sábado, 30 de diciembre de 2023

ENTRAÑABLE FOTO FAMILIAR.

 

    
    Les cuento. Son mis abuelos maternos, Eustaquio Alonso Redondo, en la foto, hecha sobre 1912, tendría 37 años, y Ana Alonso Rodríguez, en la foto tendría 31 años. La señora sentada en el medio se llamaba Ana María. Era natural de un pueblo de maragatería, Santiago Millas. Y, como buenos maragatos,  era posadera, propietaria de un mesón, el primero, según se entraba por la carretera de La Coruña, a la izquierda, justo en el sitio donde ahora está la casa de mi hermano y de mi primo Goyo. Como no tubo hijos con su marido, que falleció joven, trajo a una joven sobrina, abuela Ana, de 16 años.

    Los niños son, de mayor a menor: la adolescente, tendría 12 años era tía Vicenta "la Barrila", hija del primer matrimonio de abuelo Eustaquio, quien enviudó (murió la joven esposa del parto) cuando tenía 25 o 26 años.
  
    A los 27 años se caso, de nuevo, con abuela Ana. Tenía 21 años. El niño mayor, que está junto a la tía Ana María, es Manolo Alonso Alonso. Casado con una Cepeda, Fernanda, de Villamayor, fueron padres de Anita,esposa de Luis Allende "Cañero", Ángel y Pilar.

     La niña a su lado, es tía Josefa. Casada con Demócrito García fueron padres de Julián, Tere y Democritín, los del comercio y más tarde la gasolinera.

    La otra niña, también de pie, un poco menor, es tía Juliana. Fue la esposa de Bercario Cimas, conductor del coche de línea. Padres de la preciosa Mari, casada con Orencio de la Nogal; Carucho, Choni, Manolo, Carmina, Nana y Jesús Cimas Alonso.

    La niña a quien sostiene en sus brazos la tía, es MADRE, de servidor, Pablo y Ana María. Su buen esposo fue nuestro queridísimo padre Mateo Modroño.

    Por último, en los de la foto, el niño de pie, como de dos añicos y pico, es tío Matías, casado con Inés García, padre de Daniel "Casetas", Aguedina y Angelines.

     Faltaban de llegar: Teófilo, esposo de Eugenia Luna. El niño mayor, nacido creo en el 36, se les murió de fiebre tifoidea, como de ocho añicos. Después les llegó Aurelia, que fue esposa de Ramiro Torio, de Cerecinos, y Pilar, esposa de Félix Feliz, creo la menor, junto con Mari Tere "China", de todos los primos Alonso.

      Antonio, esposo de la guapísima Pilar Núñez, padres de Zosi, Antonio y Manolo. Éste por su situación en Valladolid, fue quien más ayudó a quienes más lo necesitaban.

      Coral, casada muy joven con José Mazariegos, "China". Viven los seis hijos: Jesús, Felisa, Eustaquio, Coral,  Purita y Mari Tere. Esta última regresada a Villalpando, como segunda residencia.

      Por último, en 1920, nació Pablo. Casado mayor con una prima gallega, Inés, no tuvo hijos, pero sí un montón de sobrinos que le quisimos, arropamos y no dejamos, sobre todo los de Valladolid, nunca solo. Dejada la posada y la labranza, trabajó, la mayor parte de su vida, en la gasolinera de los sobrinos.

    Como ven por la ropa de los niños, que se pondrían la más elegante para la foto, eran la típica familia trabajadora de clase media. Tenían la posada y labranza de par de mulas. En el año 1920 dejaron,  el mesón con su enorme corral y cuadras, que compró Felix Donadeu. Allí construyó una fábrica de jabón. La jabonera, que veintitantos años más tarde, compraron los Modroños. Solar que rodea la casa de la botera, y el molinero, desde la carretera de Madrid hasta Berrabueyes.

     Nuestro abuelo Eustaquio compró otra casa vieja a la familia de mi otro abuelo, paterno, los Modroño aguardienteros, también en la carretera, haciendo esquina con el camino de la Fuente. Allí construyó una casona grande para la familia, fonda y posada de arrieros, carromateros, cisqueros, afiladores, manteros, marraneros, etc. En ella nacimos casi todos los nietos. Comprada a nuestros primos los Demócritos, en ese solar está el chalet de Felipe Vega y Angelines Casado.

     Estos nuestros abuelos fueron personas cariñosas, llenas de bondad. En la posada de la señá Ana, nunca hubo el "Dios le ampare" a los mendigos que por allí caían. Para los nieticos, siempre había a la salida de la escuela, un cachico de pan y de tocino.

      Carmen, la de mi tío Paco el carretero, me contaba que cuando la guerra, iba por el taller mi abuelo Eustaquio, y lloraba. Llegó a tener en el frente a cuatro hijos y dos yernos. La movilización que más le dolió fue la del pequeño, su Pablito, sin haber cumplido los 18 años, si bien tenía el consuelo de que licenciaron a Matías y a alguno más, cuando salió la orden de mandar para casa a uno cuando había tres hermanos combatiendo.

      Prueba de lo buenas personas que somos (perdonen me incluya) todos los Alonsos es la fraternidad que siempre existió entre todas las familias, sin reñir, y eran diez a repartir, por la herencia, y ayudándose mutuamente. Y cómo nos queremos los primos que vamos quedando. A todos ellos, en Valladolid, en Villalpando, en el cielo, llorando, les mando mi recuerdo más cariñoso.
    

3 comentarios:

FMM dijo...

Hola Agapito.
Hoy lleve el ordenador a Villalpando, para que mi padre lea el bonito recuerdo que has escrito. Por el telefono no lee bien, así que con el ordenador perfecto. Le ha gustado mucho y que no te canses de escribir historias como esta.
Gracias por parte de Los Chinas.

FMM dijo...

Hola Agapito.
Hoy lleve el ordenador a Villalpando, para que mi padre lea el bonito recuerdo que has escrito. Por el telefono no lee bien, así que con el ordenador perfecto. Le ha gustado mucho y que no te canses de escribir historias como esta.
Gracias por parte de Los Chinas.

Administrador dijo...


Muchas gracias a ti Fernando por tu comentario, y perdona no lo haya subido antes. He estado muy ocupado peleando, viajes y escritos contra una denuncia presuntamente falsa.

Ahora que me he encontrado con "Maca" Núñez Espinaco, hemos echao un parlao de casi una hora. Me ha contado preciosas vivencias a propósito de las familias Alonsos y Núñez. Se deshacía en elogios a tu abuelo José, que le vio de soldao por el Paseo Zorrilla, y le subió a su casa y le mató el hambre de aquella tarde.

A ver si me dejan en paz y puedo dedicarme a escribir muchas más historias de Villalpando. Sé muchas, algunas que nadie más que yo sabe, pero no me atrevo a contarlas.
Un abrazo.