¿REGENERACIÓN?

                                            LAS MEDIDAS REGENERADORAS DE P. Sánchez.

               Leo hoy en La Opinión la dura carta que el columnista Manuel Antón le dirige al citado. Dice no explicarse como tiene seguidores. ¡Bueno!: no los suficientes para ganar las elecciones, como se vio en las últimas. Además ya ha ocurrido en la historia la llegada al poder de líderes malvados apoyados en masas adoctrinadas, apelando a los bajos instintos: o bien el sentimiento tribal de la raza, de la etnia, de la lengua,  de la clase social (esto ahora no debería tener sentido), o del odio al discrepante. El mantra del farde de ser de “izquierdas”, los residuos guerra-civilistas, y la connotación peyorativa (a veces cuela) al ser de derechas, cuando debería ser al revés, como vengo demostrando.

               Lo malo es el espíritu de secta de los odiadores que le permiten al “sumo sacerdote” cualquier tropelía. Es innecesario volver a contar lo ocurrido. Todo fue una gran mentira, incluida la de que vuelve con más fuerza por el "apoyo popular" (España entera en las calles) recibido, para “regenerar” el país, el bombero pirómano. Su “regeneración” va a empezar por la justicia para limpiarla de los “fachas con toga” (esta expresión no es mía).

               Miren lo que está ocurriendo con el Juez Peinado, quien se atrevió a iniciar la instrucción por la denuncia a Begoña: acoso por todos los lados. El Fiscal General, nombrado por el Ministro de Justicia, la voz de su amo, presenta recurso contra ese auto. Será el Tribunal Supremo (órgano que parece no domina el sanchismo) quien decida. ¿Por qué si es mentira, si todo son bulos, no presentan querella contra el Confidencial, sobre todo, quien informó del caso? Como consiga el dominio total sobre la judicatura, cambiando la Ley Orgánica de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, apaga y vámonos. Me ha tranquilizado escuchar la entrevista a la presidenta de la Asociación Profesional de la Magistratura, Mª Jesús del Barco.

               Ya intentaron, en 2.020, PSOE y Podemos, cambiar esa Ley. Se opusieron los jueces y no lo consiguieron. La C.E. establece que los miembros de dicho Consejo G.P.J. serán elegidos, una parte por el Congreso y otra por los propios jueces. El PP quiere sean los jueces quienes elijan a todos los miembros, para que tengan más independencia. Sánchez quiere ser él. Para ello va a presentar un proyecto de ley, o no sé si lo podrá hacer por Decreto, para que todos los dichos miembros sean elegidos por la mayoría del Congreso. Con todos los casos de corrupción pendientes le interesa asaltar esa altísima institución, algo que rechazan los jueces en su conjunto, y ocurrirá como hace cuatro años.

               Otra medida es intentar cambiar la Ley de Enjuiciamiento C. Según ésta son los jueces a quienes compete instruir las diligencias en todos los procedimientos. Sánchez quiere que sean los fiscales, a quienes se domina mejor. Insisto en que al Fiscal General del Estado lo nombra el Ministerio de Justicia, o sea, él. Según esta señora será algo que tampoco podrá conseguir.

               A mí me gustaría hacer reflexionar a la parte de sus votantes ecuánime, a la vista de todos estos hechos. Hay ya malestar entre lo más sano del partido, quienes desaprueban ese hiper liderazgo, que tomara esa decisión del teatrillo sin consultarla con nadie; que la misma Mª Jesús Montero, quien hubiera sido la presidenta si él hubiera dimitido, no supiera la decisión hasta un “minuto” antes de anunciarla.

               Las declaraciones de Alfonso Guerra hoy en el  The Times, son contundentes: “es cada vez más autócrata y está cavando su propia tumba”.

               Por su parte Felipe González, desde Chile, también ha ironizado sobre la “decisión” de Sánchez.

               Yo tengo la esperanza de que en un país europeo de cuarenta y ocho millones de habitantes acabe cayendo un “populista” platanero, que nos está llevando a la ruina: repasen nuestro endeudamiento. Lo malo será que en su caída arrastre a las honorables siglas.