domingo, 4 de febrero de 2024

 

 

 

 

                                   A SANGRE Y A FUEGO (II)

 

Todos los políticos e intelectuales citados en el artículo anterior,  centristas de distintos matices, pero personas moderadas y honradas, se vieron desbordados por las ideas e intereses tan contrapuestos entre las izquierdas y las derechas.

Proclamada sorpresivamente la república, huido el rey de inmediato, el vacío de poder fue cubierto por la Junta Republicana. Formaron gobierno provisional, sin previas elecciones. Azaña asumió la Presidencia del Consejo de Ministro, como se llamaba entonces al Presidente del gobierno. Cometió un grave error: ponerse a toda prisa a promulgar una Constitución izquierdista y anticlerical, que sólo satisfacía  a menos de la mitad de la población.

La situación social, política y económica en España tenía mal arreglo. La situación geopolítica mundial nada tenía que ver con la actual. En dos ideologías emergentes y antagónicas ponían los españoles sus esperanza: el izquierdismo, comunismo y anarquismo, y el derechismo de respeto a la familia, religión y, sobre todo, a la propiedad privada, que derivo en un fascismo a la española. Aquello era muy difícil de conjugar: a los obreros les encandilaba la revolución bolchevique. La URSS vivía momentos de próspero apogeo;  las clases medías veían en Musolini, y no tato en Hitler, el ejemplo a seguir. Se armó.

Demos un salto: 1975, fallece Franco, meses de titubeo. No, no salen las masas a la calle pidiendo la democracia, y menos el dar la vuelta a la tortilla. El desarrollo económico conseguido había acallado rabias. Vivian muchos protagonistas de la contienda que no deseaban su repetición. No hubo en momento alguno sensación de peligro, de que pudiera volver a repetirse la tragedia. Había un ejército poderoso, bien unido, obediente a su mando supremo, el Rey. No había organizaciones de izquierdas, ni de derechas masivas y armadas. Había desaparecido el hambre, que es muy revolucionaria.

Y tuvimos la suerte de grandes estadistas, personas que, en aquellos momentos, demostraron una talla humana excepcional. La lista sería interminable. La encabeza Torcuato Fernández Miranda, Ministro Secretario General del Movimiento. Él fue quien acabó de convencer a Juan Carlos, él quien diseño los pasos a seguir para transitar de la dictadura a la democracia. Le apoyaron  todos los tecnócratas, democristianos del régimen. Cabe recordar que existían unas Cortes, un Congreso de los Diputados, adeptos al régimen. Y se hicieron el hara-kiri, votando por la disolución para dar paso a otras elegidas democráticamente.

Torcuato huyó de, por ej., conseguir para él la presidencia del gobierno. Se retiró cumplida su tarea. Dejó un digno sucesor. No era brillante,  pero sí valiente, Adolfo Suárez. Aquella UCD de notables llegó a ser una jaula de grillos. Abandonado por todos, hasta por el Rey, con ruido de sables en las salas de banderas, tuvo la dignidad de dimitir. Busquen su discurso en YouToube. ¡Qué ejemplo para el  "caudillo" actual!

Quiero mencionar a un paisano que estuvo en aquella terna, el benaventano, Federico Silva Muñoz. Fueron todos estos, del grupo “Tácito”, quienes desde dentro optaron por la transición. Cito de memoria: Rodolfo Martín Villa, Landelino Lavilla, Marcelino Oreja, Manuel Fraga…

Quiero recordar a un zamorano injustamente tratado, Carlos Pinilla Turiño. Claro que fue falangista. ¿Y qué? Pérez-Reverte lo explica bien: “entre un muchacho falangista de la primera hora y un comunista hubo poca diferencia. Tenían ambos un ideal de justicias social”. Les ruego lean uno de mis relatos, “El miliciano y el falangista”. Pinilla fue de los que marchó a primera hora al frente. Era ya por entonces Abogado del Estado, no se quedó haciendo sacas por la provincia. Cuando volvió a Zamora en el “treinta y ocho”, de gobernador, se acabaron los “viajes a Bermillo”. Dejó, en el “cuarenta y uno”, el sillón del gobierno civil, y se marchó a Rusia, un año, en la División Azul, para luchar contra el comunismo. De regreso, con un alto cargo, puso en práctica el ideario falangista, creando las granjas-escuela, la “Florencia” cerca de Toro, y las Universidades Laborales, los famosos Salesianos, en Zamora, y la enorme de Gijón en la que tenían preferencia los hijos de los mineros, miles y miles de muchachos de los pueblos, de familias humildes, se formaron en ellas. Fue uno de los procuradores que se hizo el hara-kiri. Fundador de A.P. participó en la vida democrática. Fue, con amplísima mayoría, elegido Senador por Zamora en 1979, 1982 y 1986. Y, ahora vienen los de la desmemoria histórica y borran el nombre de su avenida…

Lo bueno fue que los líderes de izquierdas, también estuvieron por la labor, desde el joven Felipe González al viejo Santiago Carrillo, pasando por Dolores Ibarruri, Alberti, Jordi Solé Tura, Alfonso Guerra, etc. etc. Y parieron una constitución de consenso, de reconciliación, de restañar cicatrices. Una constitución para todas las ideas, para todos los españoles. Fueron tan generosos que hasta admitieron en la misma a los partidos separatistas. Una constitución española en la que admiten a quienes desean dejar de ser españoles, y lo hacen los líderes, además, con el dinero de todos los españoles.

Voy a recordar, espero no tener que ir a google, a los “Padres de la Patría”, a los siete ponentes que redactaron la constitución del 78. Nuestra actual y querida CONSTITUCIÓN. Por UCD, Gabriel Cisneros, Rodríguez de Miñón, Pérez Llorca; por el PSOE, Gregorio Peces-Barba; por el PCE, Jordi Solé Turá; por un partido catalanista, Miguel Roca. Por A.P, Manuel Fraga Iribarne.

 

 Continuará, s.D.q. Falta "el consonante"

 


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