En
el tipo de economía europea e internacional que nos van imponiendo es verdad
que no se necesitan para nada nuestros pueblos, nuestra agricultura y
ganadería, nuestra provincia. Estas provincias de interior que van quedando
despobladas serán mucho más útiles para los que mandan -no digo el Gobierno,
que es un mandado, sino las élites que lo mangonean-; serán más útiles, digo,
como trasteros abandonados. En unas podrán poner almacenes de residuos que
nadie quiera; en otras crearán grandes reservas de caza y ocio de lujo; con
todas se irá disponiendo de grandes masas de suelo y agua para cuando eso sea el
verdadero oro de la humanidad.
Entresaco el anterior párrafo del
artículo que Braulio Llamero publica ayer en La Opinión de Zamora sobre la
despoblación de la ídem
No entro a discutir de una cuestión sobre la que me he
manifestado veinte veces. Si en cambio, como se nota que este hombre no sale de
la ciudad, a él y todos los urbanitas izquierdosos de comido coco "antiimperalista",
les digo que no tienen ni zorra idea. ¿Qué es eso de “que no se necesitan para
nada nuestra agricultura y ganadería”?, ¿Que nuestros campos van a servir para
almacenes de residuos que nadie quiera y para reservas de caza de lujo?
La demagógica falacia no se tiene en pie. ¡Tanto trabajo
le cuesta al Sr. Llamero cruzar el “Puente de Hierro” y asomarse a la feraz
vega del Duero Villaralbo, Moraleja, Fresno de la Ribera, Toro…; maizales espléndidos,
alfalfas y remolachas ubérrimas; ¿y las cepas de Toro, su Morales, San Román de
la Hornija..? ¿y las tropecientas bodegas?
Que se llegue hasta las instalaciones de Cobadú y le
pregunte a Rafa cuánto facturan.
Le invito a llegarse a Villalpando y visitar Agrinza, la
Cooperativa de Ovino, el Consorcio, la “Campos Tera”; a degustar los quesos de Pepe “El Lechero” o de Pablito. Que según
viene por la carretera vea unos inmensos campos productivos como nunca. Las
colzas en dos meses van a ser un espectáculo, los clásicos cereales, alfalfas,
vezas, girasoles.
Le llevaría a ver las producciones de corderos y leche de
los Hergradeca, Pascas, Vidal, Benja, los Muñiz; en vacas granja Rojeca en Villanueva
del Campo…
La topicada de que fuera, en California y en Australia
(con lo lejos que está) producen más barato y podemos alimentarnos con lo de
fuera. ¡Solemne tontería!
No sabe el Sr. Llamero que estamos exportando al mundo “globalizado” productos agropecuarios,
carnes, vino, leche… ¿Sabe que del Consorcio, en Villalpando, están saliendo
cisternas de leche de oveja (transportes Cobreros) para Italía y Francia..?
¿Sabe que la deshidratadora de Villalar, a la que vendemos y conozco de primera
mano, está exportando balas de alfalfa, apretadísimas con alambre, a los países
árabes y a la China Comunista? Debería preguntar en este ayuntamiento cuántos miles y miles de corderos lechales salen de este mercado de los martes.
Hace pocos días, donde los Hnos. Suena de Anta, cargaba
chotos un camión para el puerto de Valencia. Los moritos los prefieren vivos
para tener la seguridad de que los matan mirando a La Meca.
Pero. ¿sabe las explotaciones extensivas de vacas para
carne que se van extendiendo por toda la provincia?. Que la ternera de Aliste ya
tiene IGP…? Y las macrogranjas de porcino y pollos? Sobre esto opino deberían limitar el número de
cabezas por explotación. Más y no tan grandes.
Otra cosa es que el trabajo directo en agricultura y ganadería
ocupe poca mano de obra. No obstante los puestos indirectos son importantes. ¿Sabe
toda la economía que gira en torno al sector agrario?: mataderos, queserías,
maquinaría, fitosanitarios, fertilizantes, combustibles, técnicos, gestores, administrativos, transportes… Lo
que ocurre es que la mayoría de los empleados en esos sectores viven en la
ciudad.
Perdonen que, sin vanidad, sino como ejemplo, les hable de
nuestra cosecha de remolacha en tierras “que la gente” dice que son malonas, y
lo son en secano.
Ayer, cuando llegué, había cinco camiones. No tardaba la
pala telescópica más de cinco minutos en cargar cada uno. Cuando lo hizo al
último, era el número 26. Quedan en la tierra al menos otros doce. Eché
cuentas. Va a pasar de 1000 toneladas. Son 8’5 has.
Una de las parcelas hubo de resembrarse, por culpa de la
helada, la otra quedó con unas 70.000 plantas por Ha. La tardía helada de finales de marzo fastidió. Ahora ya veo,
en un cultivo tan tecnificado, podemos llegar a las 140 toneladas hectárea. Había
corros de eso. Daba gusto ver el cordón de remolachotas que dejaba la
arrancadora. Con producciones así buen miedo nos da la globalización.
¡A ver!: que no estoy presumiendo de riquezas. Saben que
somos una familia trabajadora y austera. Miren en qué “cochazo” yo me muevo. El
cultivo es por cuenta de la Azucarera, quien nos paga un renta que se
corresponde con la inversión.