martes, 27 de febrero de 2024

SALVAR SAN PEDRO. COPIADO DE LA OPINIÓN.

 

La iniciativa de micromecenazgo pretende recaudar fondos para rehabilitar y musealizar la iglesia de San Pedro, la "última histórica" que se conserva en Villalpando

La diócesis, la Fundación ZamorArte e Hispania Nostra explican este miércoles, a las ocho en el ayuntamiento, en una charla, los fines del proyecto, abierto a "donantes" de todo el mundo.

          Antes de comentar la anterior noticia corrijo una información dada por este periódico en la edición de papel: "Luis Miguel de Dios y Ángel Infestas, presentarán en Toro la novela Rayanos, del autor villalpandino".
         Desgraciadamente, "Angelito el panadero" no puede seguir presentando su novela. No hay día que no lo recuerde.
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         En cuanto a la letra pequeña de las noticias sobre San Pedro, también corregir otro dato erróneo: hace mucho menos de cincuenta años que está cerrada al culto. Después de consagrado el nuevo San Nicolás, 1996, siguió celebrándose cultos en San Pedro. Me lo confirma una de las cantoras que asistían con las monjas de la residencia. También recuerdo de ir yo a esa misa de diez los domingos. El último acto celebrado en San Pedro fue la boda de Fernando Infestas Martínez, hijo de Carlota y Tomás, con Rebeca Guaza Fernández, hija de Ángel y Amparito, para quien, de no haber cielo, habría que inventarlo. El niño mayor, Abel, nació por el 2.015, lo asocio a las municipales de aquel año, luego la boda fue en el 2.014. Tuvieron los familiares que limpiar mucho la iglesia, llevaba cerrada unos pocos años.

        ¡Bueno!: en cuanto a las pelas; dice la noticia que lo más urgente, el tejado, costará DOSCIENTOS MIL EUROS. Como la Parroquia va a poner 100.000 (supongo sea del remanente de la venta de parcelas, ¡qué bien se están portando los últimos curas!) a poco que colaboremos todos cuantos tenemos casa en la villa, unas seiscientas, calculo, ya sale. No obstante lo de micromecenazgo abierto a donantes del todo el mundo, me encanta. Además de la cubierta hay que reparar muros, adecuarlo para museo de tanta obra de arte como poseemos, encerrada en la nueva torre de San Nicolás, y otros lugares. Pedir que nos devuelvan el artesonado mudéjar de Santiago, sería mucho pedir.

      Todavía a la parroquia le queda una parcela de ocho Has. (Capellanía de La Esperanza) en la carretera de Villamayor. Muy próxima al pueblo, terreno de buena calidad y con tendido eléctrico muy próximo. A lo mejor le podía interesar al empresario de renovables, al que ha comprado, junto con el CPO, once Has. en la carretera de Zamora, dicen que a más de treinta mil euros la hectárea. La han arado y preparado para sembrar. Tiene un sondeo, a lo mejor van a cultivar paneles.

      La anterior es una noticia que corrió como la pólvora por el pueblo. Además ahora la Notaría está en la plaza. Se vio entrar a vendedores y compradores.
     
      Ahí queda, por si de algo sirve. Es inmenso el cariño que le tengo a esa iglesia. De ella tengo vivencias religiosas y amorosas juveniles, recuerdos que, como un tesoro, guardo en mi alma.


     HISTORIA DE LA PUERTA PEQUEÑA Y LAS DOS VENTANAS EN LA FACHADA DE LA IGLESIA.

         Les describo a los miembros de la cuadrilla. Nunca un albañil tuvo tantos peones. El albañil de la foto se describió a sí mismo en el cantar que "·se sacó" un San Roque: 
          "El Pepín se ha ido a Francia,/ Macaco boxeador / y el pobrecito del Velas, sigue de retejador".
         Ese "retejador", el mítico Ángel Guaza Paramio, como San Pablo, recién "caído del caballo", en los tres días de Cursillo de Cristiandad vividos en la Casa de Ejercicios, incorporado a los de A.C., es quien maneja la llana. Le da la masa, rostro tostado en la mancera, Eloyuco "Barril". A su lado, pica en la pared Pablo Modroño. mi hermano.
       En el plano inferior, con palas, izquierda a derecha: Pedrito "el Nene"; Antonio "el sastre" con un serrucho (se le daba muy bien lo de cortar); el joven y guapo cura es el Consiliario, don Santiago Serrano; el que casi no se ve, cortada la foto, detrás de don Santiago, es José Luis Gallego, "Huesito".
      ¿Qué hacían? Un nuevo Centro, para los de Acción Católica, en un trastero, que había estado lleno de telares en la iglesia de San Pedro. Para ese Centro se abrieron la puerta pequeña y las dos ventanas que vemos en la foto de arriba, detrás del coche gris.
      Siendo yo niño el Centro de los jóvenes de A.C., cuyo presidente, por entonces, era Marino Cepeda Lucas, el menor de los "Curreros", estaba en lo que había sido sacristía de la iglesia de Santiago. Abrieron una puerta para acceder desde la calle. En mi adolescencia asistí a ese Centro. Por amenaza de ruina de la techumbre hubimos de abandonarlo. Ahí está ahora, Pedrito Blanco, "Reblán".
     Entonces el Centro pasó a una habitación en casa de la señora Petra,  en la esquina Silera, la Fuente, con entrada desde ésta. Esa vieja casona fue derribada. Ahora es un edificio de bajo y dos plantas con cuatro viviendas. También, para poner una auto escuela, nos urgían dejar esa habitación. Fue entonces cuando a don Santiago se le ocurrió la idea de aprovechar ese lóbrego trastero de San Pedro, al que se accedía por una puertucha desde el portal. Pidió permiso a don Modesto y... ¿las perras?
      Para los materiales organizamos una comedía: un rollazo (todos los personajes eran masculinos) en la que todo el protagonismo lo tenía Felix "Nitro". Menos mal que, como final de fiesta echamos el sainete cómico-musical titulado "La Operación del riñón": un coro de doctores que debaten qué hacer con el enfermo, ("El Velas"), tendido en una camilla. Deciden operar. Y sale el doctor, "Pacucho", armado con una sierra, cantando y contoneándose a los sones del "Negro Zumbón" (así habían apodado al famoso teniente Villa, unos años antes), que interpretaba doña Leoncia al piano: "Ya viene el operador / comiendo pan y jamón / bien afilada la sierra / y cortante el bisturí. / Tengo ganas muchas ganas de operar / me dice la gente al verme pasar  / doctor dónde va / me voy a cortar / un riñón. 
        Estaba lleno el teatro de los "Mantecas". Aquello era una carcajada continua. Animados por el éxito decidimos ir a echar esa comedia a Villanueva del Campo. No sé si llegaron a ocho personas los espectadores de compromiso: Peterete y la mujer; y alguien más de la familia de don Modesto. Les evitamos el rollazo de Nitro. Les echamos el breve sainete y pa casa.
       Las cuentas las llevaba don Santiago. Yo por entonces, trabajando y estudiando, no tenía tiempo de ensayos. Mis únicas horas de precioso ocio (el juego de pelota y el baile) eran las del domingo. Sí, en cambio, copié todos los papeles de la comedia. Fueron los de la foto, y otros, según los días, quienes trabajaron, sobre todo "El Velas", como maestro, la mano de obra sin cobrar una perra. Iban por la noche después de su jornada de trabajo.
       Sí recuerdo que participé, una tarde-noche,  en el desalojo de ese trozo de nave, llena de restos de retablos, maderas, tejas,... y ¡una campana! A puro huevo la colocamos sobre dos machones y, entre ocho, la llevamos al otro extremo de la iglesia: el atrio del sureste, cerrado ya entonces, del que ahora se ha caído el tejado, donde guardamos todo lo desalojado.
      Poco se utilizó ese local para lo que se había arreglado: marchado don Santiago a Villamayor, ¡se acabaron los jóvenes de A.C.! Las chicas seguían con don Modesto en otro local en el atrio de San Nicolás.
     Yo lo utilicé, a los pocos años, para dar clase de un bachillerato radiofónico que se emitía desde RNE. Llevé a unas chicas en junio, las mejor preparadas, a examinar por libre del primer curso,  al Claudio Moyano de Zamora. Las tiraron a barrer. No tenían ganas de que prosperara el experimento de Bachillerato Radiofónico.
     Después ese local ha sido utilizado para dar catequésis, por la cofradía del Cristo, etc.
     ¿Podrá ser útil para el proyecto museístico del restaurado San Pedro? O ¿esa puerta y esas ventanas desentonarán en la arquitectura mudéjar?
      Lo que no desentonaba dentro de la Iglesia Católica eran las inquietudes humanas, sociales y religiosamente  cristianas de aquellos muchachos idealistas. Esos valores deberían seguir teniendo vigencia: en medio de la maldad (lacra de la humanidad persistente) un REARME MORAL ES NECESARIO.
      
        
      
   
        


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