LA GUERRA.
Lean con
atención lo escrito por don Claudio Sánchez Albornoz, un republicano demócrata,
gran intelectual, historiador, Catedrático en la Universidad de Madrid, quien
sufrió 45 años de exilio. Copio fragmentos.
“La guerra civil española ha destrozado mi vida”. “Ningún
español, ora por acción, ora por omisión, dejó de contribuir al inicio de la
lucha en los días que precedieron a julio de 1936”
“La sublevación socialista de Asturias y el alzamiento
de la Generalidad de Cataluña en octubre de 1934, crearon el clima de discordia
civil en que iba a naufragar la República. Ambos movimientos que Azaña no logró
evitar (yo lo presencié) y la dura represión de los mismos alzaron montañas de
odios entre los españoles. El clima de violencia era tal que el mismo Azaña
dijo en el mitin de Comillas: -No me llevéis al poder si no me vais a dejar
gobernar-. Sus temores se cumplieron. Hubo desarmonía entre el Presidente de la
República y el gobierno del Frente Popular triunfante en febrero de 1936, la
cual llevó a la injusta destitución de don Niceto y con ello a la alarma de las
clases conservadoras.
“La estulta actitud de Largo Caballero –le habían
convencido de que iba a ser el Lenin español- provocando revueltas con la esperanza de hacer la revolución -me consta que anunció a sus aliados
electorales su decisión de hacerla cuando le fuera dable- asustó terriblemente
a las derechas, que decidieron dar un golpe militar para barrernos a los republicanos.
Me anunció su acordada realización Honorio Macera, para que me pusiera a salvo.
“Pero en nuestra guerra civil, ¿Se peleó por la
defensa de unos ideales encontrados? Sí y no. Unos combatieron por la perduración de sus tradiciones religiosas,
escarnecidas por el enemigo, pero ante todo y sobre todo por la conservación de
status social y económico. Y otros, los menos, por el mantenimiento de un
régimen democrático, pero, los más, ante
todo y sobre todo por adueñarse de los bienes materiales, dando la vuelta a la
tortilla, como se dice vulgarmente”
“He
registrado otrora las palabras que oí de los labios de Azaña en Valencia, en
agosto de 1937: -La guerra está perdida, pero si por azar se ganase, tendríamos
que salir de España los republicanos, si nos dejaban, lo que equivaldría a
reconocer que la liberal democracia había sido superada por la revolución social, y yo pude comprobar
personalmente la realidad de sus afirmaciones. En enero de 1938 fuimos
destituidos los profesores universitarios republicanos por el ministro
comunista de Instrucción Pública.”
¡Pues ya lo
ven! Por aquellas fechas del “treinta y ocho” el PCE detentaba el poder. El
pobre Azaña nada pintaba.
Desde la
caída del muro, el Comunismo ha sido superado. Hoy todo el mundo, hasta la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, respeta la propiedad privada;
visto el fracaso económico y social del Comunismo hoy (con todos los matices
del mundo) se ha visto, ya hay coincidencia en que el modelo económico-social
menos malo es el del liberalismo, la economía de mercado, la iniciativa
privada. Si quieren llamémoslo capitalismo (al que, por cierto, es necesario
poner límites).
Pero
entonces, la URSS, su dictadura del proletariado, era el ansiado paraíso para
los proletarios del mundo, de las izquierdas.
En las derechas, el lema de Acción Popular,
como partido democrático (por cierto su líder, Gil Robles, no apoyó la
sublevación, aunque sus bases en la guerra se radicalizaron, nutrieron las
filas de los sublevados y se olvidaron de la democracia) era: “Dios, Patria, Familia, Orden, Trabajo y
Propiedad”. Si bien, a la mayoría, de ese punto, lo último, la propiedad
(aunque fueran dos cachos de tierra) era lo que más les interesaba.
En
el marco de una sociedad llena de pobreza e injusticias, la guerra civil
española fue el enfrentamiento de dos ideologías contrapuestas: izquierdas
contra derechas, azules contra rojos; derechistas contra comunistas,
anarquistas y los revolucionarios del PSOE.
Eran dos formas antagónicas de entender la sociedad: colectivismo
(ejemplo ruso) contra propiedad privada (llena de excesos); laicismo (con su
punto de razón), contra catolicismo (aunque con defectos y exceso de curas y
monjas, tan arraigado en la humilde clase media, la alta y las mujeres de la
baja); amor libre, matrimonios civiles, contra
“moral” católica y familia (aunque el vínculo familiar siempre fue fuerte entre
los de izquierdas).
Los republicanos moderados, centristas de izquierdas y derechas, se
vieron desbordados por los extremos. Aquella II República no fue aceptada por
los anarquistas, por ser burguesa, quienes estaban por la revolución ya,
directa, sin más.
Los Comunistas, y el sector largocaballerista del PSOE, pretendían
llegar a la Dictadura del Proletariado, desde la democracia.
A partir del triunfo del Frente Popular en
las elecciones de febrero del 36, en
España se vivía un ambiente pre bélico, lleno de episodios con muertos y
heridos, que venían de lejos. Hasta en Villalpando los había habido.
Aquí la gran falacia maquiavélica que se está instalando es que los
llamados, ahora republicanos, antes rojos, eran los demócratas y los buenos. Y
los antes llamados nacionales, ahora fascistas, eran los dictadores malos.
¡Pues no!: cada uno tenía sus razones, sus ideas, su idealismo, su
maldad, su crueldad… Atrocidades las hubo por ambos bandos. Sobró crueldad y
represión por parte de Franco en la posguerra, aunque no sabemos qué hubieran
hecho de haber vencido ugetistas, comunistas y anarquistas. A tenor del antecedente ruso, cuando el triunfo de los bolcheviques en
1917, podemos imaginarlo porque hay una cosa clara, evidente, para quien quiera
ir a las hemerotecas de la época, para quienes conocimos a los protagonistas,y
lo vieron, y dijeron personajes tan ilustres como Marañón y Ortega y Gasset,
Chaves Nogales,..: DE AQUELLA GUERRA CIVIL, según quiénes fueran los vencedores, SALDRÍA UNA DICTADURA DE IZQUIERDAS O DE
DERECHAS.
Es mentira que el
ejército sublevado estuviera compuesto por unos jefes señoritos y por
mercenarios (moros y legionarios), sino, en su mayoría de reemplazos de
muchachos movilizados contra su voluntad en la zona “nacional”, y que no eran
ni rojos ni azules, como los pacifistas de mi familia. También fue importante
el número de voluntarios: falangistas y requetés. Su extracción social era la
clase media, trabajadores autónomos, diríamos hoy día: hijos de labradores,
comerciantes, artesanos.., quienes defendían sus dos cachos de tierra pero
además sus ideas de defensa de la familia, la religión, el orden. En aquella
España rural este sector de población era muy numeroso.
Cierto que el ejército de la república lo componían muchos más voluntarios: anarquistas, comunistas, socialistas..., (milicianos armados por Giral a quienes, tras el caos y la indisciplina de los primeros meses, fueron integrando en el ejército profesional mandado por militares fieles a la república) la mayoría proletarios, si bien en las levas de movilizados en la zona republicana los había de todo pelaje. En julio del “treinta y ocho”, para la batalla del Ebro, el gobierno republicano movilizó a muchachos nacidos en 1920, quintos del “cuarenta y uno”, la quinta del biberón, que tenían entonces 17 y 18 años,
En el bando nacional
también fueron movilizadas once quintas: desde los nacidos en 1908 a los en
1920, ambos inclusive. Hemos de tener en cuenta que en las zonas donde triunfó
la sublevación, Castilla la Vieja, León, Galicia, Navarra existía una densidad
de población muy superior a la actual, predominando, además, los jóvenes. De
Villalpando fueron a la guerra entre cuatrocientos y quinientos muchachos. En
la aldea más pequeña había, al menos. veinte o treinta. Con todo era muchos más
numerosa la población en las regiones (Madrid, Cataluña, Levante, Extremadura,
Andalucia…) que quedaron fieles a la república.
En
principio, quien dirigió las operaciones, fue el general Mola. Muerto éste en
accidente aéreo, reunidos en una ganadería de Salamanca, el resto de los generales nombraron
Generalísimo a Francisco Franco.
Tampoco
se cuenta la verdad en lo de la ayuda extranjera: Sí, a Franco le ayudó Juan Marx, quien sacó mucha tajada de esa
ayuda, y Alemania e Italia ( a quien fuimos pagando con alimentos , cuando en
España había hambre, y minerales); a los republicanos los ayudó (a cambio del
oro español, 700 toneladas) Rusia, y las Brigadas Internacionales.
Quienes
conocimos a los protagonistas, la situación de antes de la guerra en este
pueblo y en toda España, sabemos que las masas jornaleras (y no sin razón) lo
que pretendían (frase entonces acuñada, como dijo don Claudio) era “dar la
vuelta a la tortilla”. Que en las Casas del Pueblo se discutía cómo se iba a
repartir la propiedad de los grandes terratenientes
Y
durante la guerra se radicalizaron mucho más las posturas. Los de izquierdas, luchaban por la revolución. El
Gobierno republicano nada pintaba. El poder efectivo estaba en manos, de la CNT, la UGT y el PCE. Si en
plena guerra, en Cataluña Aragón, los anarquistas llevaron a la práctica sus
ideas colectivistas… Repasen las
hemerotecas de entonces, los carteles con la propaganda de ambos bandos. Y no critico esa postura.
¿Cómo se podrá negar tanta evidencia? Cliquen en cualquiera enlace y verán murales gigantescos en la Gran Vía madrileña con las fotos de Stalin, de Lenin. Se informen en la Wikipedia de la lucha en Barcelona, del 3 al 8 del “treinta y siete”, entre la CNT, Juventudes Libertarias, el POUM, trolskistas, sección bolchevique-leninistas quienes estaban por la “revolución, el colectivismo, ya”, contra socialistas, comunistas, gobierno de la Generalidad quienes defendían: primero ganar la guerra y luego la revolución; quinientos muertos y mil heridos causó esa lucha dentro del bando "frentepopulista".
De
haber ganado la guerra, los revolucionarios
Dolores Ibarruri, Largo Caballero, Santiago Carrillo, Federica Monsetny,
Victoria Ken, José Diaz, Negrín; los mandos militares rojos, “El Campesino”,
Enrique Lister, “Modesto”,,, , los Lenin, Trosky, Stalin españoles, se hubieran
impuesto sobre el democrático pensamiento de Azaña, Indalecio Prieto, , Aranguren, Besteiro.., Gil Robles, Alcalá Zamora, Miguel Maura;
Salvador de Madariaga, don Claudio Sánchez; Marañón, Ortega y Gasset Otra cosa es qué hubiera ocurrido, cómo
hubiera reaccionado Hitler con una España comunista y/o libertaria.
Insisto en criticar la crueldad de la represión sobre los vencidos:
exilio, campos de concentración, cárcel, trabajos forzados, en Cuelgamuros, por
ej., juicios sin garantías, ejecuciones por motivos políticos…, terrible lo de
las “Trece Rosas”, el trato dado a Julián Besteiro a Miguel Hernández…
Se
debe recordar la guerra civil, estudiarla los jóvenes, pero con objetividad;
como lección de un gran error, de un gran horror del que aprender para no
repetirlo.
Es
infame que, con trasnochado afán partidista, se intente reescribir la historia,
intentando resucitar viejos odios, cuando los españoles, hace ya muchos años, pasamos página de
aquello.
2 comentarios:
José Calvo Sotelo.
En el tenso periodo entre febrero y julio de 1936, Jose Calvo Sotelo protagonizó varios debates en las Cortes en los que pidió al Gobierno que restableciese el orden público, a su juicio totalmente quebrado, reclamando que en caso contrario tal tarea fuera asumida por el Ejército. Estas intervenciones parlamentarias le granjearon una enorme popularidad entre algunos sectores conservadores pero también mucha oposición en otros. En la madrugada del 13 de julio de 1936 fue detenido irregularmente en su casa por La Motorizada, una especie de milicia de los socialistas madrileños y durante el traslado fue asesinado mediante un tiro a la cabeza por el pistolero socialista Luis Cuenca, guardaespaldas del entonces líder del partido socialista Indalecio Prieto. El suceso tuvo un hondo impacto entre la clase media española de la época y polarizó aún más el ya tenso ambiente político que reinaba entonces. Este suceso fue el que provocó que el general Francisco Franco decidiese unirse al golpe de Estado que desde hacía tiempo se preparaba contra la República.
(Fuente de la wikipedia)
¡Muchas gracias por la aportación de tu comentario! Cuando quienes deberían aparecer para darme las gracias por el cariño con que recuerdo a sus familiares difuntos no lo hacen, es muy consolador recibir un mensaje de alguien que no tiene miedo a que le lean en el, tan visitado, blog de Agapito.
Muy oportuno tu comentario. Se podrían aportar infinidad de datos, que no hago en aras de la brevedad. Sí, el asesinato de Calvo Sotelo fue la gota que colmó el vaso.
También es justo decir que unos días antes, gente de derechas, habían matado a un sargento de carabineros, lo que provocó la injustificada (muertos de menos pelaje había cada día) reacción izquierdista.
En principio fue a Gil Robles a quien intentaron asesinar, pero no lo encontraron en su casa. Entonces, al pasar por delante de la casa de Calvo Sotelo, uno que sabía vivía allí don José, propuso subir a por él.
Lo sacaron de la cama, delante de su mujer y sus niños, etc.
Estos de la "Memoria Democrática" son afines a los asesinos de Calvo Sotelo.
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