los chorizos caseros (no comprando la carne), jamones...
* los corderos a olvidarnos de ellos. ¿Alguien les ha preguntado si sufren en el matadero? Pobrecitos si apenas tienen unos dias de vida¡¡¡¡¡¡
* Las vacas sea la raza que sea totalmente prohibida. A saber que vida ha llevado. Eso si la descarga eléctrica la mata al instante y apenas sufre... jajajaja

*Los animales no son recursos, son individuos que disfrutan de su vida y de su libertad.

Los "animales de granja"; son hacinados, maltratados e ignorados hasta que llega el momento de cargarlos en los camiones con destino al matadero. En estas auténticas fábricas de comida, son separados de sus crías, mal alimentados y pocas veces ven la luz solar. Las granjas industriales de cría intensiva y los mataderos, lejos de ser confortables hoteles para animales felices que nos muestran los anuncios o los cuentos de los niños, son lugares infernales donde campan el horror, la enfermedad y la muerte. El aire que respiran es un hedor cargado de las sustancias tóxicas de sus desechos. Su alimento son piensos artificiales cargados de hormonas y toda clase de desechos de matadero...

Todos vegetarianos y con mucho cuidado, prohibido fumigar ya que todas las plantas tienen derecho a vivir (hasta las que conocemos como malas). ¿quienes somos para controlar los ecosistemas? e incluso todo el ganado mata las plantas cuando pasta ¿pobres plantas?

De abonar nada de nada, sólo con abono orgánico de animales, si es que no desaparecen claro...

En fin en que mundo vivimos, estas nuevas corrientes harán que nuestra forma de supervivencia nos lleve a todo lo contrario. Estas nuevas costumbres van a acabar con todo tipo de arraigo, ahora son los toros mañana todos a comer vegetal, frutas... y al final los unos a los otros.

Para seguir nuestra vida de forma tranquila y sin problema, de forma apacible, sosegada, sin futuros sobresaltos, mejor les damos la independencia a Cataluña y Pais Vasco ( que es lo próximo ACUERDENSE) y un problema menos.

S.G.J

Agapito dijo...

Cierto la enorme cantidad de intelectuales y artistas que han estado, están y estarán a favor de la fiesta.

Una fiesta en la que hay arte y que ha generado mucho arte: pintura, escultura, literatura, música,.... No hace mucho he leído una biografía de Juan Belmonte.

No soy capaz de seguir una corrida por televisión. Me aburre soberanamente, en cambio disfruto, vitoreo, aplaudo viendo torear a los dos muchachos de aquí.

Repito lo dicho al principio. Ni me posiciono a favor ni en contra de las corridas de toros. Veo los pros y los contras, el maltrato a los animales, que me desagrada. Por eso se me ocurre una solución sería la de aminorar éste.

Un saludo.

Agapito dijo...

La anterior respuesta, llena de amistad, es para Pablo Román.

Con el mismo afecto respondo a S.G.J. .

¡Bien, bien expuestos tus razonamientos...!. Es la faceta que nos faltaba en la polémica: la comparación con el resto de los animales.

Primer argumento, y de mucho peso, ya apuntado anteriormente: si desaparecieran las corridas de toros, desaparecería este animal, las dehesas, su ecosistema. ¡Tela!.

Segundo, (lo nuevo introducido) la comparación con los demás animales. Ahí has dado en mi punto débil.

Cuando hacíamos matanza en casa, buscando ahorrar unas pesetillas, tuve que hacerme matarife por necesidad. ¡No veas la grima que me daba meter el cuchillo al marrano..!. Igual cuando había de matar un pollo o una gallina.

No soy capaz de matar un corderillo, ni de verlo. Eso me da toda la pena del mundo.

Ahora bien: el ser humano es un depredador. Nuestros antepasados cazaban, nosotros criamos a los animales.

En cuanto a este, a la cría, si he de discrepar contigo en parte.

1º.- La suerte de los animales, de todos, incluidos lo de lidia, es que no tienen conciencia de la muerte. Viven tan felices, sin saber de ella.

2º.- No, no viven como tu dices, sino en la mayoría de los casos, todo lo contrario. Vayamos por partes:

GALLOS Y GALLINAS: Los de corral. ¿Puede haber alguien más feliz que un gallo, dueño del harén, cantando en un muladar?, ¿que las gallinas escarbándolo todo?.

En mi casa quedan ocho. Viven de antojitos y a cuerpo de rey. Si acaso se me podría acusar de represión sexual. Ya conté lo del gallo.

Cierto que esas son minoría. Las de granja lo pasan peor. Ahora exigen menos plaza por jaula. Comen, beben,cacarean, ponen, y ¡tan contentas!.

Igual los pollos de granja. Viven a gusto: comida, bebida, ahora atmósfera limpia en la mayor parte de las naves, igual de contentos.

Ovejas y carneros. Ayer estuve en la granja "Hergradeca". Es modélica: amplia nave. A las de preparto le daban una ración de forraje triturada y jugosa. Las de ordeño pastaban en la pradera de al lado. A los carneros, a temporadas, los apartan para que descansen de tanta cubrición. Pasean, pastan, copulan (a las corderitas le secan el rabo que no estorbe cuando tienen el celo). La oveja es un animal tonto, pero feliz.

¿Y qué me dices de las "moruchas" del Valle?. La imagen no puede ser más bucólica. Estas vacas nodrizas, las matan de viejas.

En las naves de cebo, a los chotos de nada les falta. Viven a gusto, si no no engordarían.

Creo que, cuando bebemos leche, comemos queso o un buen bistec, no debe redornos la conciencia.

Lo de Cataluña y el País Vasco, sobre todo ahora que no matan, mejor, si es posible, "pasar" de ello. Aunque me joden un monton los "beneficios" penitenciarios a los/las asesinos/as, como la Idoya de los cojones.

¡Perdonad los tacos!. Llevamos muchos años soportando a esa calaña.

Un saludo afectuoso.

madolok dijo...

Amigo blogero Agapito,decir que soy de Villalpando y decir que no me gustan los toros,sé que es casi un sacrilegio, pero es asi.Eso no quita que este San Roque , como otros muchos me asome a la plaza al son de la algarabia y la fiesta.
Vengo ademas de familia taurina en gran parte, mi abuelo paterno se llevo para el otro mundo algún que otro recuerdo de los antiguos dias de San Roque, pero que le voy a hacer, a mi no me gustan, aunque entiendo a la gente que siente en sus venas algo grande por ese acontecimiento.
No sé si el toro sufre o no y veo el toreo en las plazas de toros como un arte lleno de valor, lo que si tengo claro que jamas se puede justificar el maltrato de ningun animal, pero segun mi modesta opinión como ciudadana a pie de calle la prohibicion en Cataluña tan solo ha sido una demostración más de las personas que quieren dividir España, solo politica escudada en una defensa del toro que no se mantiene por ninguna parte, ¿acaso no es una inconcruencia que sí defiendan sus fiestas de toros embolados?