Tuvo
mala suerte la II República. A los graves problemas estructurales que de
siempre venía padeciendo España, se unió la crisis económica mundial a causa de
la gran depresión del “veintinueve”. El Gobierno Provisional intento remediar
la situación por el paro, sin cobertura económica; en aquella primavera del
“treinta y uno”, sobre todo en Andalucía y Extremadura la situación era de
hambruna y auténtica explotación. Poco consiguió.
La
barquita republicana zozobraba en aquel mar de intereses contrapuestos, de viscerales
confrontaciones ideológicas; una de ellas, y no menor, fue la cuestión
religiosa. Azaña, gran intelectual y persona de buenas intenciones, se equivocó
en la redacción de una Constitución beligerante con la Iglesia Católica. Ya, en
mayo del “treinta y uno”, un encontronazo en Madrid en que, parece ser, hubo un
muerto de izquierdas, fue el pretexto para incendiar en toda España unos
veinticuatro edificios religiosos. Niceto Alcalá Zamora, católico
practicante, dimitió de su cargo de
Presidente en desacuerdo con el Art. 26 de la CE, tan anticlerical, aunque lo
volvió a retomar.
Ya
en los años “veinte”, se quejaba don Luis Calvo de que la ideología marxista
estaba, en Villalpando, apartando de la iglesia a la clase obrera; que se
estaban produciendo matrimonios por lo civil e, incluso, quedaban niños sin
bautizar, y los inscribían en el Registro Civil con nombres no cristianos: Armonía, Fraternidad, Arístides... Con la república llegaron los incidentes. Decían las nuevas leyes que
las procesiones, al ser consideradas manifestaciones públicas, deberían obtener
permiso gubernativo para su celebración. ¡Tú veras!: permiso para la procesión de la Purísima…;
debió ser al pasar por la plaza, un grupo de mujeres obreras se plantó delante
de las andas; las portadoras dejaron a la Virgen en el suelo y anduvieron a la
greña…
Otra
vez, también mujeres, salieron a tirar cantos al “Santísimo”, en la procesión
del Corpus.
Contado
directamente por los protagonistas, a los pocos niños de la Calle Olleros que
iban a misa, al pasar por la Puerta de Villa, otros niños les apedreaban…
“Las buenas
intenciones, los proyectos e inclusive la positiva gestión realizada desde el
poder, durante el bienio reformista, por el Gabinete presidido por D. Manuel
Azaña, chocaron con la coyuntura económica adversa (larga crisis económica de
1929), las convulsiones sociales: huelgas, paros, manifestaciones; la
legitimidad de la republica que cuestionaban los grupos extremistas:
monarquismo, falangismo, catolicismo combativo, en el extremo derecho y en el
izquierdo, cenetismo y comunismo. Y, además, como aditamento, el nacionalismo
Catalán y Vasco, insatisfechos con la vía pactada del Estatuto.
Esto
en el plano nacional. Fuera de nuestras fronteras el imparable ascenso de
Hitler y del Comunismo Soviético,
arrosiaban más la hoguera interior”
Ante esta situación a don Niceto no le quedó otro
remedio que convocar nuevas elecciones generales, para el 19 de Nov. de 1933.
“El advenimiento
de la república de forma inesperada en 1931 descolocó, desorientó y asustó a
las fuerzas conservadoras. Además, muchas gentes de ideología de centro derecha
en lo social y económico, eran sinceramente partidarias de la república, como
ruptura que acabara con todos los vicios del viejo régimen , y como esperanza del
triunfo real de la soberanía popular
El panorama
había cambiado en 1933. Las fuerzas de derechas se habían organizado, y
reorganizado de cara a estas elecciones, “cada oveja con su pareja”. Se deshizo
aquella amalgama artificial de la Conjunción Republicano Socialista: Agrarios,
Acción Popular, Republicanos Conservadores se unieron para concurrir juntos en
lo que llamaron “Coalición antimarxista”, y después CEDA (“Confederación
Española de Derechas Autónomas”).
Votaron, por primera vez, las mujeres. Nuestro censo
había aumentado más del doble, 1.526 votantes (las mujeres, que entonces no
fumaban, vivían más). La participación fue menor, 66’5 %, a causa de la
abstención de los anarquistas, y, a pesar de que un obrero villalpandino, (un
valiente, le resultó muy difícil al partido encontrar candidatos, porque los
patrones no les darían trabajo), Salvador Luna Alarma, quien lo pagó con su
vida, encabezaba la candidatura provincial por el PCE. En Villalpando, después
del de la capital, se había creado el primer “radio comunista” de la provincia.
Pues aquí, como en el resto de España, aunque no con
tanta diferencia, ganaron las derechas, la Coalición Antimarxista, con el 61%
de los votos escrutados. A las izquierdas les perjudicó su desunión.
Si con un gobierno, en el que predominaba el centro
izquierda, la conflictividad social fue grande, con el de centro derecha,
presidido por Alejandro Lerroux, apoyado por la CEDA, pueden imaginarse. El
episodio sobresaliente: la huelga revolucionaria de octubre del “treinta y
cuatro”, aunque sólo prendiera en Asturias.
¿Qué ocurrió aquí en aquel “treinta y cuatro”?.
Vayamos a la hemeroteca, para contar lo más significativo, aparte de otros
muchos rifirrafes.
“El Heraldo de Zamora, fecha 2 de junio
de 1934, extraemos la noticia: “Los
sucesos de Villalpando”. En la huelga de unos días antes, los tres “mozos
de año” de la "Viuda de Candidín" habían ido a la arada, si bien al Raso, para “no dar incienso”,
no provocar. Un grupo de jornaleros anarquistas fueron a por ellos (dos eran
muy jóvenes y el otro casi viejo) y les infirieron humillantes vejaciones.
Aquel 1º de junio, día del Corpus,
recién anochecido, ardía la hoguera de la octava de Santa María. Toda la
juventud del pueblo allí se congregaba para bailar al son del organillo y beber
limonada, que regalaba el mayordomo. Fue la ocasión aprovechada por los
hermanos de uno de los vejados para ajustar cuentas con los autores. Salieron a
ellos, cuando iban para casa en el arrabal. Malhirieron a dos, por el
sobreviviente, Marcelino Caramazana Fernández de 23 años ingresado en el
Hospital de la Encarnación en Zamora, sabemos que el otro agredido, y muerto a
las pocas horas, Francisco Gallego, “El Tano” era el Presidente de la CNT en
Villalpando, cuyo carnet le fue encontrado entre su ropa. Así se desmintió la
noticia, publicada en un primer momento de ser comunista, cuando en realidad era
anarquista. Este es uno de los muchos testimonios de la pujanza de la CNT en la
villa”.
Omito nombres; viven sobrinos,
nietos, incluso hijas, hijo de aquellos, entonces, muy jóvenes, “mozos” de la “Viuda”,
aunque no autores de la agresión.
Sí un curioso dato familiar: aquel día 2 de junio, Octava de Santa María, se casaron, con 18 años, mi tía Coral Alonso, con mi tío José Mazariegos, “China”, de 23 años, a quienes recuerdo con enorme cariño.
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