martes, 6 de febrero de 2024

A SANGRE Y FUEGO (III)

 


 

 

         

                                  A SANGRE Y A FUEGO (III)

 

“El Consonante”:

¿Por qué los dos artículos anteriores de resumen histórico? Porque de la historia debemos aprender: todas las calamidades sociales, todas las guerras son consecuencia de los fallos en los comportamientos humanos, sobre todo, hasta el siglo XIX, de las élites dirigentes. Hoy en día el pueblo, los ciudadanos, tenemos más capacidad de decisión, pero no siempre acertamos a elegir a los mejores. Para ello deberíamos ser más imparciales, independientes, reflexivos, éticos.

Hoy en día lo tenemos más fácil. En los años de la II República, salvo Lerroux, un demagogo populista trepa (empezó arengando a las masas obreras en Barcelona y terminó siendo Presidente por el centro derecha en la II República, y apoyando la sublevación militar) en la inmensa mayoría de hombres y mujeres dirigentes políticos no primaban las ambiciones personales, sino la defensa de sus ideas.

Repito que lo malo es que esas ideas eran muy antagónicas. Digo que ahora lo tenemos más fácil porque fracasados los colectivismos, en las naciones occidentales estamos de acuerdo en el respeto a la propiedad privada, a la economía social de mercado como modelos económicos, y en la democracia parlamentaria, en el sufragio universal, como la forma menos mala de gobierno.

Ya no hay hambrientos jornaleros que quieran quitarme las tierras. Y cuando iban a la huelga lo hacían con la hoz y el martillo en la mano. Ahora los campesinos van a la huelga en comodísimos tractores. Los de antes reivindicaban poder descansar, al menos siete horas de las veinticuatro del día, y comida suficiente. Los de ahora piden que no les hagan rellenar tantos papeles. Tenemos la suerte de que las máquinas nos hayan aliviado de los penosos trabajos. Por todo eso debería ser mucho más fácil entenderse. Los conflictos ya no son tan vitales como los pasados entre ricos y pobres. El otro día se lo explicaba a otro jubilado: tú, yo y la inmensa mayoría somos ricos, tenemos todo, y de más calidad, que lo que tenían los ricos de antes: alimento, vestido, vivienda, sanidad, educación… Todo eso los pobres de antes no lo tenían.

Por todo lo anterior las ideologías políticas están vaciadas de contenido. ¿Quieren quienes se dicen “progresistas” volver a la revolución blochevique? ¿Quieren a quienes llaman  “fachas” volver a una dictadura?

La organización en lo político y social es cuestión de matices: los de izquierdas quieren más intervención del Estado, los de derechas más iniciativa privada. Estos conflictos, emergencias  que surgen entre las sociedades deben resolverse a base de raciocinio, de lógica, de sentido común. Por ej.: escasez de agua en Cataluña y Valencia: el Plan Hidrológico Nacional, que tumbó Zapatero, hubiera sido la solución. Que, en lugar de llevar años los catalanes enzarzados con lo del separatismo, hubieran realizado alguna obra hidráulica, por ej.

Problemas en España  tenemos. ¿Cuál sería la solución? Elegir a los mejores. ¿Quiénes son? “Por sus obras los conoceréis”. Desde luego no quien supedita todo, lo más sagrado, la honradez, a su ambición de poder.

Una revolución tenemos pendiente en este país: la de la ética, la de la moralidad.

Como me he enrrollado demasiado, dejaré el final del consonante para el siguiente capítulo, repasando desde la transición a nuestros días.

 

 

 

 

 

 


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