Mis
primeros recuerdos infantiles están asociados al sufrimiento causado a mi
familia por la guerra civil. A mi abuela, con quien me crié, le habían matado
un hijo en la guerra. A mí, el primer nieto, nacido cuatro años después, me
colocaron parte del nombre del “caído”, Gil-Agapito, al primo de Barcelona le tocó el Gil. Todavía, en esta habitación, está colgada la
foto enmarcada en óvalo de aquel muchacho. Todavía conservo cartas, recuerdos
personales, sobre todo el de aquella novia que ya no se quiso casar.
El recuerdo
de cuando en el parte de la radio iban a decir, “Gloriosos caídos por Dios y
por España, Viva Franco, Arriba España”, desenchufábamos; el recuerdo miedoso
de las visitas del Inspector de Hacienda a la aguardientería; el recuerdo de mi
padre, intentando sintonizar, con el mayor sigilo, Radio Pirenaica en el
“Invicta” de mis abuelos; las tertulias en la “fábrica” entre recientes
combatientes en que siempre salía el Guadarrama, la Ciudad Universitaria,
Brunete, Teruel, etc. Tanto, desde niño, me interesó aquello que empecé a leer
todo lo que caía en mis manos. Ya de mozo, y más cuando llegó la democracia,
comencé a escuchar testimonios de unos y otros, tanto de izquierdas como de
derechas, o de nada, si acaso centro izquierda, de mi familia. Así, de primera
mano, fui escuchando tanto dolor a Teresa Cifuentes, Garibalde, Melecio,
Serapio Veledo (aunque a éste le costaba mucho hablar del asesinato de su
padre, y él, con 14 años, el mayor de seis hermanos)...; escuchaba también a
Lucianito, Pacorro, don Manuel Cossio (un católico moderado); a Beatriz Riaño,
a mis suegros… Jamás escuché a mi padre su peripecia, de cómo se libró del paredón; me enteré al
investigar para el libro sobre la guerra en Villalpando, que mi abuelo había
sido Presidente y Fundador del PRRS, que había tomado parte muy activa en el
nombramiento de la Gestora Municipal de Izquierdas, en marzo del “treinta y
seis”.
De fuentes
orales, de investigación en archivos y hemerotecas, conozco todo lo sucedido en Villalpando
en el siglo XX, y quien ve su villa, ve Sevilla; en el blog he colgado la peripecia de los anarquistas
villalpandinos en Vera de Bidasoa, en el “veinticuatro”; he transcrito las
actas del injusto proceso a los anarquistas que salieron a esperar a los
mineros en la noche del 19 de Julio del 36. He publicado dos libros: “Víctimas
de la guerra civil en Villalpando”, reeditado unos años después añadiendo las
revueltas campesinas de 1.904 con el título de “La otra historia de la villa”.
En ambos he procurado la mayor objetividad posible. Narro hechos y reflejo el clima de crispación social, como
en todo el país, existente en el pueblo.
Esta tarde,
s.D.q., terminaré de leer, con el tomo XII, la Enciclopedia sobre “La guerra
civil española”, escrita y coordinada por el imparcial historiador inglés, Hugh
Thomas, en la que colaboran intelectuales e historiadores del prestigio de don Claudio
Sánchez Albornoz, Julián Marías, Camilo
José Cela, etc. Con todo ello mis certezas y convicciones son firmes: HORROR,
HORROR Y CRUELDAD en ambos bandos; choque de conflicto de intereses, de dos
concepciones sociales y económicas (radicalismos de izquierdas y derechas,
colectivismo y fascismo) ya superados; y que es necesario que las nuevas
generaciones conozcan la verdad de lo ocurrido, sin maniqueísmos de buenos y
malos.
Me
sorprende que en estos tiempos en que las informaciones veraces se pueden buscar
y encontrar en internet, (les recomiendo Wiquipedia), salga este gobierno, otra
vez, intentando tergiversar la historia con esa sectaria ley.
Mira que
les tengo antipatía a los del PP, (les juro me han dado motivos para ello; todavía pueden, sin perder la alcaldía de Villalpando, que podría pasar a persona joven y limpia, enmendar tanto error) pero si creen “socialistas y progresistas”
que volviendo a incitar al cainismo, a la “rojería”, después de lo ocurrido en las elecciones en Madrid, CyL, en Andalucía, van a parar la “derechización” del voto, (que ya la gente, sobre todo la más joven, pasa de la guerra, de derechas e izquierdas, de rojos y azules) están muy
equivocados, pueden conseguir el efecto contrario ante la mentira: una mayor
radicalización, un aumento del voto de VOX.
Después de
este artículo prólogo demostrativo de mi imparcialidad, les explicaré, en resumen porque ya hemos hablado de ello, con
citas y cifras, la realidad de lo sucedido.
Fenecida la
época de las revoluciones social-económicas, una queda pendiente: LA REVOLUCIÓN
DE LA ÉTICA, aunque cambiar el molde con el que se fabrican los seres humanos
(nace tanta gente tonta y mala), no sea fácil.
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