ARA HONDO.
“¡Como to la vida, que los de antes no eran tontos!”.
En mis trasiegos por las llanuras de “Campos” y “Pan”, veo en estos días, así que han podido entrar en las tierras, a algunos labradores ocupados: con sus modernos y enormes tractores, (la mayoría del doble de los caballos que necesitan) y los Keverland o los Ovlac de kilométricas vertederas, en la riebla, alzando los rastrojos.
El tractor va de medio lado, las ruedas derechas , las de abajo, compactando bien el subsuelo, creando buena suela de labor. El labrador mira para atrás y disfruta con la potencia de su máquina, ¡cómo “la bomba” sujeta al apero!, ¡qué labor!.
¡Qué laborada, digo yo!. , a pesar del: “ara hondo, echa basura y olvídate de los libros de agricultura”.
No siempre, mejor dicho, casi nunca, es conveniente arar hondo con vertedera. Olvidarse de los libros es una atrevida afirmación de ignorantes. Si algo necesita el campo es agricultores profesionales y amantes de la tierra. La profesionalidad implica conocimientos, fruto de la observación, de la experimentación, de los estudios y trabajos hasta ahora realizados, y que están en libros y revistas.
Quien tenga, eso viene en los libros, un elemental conocimiento del suelo de labor, sabe que el perfil laborable no es inerte, que en él existe abundante vida. Y cuánta más vida, más fertilidad: abundante fauna y flora, desde grillos y lombrices a microscópicas bacterias, capaces, por ej., de fijar nitrógeno de la atmósfera en el suelo. La vertedera irrumpe, como toro que salte la garita, en esa vida subterránea, trastocándolo todo, destruyendo gran parte de esa vida.
Para bastantes parece que la finalidad es arar y arar, por rutina, por tradición, porque tengo el mejor tractor y los mejores arados, sin pensar que la finalidad es la ganancia, en una agricultura sostenible.
Ganancia que se está poniendo casi imposible. Como toda la vida, la agricultura es un negocio “al aire libre”, dependiente de la climatología. Hemos de empezar a creernos lo del cambio climático. El pasado año agrícola, 2008-09 fue, salvo el otoño, extremadamente seco. El actual 2009-10, extremadamente lluvioso. Con esa variable siempre se ha de contar. Dado el precio de los fertilizantes, del gasóleo y el de los cereales, con el tradicional laboreo de barbecho, 300 kilos de NPK, 150 de Nitrato, herbicidas, cosechadora, averías, repuestos, etc., etc., si “el año no viene a derecho” (y viene pocos), se pierde dinero. Es arriesgar para, en el mejor de los casos, ganar poco, y con más posibilidades de perder.
La verdad es que de “estos buenos labradores” tradicionalistas, los del ara hondo, recto, barbecho, cereal y cereal, quedan cada vez menos. Los no recalcitrantes se rinden ante la evidencia: mejor que barbecho es sembrar una legumbre. Más cosecha que de barbecho va a dar, y menos gasto. Y lo gordo es que al año siguiente va a dar mejor cereal, con menos abono, que ya se encargan “los Rizhobium” de fijar nitrógeno de la atmósfera.
Es inevitable ahorrar costes, aprovechar todos los tantos para ello, salirse de la rutina.
Pongo un ejemplo: En el pasado verano, por la sequía, la cosechadora no pudo apañar las vainas de veza que pegaban al suelo. En el rastrojo quedaron semillas de sobra para una siembra. Algunos nos dimos cuenta. Pase de chisel, por seco, apenas haciendo tierra, y, ¡sembrado!. En este momento, la cosecha de forraje, sin gasto, es muy prometedora.
Resumiendo: para poder subsistir como agricultores: ALTERNANCIA, ROTACIÓN, MÍNIMO LABOREO O SIEMBRA DIRECTA.
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