“QUIEN VE SU VILLA, VE SEVILLA”.

“De aquellos lodos, vienen estos polvos”.

Hace como seis años, "la ayuntamiento" de mi pueblo, “ajardinó” como una hectárea de terreno junto a la carretera de Quintanilla: siembra de césped, árboles caros, una fuente, mesas y bancos rústicos. Aquello costó una pasta. ¡Pero claro!: los jardines no es sólo plantarlos, luego hay que mantenerlos. Ello también cuesta. No se hizo. Resultado: los árboles caros no agarraron, el césped fue de hierba espiguera y pendonera con sus espiguillas clavándose en los calcetines. Nunca aquello se utilizó. La actual corporación, con buen criterio, le va a dar otro uso. Sesenta, setenta mil euros tirados.

La primera depuradora de aguas residuales instalada sobre el Valderaduey, costó, hace lustros, cincuenta y seis millones de antiguas pesetas. ¡Ni un solo día funcionó!. Pasados años le hicieron una reforma, de otros tantos “kilos”: el mismo resultado. La causa, según un concejalillo, que en el desagüe había aparecido una gallina muerta, sin huevo, y que, además, a partir de ese vertido se criaban más gordos los cangrejos.

¡Por fin!, mediante la obra adecuada, la actual corporación va a solucionar el problema.

Ayer estuve en una reunión con D. José Navarro Talegón. ¡Palabras mayores!. La persona que más sabe de patrimonio artístico, de su restauración, de historia, en la provincia.

Con multitud de datos, de cifras, nos explicaba como las restauraciones llevadas a cabo por las administraciones, Ayuntamientos, Junta, Diputaciones, cuestan el doble que las que ha realizado la Fundación que él preside, o las que realiza la Iglesia , con honradez y austeridad.

Me ponía el ejemplo de la restauración y conversión en salón de actos de Santa María del Templo de mi pueblo y el consistorio anejo. Obra que, debido a los parones, por falta de liquidez, duró trece años. Al final la Junta soltó la pasta. ¡y qué pastaza!, tropecientos millones. Según él se hubiera hecho por la mitad del dinero, y respetando elementos de valor arquitectónico, que no hicieron.

¡Porque claro!: han sido años de vacas gordas y de pródigos repartos, atendiendo al clientelismo político a los alcaldes/as de la cuerda, más cuando prestaban servicios de caciquismo comarcal, como en nuestro caso.

¡Bueno!: para el pueblo “afortunado”, ¡cojonudo!; o no sé, puede hubiera sido mejor invertir esas millonadas en actividad productiva que fijara población.

¡Si ustedes vieran qué edificio para el Juzgado de Instrucción más pequeño, en población, de España….!. ¡Y sin necesidad!. Estaban las oficinas judiciales perfectamente instaladas en un edificio del año 76. O, por mucho menos, se hubiera restaurado, para conservar, el magnífico mudejar de Santa María la Antigua y adaptarlo a esa finalidad judiciaria.

¡La plaza mayor!. A lo sumo necesitaba una pequeña reforma del perímetro, sin tocar el bonito escudo del centro. ¡Ala!: todo patas arriba, 500.000 eurazos para llenarla de losetas de granito (que se mueven, ¡por cierto!), y no pegan ni con cola. ¡Si al menos la hubieran empedrado, como estuvo hasta el 57, con piedras de “El Raso”….. ¡. ¡No!: lo caro, la ostentación, el derroche.

De los dineros repartidos por los grupos de Acción Local, ¡mejor no hablar!. ¿Han frenado acaso la despoblación reural….?. o ¿han sido un señuelo para llevar a la ruina a algún politiquillo aprovechado?.

¡Pues ya lo ven!: en Sevilla, en España, como en mi villa: los polvos (con perdón) del derroche que han traído estos lodos de las “vacas flacas”.